Hasta Asia en Marco Polo... con un pie en la cárcel ***AÑADIDO AL INDICE***

Iniciado por viano, Enero 13, 2011, 19:34:21 pm

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gustavo111

Cita de: vanvan en Febrero 06, 2011, 19:37:25 pm
Como el pais es tan grande lo hacen todo a lo bestia. He mirado las fotos del perfil de veronica de argentina y a la tienda de campaña la llama; la carpa.... jejejjeje


en pamplona te dicen carpa y te imaginas bebiendo cerca de la uni.... .meparto .meparto

Poniente

Con esta ansiada espera, se nos están  acabando las palomitas.
Vero ¡¡¡ x fa!!! mándanos unos baldes de esos pochoclos porque como esta espera se prolongue, ya mismo me quedo hasta sin uñas!!!  .panico .panico
Cuando se quiere algo, todo el Universo conspira para que esa persona consiga realizar su sueño

llumeta

No será pa tanto... :)

Esto es peor que la Sagrada Familia ;D

Tempus Fugit

ya me he comido hasta las uñas de los pies de los nervios de la espera. Ni con el nacimiento de mis hijos, vamos.
animo.

viano

Febrero 06, 2011, 20:58:14 pm #319 Ultima modificación: Febrero 06, 2011, 21:29:21 pm por viano
Bueno, chavales, con vuestro permiso vamos a ir apagando las luces y preparando los huecos en la sala.  Que vaya entrando la gente que falta... que en breve empezamos.

En este local está permitido fumar cualquier cosa, comer y beber de todo, criticar a sako y, por supuesto, disfrutar, que es la intención con la que lo hemos hecho.

Si alguno, además, saca datos o cosas que le valgan para hacer alguna visita o recorrido parecido por la zona, pues mejor aún.

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viano

Febrero 06, 2011, 20:58:56 pm #320 Ultima modificación: Mayo 16, 2014, 15:03:06 pm por viano




Por si alguno desea mayor comodidad para leer o imprimir el relato antes de que empiecen a fallar los mapas y fotografías en los servidores gratuitos, podéis usar alguna de estas cuatro opciones:


Leer el relato on-line con todas sus fotografías
Descargar el relato en PDF para leer off-line más tarde
Leer el relato on-line sólo el texto, sin fotografías
Descargar el relato en PDF para leer off-line más tarde, sólo el texto, sin fotografías



Pulsad sobre el icono elegido:






O, por supuesto, leerlo aquí en el foro:




Hasta Asia en Marco Polo... con un pie en la cárcel:

*imagen borrada por el servidor remoto

Os presentamos el recorrido más apasionante, extraño, accidentado y lleno de cosas raras que hemos hecho nunca. Y mirad que van ya historias por cuarenta y dos países. Pasen y vean:

Estadísticas generales:

- Alfabetos empleados: 3 (latino, cirílico y griego)
- Enlaces en hipervínculo a temas de interés: 1 087
- Fotografías insertadas: 698
- Videos: 28
- Mares visitados: 8 (Cantábrico, Mediterráneo, de Liguria, Adriático, Negro, de Mármara, de Tracia y Jónico)
- Divisas usadas: 6 ( euros, HRK kunas croatas, RSD dinares serbios, RON lei rumanos, BGN leva búlgaros, TRY liras turcas)
- Distancia recorrida 9 191 km (8 348 km por tierra + 110 km remolcados en grúa + 396 nmi por mar, es decir 733 km)
- Días empleados: 30
- Consumo medio de carburante: 14,2 l/100 km (tomando 1,40 €/l como precio medio en los surtidores)
- Países transitados: 12 (E, F, MC, I, SLO, HR, BIH, SRB, RO, BG, TR y GR), y van 42
- Ciudades visitadas: 71.
- Vehículo: Mercedes-Benz Viano Marco Polo 3.2 V6, versión 2004.
- Pernoctas acumuladas en esta furgo: 523 (en 6 años de antigüedad).


Con un sencillo cuadrante de Excel, ha sido muy cómodo tomar los datos de los gastos en el iPhone según se han ido produciendo y desglosarlos después:

Gasto total: 4 545,15 €, de los cuales son de...

- Gasolina de 98 octanos: 1 668,75 €
- Peajes: 310,35 €
- Aparcamientos vigilados: 46,70 €
- Comidas: 1 250,65 €
- Alojamientos: 213,75 €
- Averías: 336,85 €
- Multas: 41,40 €
- Pasajes de ferry: 224,00 €
- Varios: 452,70 €

Ya hacía un año que teníamos en mente el acercarnos hasta el mar Negro en invierno, cuando las hordas rumanas, turcas, búlgaras y ucranianas, manadas enteras de belenesestébanes benidorianas no acaparan aún las cálidas arenas de aquellas playas de oleaje tímido. Es el encanto de un mar interior.

El objetivo también tenía su guinda: nunca habíamos estado legalmente caminando ni rodando en suelo asiático porque un par de escalas en la zona de tránsito aéreo internacional de Singapur no eran en puridad estar en Asia.

En aquel diciembre de 2009 se nos había cruzado un ofertón irresistible e irrechazable que nos retuvo una quincena de las de no olvidar alojados en una planta 30ª con vistas al Chrysler en la calle 42 de la Midtown neoyorquina (> exactamente aquí). Así es que la cosa había que irla despachando: no se pueden tener los países benjamines de la Unión, como Rumanía o Bulgaria, a tiro de deneí y con los precios por los suelos y estar en casa engordando con turrón del Mercadona viendo absurdos informativos donde nos cuentan que el tiempo está fatal por Centroeuropa.

Que lo estaba, pero bueno, no importa. Croacia, por ejemplo, tenía declarado el estado de alarma, en vez de por los controladores aéreos como en España, por las gravísimas inundaciones de grandes ríos como el Sava. Y la región del Véneto, en el noreste italiano, no recordaba en cien años desbordamientos iguales.

Así es que descartamos la opción B, que era pasar un mes recogiendo en trescientos tubos de ensayo un poco de arena de las principales playas de las costas de E, GBZ y P desde Portbou a Hondarribia, el gran perímetro, y nos lanzamos al Ponto Euxino. Porque sólo se vive una vez.

Además queríamos introducir una novedad que no habíamos hecho nunca en una ruta tan larga: salpicar de tanto en tanto las pernoctas en la furgo con noches de hoteles reservadas on-line a bajísimo coste unas horas antes desde el teléfono móvil con la aplicación booking.com, que os queremos recomendar de verdad por su agilidad, sencillez y fiabilidad. Te desvela megaocasiones con descuentos de hasta el 70%. Eso nos daría algunas ventajas para lavar la ropa, duchamos a mayor confort en días muy fríos y darle mejor repuesto a cuerpos abatidos por etapas muy largas.

Igualmente sentíamos una irresistible curiosidad por ver de cerca sin el socorrido trasplante traumático del avión cómo se iban convirtiendo al Islam los lineales de los supermercados, las mesas a las que nos sentásemos y todo lo demás de las sociedades. Pero poco a poco: hoy con una salsa de yogur o unos dulces combinando miel, hojaldre y pistachos; mañana con una taza de retrete ya provista de chorrito interior; otro día con la fragancia del comino inundando un plato...

Sin apenas preparación ni documentación previa tomamos la decisión, nos hicimos con las cábalas para disponer de los días necesarios y pusimos el cerebro en modo esponja para aprender como niños que salen de excursión por primera vez.

En los medios nos dicen que Bosnia es un país destrozado por la guerra; que los serbios odian a los españoles porque Solana los mandó bombardear; que la Rumanía tras la era de Ceau?escu es un país complejo lleno de peligrosos gitanos; que terribles bandas de albano-kosovares organizados en mafias paramilitares te robarán la furgo en cualquier gasolinera... Pues casi nada de eso. No hay que creérselo todo. Recordad que son los mismos que sostienen que, por poner un ejemplo cercano, Euskal Herria es un país ofuscado, peligroso y agreste donde casi es imposible vivir.

Cuando decía Pío Baroja que el nacionalismo se curaba viajando no pudo dar a la humanidad mejor baño de luz antiprejuicios.

Y además, como el coleccionismo estimula las iniciativas, se nos ocurrió que una buena idea viajera podría ser proponerse conocer siempre al menos tantas naciones como años de vida se tengan: un país nuevo al año no hace daño, ya lo dice el refrán. Como uno de nosotros ya peina 43, pues andábamos con retraso: urgía hincar el diente a BIH, SRB, RO, BG y TR porque sólo habíamos estado en 37.

Como novedad en este relato, adjuntamos
408 puntos geolocalizados para los amantes del dato. Así en todo momento con un solo gesto podéis, pulsando enlaces como éste, (> exactamente aquí) llegar al lugar sobre el que se está hablando, recorrerlo, acercaros, alejaros, ver lo que hay alrededor, comprobar las carreteras... Y en todas las poblaciones donde está ya disponible podéis arrastrar el muñequito de StreetView para ver a pie de calle cómo es la vida en 3D.



La fotos, por motivos de peso, van en escasa resolución. Si a alguno le gusta especialmente alguna y la desea en gran calidad, que nos escriba pulsando aquí y se la mandamos sin problema.

Trataremos de ser extremadamente minuciosos con dos fines: para que el que quiera pasar por sitios parecidos tenga datos actualizados y para que si os lo leéis del tirón consigáis recrear la misma atmósfera y hagáis virtualmente con nosotros el mismo recorrido.

Bueno, vamos al grano. Así ha sido la experiencia. No olvidéis que únicamente es la manera de cómo hemos visto nosotros la realidad. Pero hay mil ópticas diferentes. Ésta es la nuestra, que seguramente ni es la más acertada ni desde luego tiene vocación de serlo:


*imagen borrada por el servidor remoto

Etapa 1:  lunes 6 de diciembre de 2010
Salamanca (E) - Donostia (E)

El reloj de la furgo marcaba exactamente las 17:06. En el balcón del primer piso, asomada con su hijo, la vecina más querida del bloque nos desea una feliz singladura y cuidadito con los rumanos.



Ignoraba como nosotros que habría de ser con mucho el mejor país del recorrido.

Antes de abandonar la ciudad llenamos el tanque de gasolina en el económico E.Leclerc y allí mismo la pasamos por el autolavado (
> exactamente aquí).

Una de las exiguas desventajas que conlleva vivir en Salamanca es que estamos un poco arrinconados para todo lo que no sea viajar por Portugal y España, y toca chuparse con resignación la soporífera A62 hasta el pirineo si quiere uno moverse por Europa. A mitad de ella, en el área de servicio de Villagonzalo, puerta de Burgos, nos damos el relevo (
> exactamente aquí).

Conducir mucho es como trabajar cara al público: no te vas a la cama ningún día sin nada que contar. La primera sorpresita nos aguarda en la incorporación de la NI sobre la AP1 en el término de Ameyugo (BU): la placa V20 de algún camión yace bastante desmejorada sobre la calzada justo encima de las marcas longitudinales que separan el carril derecho del central y da la sensación de ser algún balizamiento de obras (
> exactamente aquí). Si llegamos a ir a 120 km/h nos la comemos con pimientos y de postre llevamos el morro al chapista.

Pero el menú fue otro  -no creáis que mucho mejor-  más adelante, ya pasadas Gasteiz y las diez de la noche, en el San Román de la salida de Araia (
> exactamente aquí). De los pocos lugares que desmienten aquella gran verdad de que en Euskadi se come bien en cualquier sitio: pintxos malos de tortilla de patatas, por ejemplo.



La que sirven aquí la podéis hacer en casa cuando queráis que algún conocido no os vuelva a visitar: cocéis unas patatas y las echáis a la sartén mientras cuajáis una francesa. Queda tan deliciosa como los horribles pastelitos marca Búlgaros (¿puede haber mejor premonición al comenzar un viaje a Bulgaria?) que compramos en la tienda al salir. ¡Ah!, también pillamos un poco de lotería de navidad con los dos eurillos de recargo habituales por acercarte (acaso) la suerte al sitio por el que uno pasa.

Al tomar la curva de entrada de la NI en Olaberría (
> exactamente aquí) nos percatamos de lo global que está desenvolviéndose el fenómeno de los megabazares maxi chinos: sólo queda ya abrir uno dentro de La Alhambra.

Al llegar a Donostia nos apercibimos de un error de bulto: nos hemos olvidado de pedir a la chavala de la aseguradora del coche que nos mande la carta verde relativa al recibo de este ejercicio de la prima. Y sin ella, a los ojos de cualquier poli allende el Bidasoa, el recibo de la guantera vale lo mismo que una etiqueta de anís del Mono y seremos una caja metálica circulando sin seguro.

Así es que ponemos el huevo en el paseo de Miramón,



en la tranquila soledad del aparcamiento de la plaza de toros (
> exactamente aquí) y escribimos un mail a la susodicha pidiendo al mismo tiempo al dios de las bandejas de entrada que lo lea prontito en cuanto abra la oficina por la mañana.

Con ese deseo nos dormimos tras disfrutar de unas últimas horas de cena y hogar, y de un garbeo por el barrio.








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viano

Febrero 06, 2011, 21:00:44 pm #321 Ultima modificación: Febrero 12, 2011, 22:43:37 pm por viano
*imagen borrada por el servidor remoto

Etapa 2:  martes 7 de diciembre de 2010
Donostia (E) - Ayguesvives (F)

Como los olvidos nunca vienen solos, además de fumarnos la carta verde, nos hemos dejado en el tintero las tarjetas sanitarias europeas. O, mejor dicho, los documentos provisionales que las sustituyen hasta que nos las entreguen. Y para más INRI son de marcas distintas: una, por pertenecer a una mutualidad de funcionarios, es de una clase y la otra, del régimen general, es diferente.

Así es que nos hacemos hacendosos vecinos del barrio de Amara por unas horas y, como si fuera un día normal de papeleos en nuestra ciudad, nos armamos de optimismo y nos proponemos con Larra que nos digan lo menos posible vuelva usted mañana.

Cuando bajamos de la plaza de toros, como si una siniestra pitonisa Lola supiese adónde dirigimos los pasos, nos impacta otra premonición escrita en caracteres enormes gritando desde un muro: RUMANOS GO HOME (> exactamente aquí). ¡Vaya!: parece que los malos se han venido todos para acá.

La cosa empieza bien cuando Blanca, nuestra aplicada agente de seguros, al otro lado del auricular nos confirma haber hecho ya los deberes: no sólo a estas alturas se había leído el correo de anoche sino que ya estaba a un clic de enviarnos el documento en un PDF a nuestra cuenta. Así da gusto: calidad y eficiencia teutona por el mismo precio.

Otro tanto nos ocurre en la delegación provincial de MUFACE de la calle Catalina de Erauso (> exactamente aquí): dos funcionarias simpáticas  -valga la paradoja-  en dos meneos de teclas nos entregan un talonario de recetas y el famoso CPS, el documento que en unos meses saldrá de su crisálida feota de DIN A4 y tomará la grácil forma del tamaño crédito para acomodarse en las carteras del españolito viajero.

A partir de ese momento toca echar monedas para la TAO, que es como se llama a la ORA en euskara, aparcar bien la casita con ruedas y olvidarnos de la doble fila. Así aprovechamos para darle a la tortilla de patatas (esta vez cojonuda) y a los cafés con bizcochos de casa. De casa Maskato,



en el 39 de José María Salaberria (> exactamente aquí). En la administración de al lado otro décimo para el día 22 por si acaso.

Luego a repartirnos el curro: mientras uno se va a la plaza de Pío XII (> exactamente aquí) a conocer a la otra remesa de funcionarias de la peña del INSS, otro se las ingenia para que la carta verde tenga el aspecto verde que se espera de ella.



En la oficina de MUFACE fueron encantadores y se ofrecieron a imprimir el documento si fuera necesario, pero, aunque finalmente lo hicieron y se lo agradecimos, realmente no hizo falta porque la encargada de la librería Ulises 



-de nuevo otra metáfora premonitoria de nuestra Odisea de treinta días-  (Amezketa 7) (> exactamente aquí) nos hizo la vida muy fácil vendiéndonos los folios de color verde y dejándonos su propio ordenador de la trastienda y su fotocopiadora para abrir e imprimir el correo de la aseguradora. Y allí dejó solo a un perfecto desconocido rodeado de los paquetes de monedas para los cambios mientras ella seguía atendiendo al público. Con total confianza y amabilidad. Así da gusto.

Hecho todo ello, nos adentramos en el atasco navideño-compulsivo que tocaba con su varita incluso a los accesos al aparcamiento subterráneo del Boulevard (> exactamente aquí). Allí entraba un coche



cada vez que la boca contraria vomitaba otro lleno de pedidos de Papá Noel. Y allí la acomodamos donde apareció un huequito.

Algunos metros por encima, el mercado de la Bretxa tenía todo a punto



para la mejor quincena de ventas del año. Nosotros sacamos algunas fotos y compramos galletas de vainilla para matar al gusano que siempre renace de sus cenizas.

El lema cambiante de la fachada del Kursaal venía a decir aquel día más o menos que todos a una con el euskara



mientras echábamos un vistazo a los destrozos del último temporal en fachadas





y en el propio paseo Nuevo (> exactamente aquí).

Es un poco para turistas, pero era la tercera vez que lo intentábamos. Unas veces porque estaba petao de gente, otras porque estaba cerrado... El caso es que nos apetecía poteo por la parte vieja



en A fuego negro en el 31 de 31 de agosto (> exactamente aquí). Así es que aprovechando que aún se podía uno arrimar a la barra fueron desfilando por ella las bolitas que veis de regaliz, txangurro y aguacate;



mini hamburguesa MacKobe; merluza a la romana y tortillas de toda la vida; y la creativa tosta de la imagen hecha de merengue de cereza con chicharro y queso de oveja. El precio lo peor.

En el paseo descubrimos alguna atrevida chimenea (desde la calle Kanpartegi),



reivindicaciones de que se emplee bien el dinero de todos



y también un bonito Chillida



(precioso como el resto de la obra que habíamos visto este verano en el recién clausurado Leku) dentro de la iglesia de Santa María,



que ya andaba cerrando, y luego bajamos el tapeo subiendo por primera vez al castillo





del Urgull (> exactamente aquí).

Allí hablamos un rato con un buen amiguete donostiarra, forero de esta casa, al que por falta de tiempo no pudimos cumplimentar como es debido.

A unas caseras de Hernani les hicimos la compra de frutas



y verduras (> exactamente aquí) entre las que destacaban por su frescura estas vainas ya despuntadas y deshilachadas



que resultaron tiernas de verdad horas después al salteado.

En el rincón furgoperfecto del Araso Industrialdea de Irún



nos dimos una ducha confortable al pie, como veis, del monte Jaizkibel



antes de un buen rato de relax (> exactamente aquí). Éstos sí que son polígonos industriales integrados en el entorno.

Luego el repostar baratito en el Alcampo (> exactamente aquí), el reponer agua



y niveles de aire en los neumáticos y un poco del socorrido McAuto (que nos comimos de nuevo en Araso ante un poco de mosqueo del vigilante) nos despidieron de España por las A63 y A64, donde un camión iba meciendo su V20 de la simpática manera que se ve en el video:



En el área de descanso de Haut de Départ, en el término de Orthez (> exactamente aquí) nos echamos un buen rato en la cama y luego mientras uno conduce un montón de kilómetros hasta el peaje de Lestelle, el otro va redactando un artículo para el periódico de la asociación de antiguos alumnos de bachillerato a propósito del encuentro que habíamos tenido días atrás para celebrar los XXV años de haber terminado COU en 1985. Era una petición urgente de un buen amigo y había que darse prisa.

Bendita internet que facilita tanto las cosas.

La niebla y sus faros del sentido contrario nos putean de lo lindo entre Tarbes y Toulouse pero, oiga, con las gafas amarillas de REVEX se sobrelleva mucho mejor.



En el complejo comercial de Muret-Toulouse (> exactamente aquí) no conseguimos chupar de la tetina de la WiFi del McDonald's ni tampoco pagar la gasolina con una de las tarjetas de crédito, la platino del banco MBNA, que no sólo es gratuita sino que te pasa las compras sin intereses ¡al mes y medio!, un lujazo en estos tiempos. Al final, la VISA de ING Direct consigue doblegar a la maquinita 24 horas del surtidor, porque en cuanto sales de España cuesta horrores ver una gasolinera de noche donde lata algo de vida.

Tras un paseo panorámico para ver las novedades de la capital del Mediodía, como este futurista centro de investigación oncológica,





el Cancéropôle, levantado (> exactamente aquí) sobre parte de la zona cero de AZF, al lado del gran cráter originado por la explosión,



y sin encontrar ninguna conexión abierta por el barrio de Empalot, nos retiramos en la A61 en un rincón (> exactamente aquí)  cerca de los baños en el área de Ayguesvives (así amaneceríamos)



a la vera del canal insignia del país.
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viano

Febrero 06, 2011, 21:01:18 pm #322 Ultima modificación: Febrero 07, 2011, 02:18:34 am por viano
*imagen borrada por el servidor remoto

Etapa 3:  miércoles 8 de diciembre de 2010
Ayguesvives (F) - Roudaï (F)

La vida suele latir por las mañanas y esto incluye en las áreas de descanso un ejército de hormiguitas al mando de sus maquinarias limpiaváteres, vaciacontenedores y cortacésped. Cuando terminaron, todo quedó de nuevo en soledad. En limpia soledad. Es genial evitar el verano.



Pero bueno, la parte más positiva resultó ser tener el WC de minusválidos (con sumidero de suelo) perfectamente limpio para la ducha caliente colgante



que ya conocéis por este brico.

Luego un cappuccino caliente (de Nescafé) y algo de lectura en la furgo nos aúpan a la realidad de un bellísimo y otoñal canal de Midi frío y húmedo que no impedía sin embargo que este Sandokán local sin camiseta



se curtiera la piel dando gritos sorpresivos a la gente que se cruzaba por el camino de sirga a 9ºC.

El paseo consistió en llegarnos hasta la doble esclusa







de Sanglier (> exactamente aquí), que ha sido restaurada y mecanizada de nuevo siguiendo un escrupuloso plan de cantería para reproducir el original dañado manteniendo la apariencia diferencial



que marcan las leyes de Patrimonio. Vimos pescadores, caminantes, ciclistas sin fin y estos bonitos efectos de un otoño



que arrinconaba ya los últimos estertores de su existencia.

Un poco del making of de la foto



antes de volver a la sosegada y bien dotada área



y a la tranquila autopista que nos puso en un rato en el área Belvedere de la Cité (> exactamente aquí), la que ofrece amplias panorámicas de Carcassonne,



ese Exin castillos hecho ciudad.

Un rico arroz con vainas y café con galletas,



y otro empujón al itinerario hasta el área de Vinassan, en Narbonne, donde el que gusta más de tragar millas por autopista tira la toalla y cambiamos de chófer.

Mucho tráfico implacable de frente, molesto incluso con los filtros, nos obliga a hacer pequeños altos en el camino. Alguna desventaja tenía que tener nuestra costumbre de dormir más o menos de 3 a 12 y conducir de tarde y, sobre todo, de noche.

En el aparcamiento del área de Loupian una furgo pescadería-freiduría (> exactamente aquí)



pone la nota mediterránea; en la de Gigean (> exactamente aquí) algo de relax y un poco de melancolía viendo languidecer ya casi sin uso las viejas cabinas,



mientras suena en la radio la canción más oportuna posible: aquello de que el video mató a la estrella de la radio... En este caso, el asesino fue el móvil.

En la estacón de peaje Montpellier II (> exactamente aquí) les cortaban el rollo con un control de los guías caninos de la Gendarmería a los automovilistas que circulaban veloces por las entradas reservadas al sistema viaT. Nosotros, que íbamos por la calle con colectores automáticos de monedas, no fuimos elegidos y pasamos de largo camino del aparcamiento del McDonald´s del enlace sur (> exactamente aquí). Allí cenamos un poco usando por primera vez el sistema de autopedidos Easy Order que ahorra colas, evita malentendidos y agiliza el servicio. Mirad en el video qué maña tenemos ya:



La WiFi del local alargó la sobremesa que hilvanamos con una visita al centro comercial Géant de enfrente y otra a la cercana localidad costera de Carnon donde nos desconectamos del agobio rutero por la zona de Vieux Village y dimos un paseo por el borde del Mediterráneo (> exactamente aquí) escuchando la inolvidable melodía de Mondo Cane que los más viejos recordaréis también como primera sintonía de aquel Sábado Cine de TVE.

Al retomar la autopista A9 repostamos barato de nuevo en el hipermercado Géant (> exactamente aquí) y condujimos hasta el área de descanso de Roudaï en Flassans sur Issole (> exactamente aquí) picoteando en marcha de lo que había por la nevera.

Lo bueno de estas áreas de descanso es que no son nada peligrosas en invierno porque están muy poco frecuentadas y se respira mucha paz en la parte más boscosa. En ella nos apartamos avanzada la madrugada.
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viano

Febrero 06, 2011, 21:01:53 pm #323 Ultima modificación: Febrero 07, 2011, 12:00:34 pm por viano
*imagen borrada por el servidor remoto

Etapa 4:  jueves 9 de diciembre de 2010
Roudaï (F) - Piacenza (I)

La ducha colgante calentita de la mañana no pudo ser en WC de minusválidos porque en esta área de Roudaï lo único que había eran cabinas con taza turca (de nuevo otra premonición sobre nuestro destino final), pero fue igualmente placentera tras exprimirse en la furgo unas cuantas naranjas al momento y reactivarse con los cafés, a los que siguieron inevitables trabajos de intendencia preparando la próxima lista de compras y dando un buen aseo a alfombrillas, escalones y moqueta que ya pasaban del límite de hojas y barrillo.

La pausa siguiente, aprovechando las bonitas panorámicas de Cannes que se divisan desde la zona aterrazada (> exactamente aquí), la hicimos en la espaciosa área de descanso de la A8 en Piccolaret, en la que se nos advierte de estar alerta contra los robos porque una parte de la culpa siempre la pone uno mismo,





y un poco más tarde ahorramos unos céntimos por litro repostando en el E.Leclerc de la avenida Gustave Eiffel (> exactamente aquí), donde además tuvimos que hacer un poco de cola para lavar la carrocería con vergüenza ante tantísimo Maserati, Lamborghini y Porsche a los que ya nadie daba cera porque brillaban más que el sol.

Impresionante el cuidado con el que miman sus juguetes estos adinerados ciudadanos de la Costa Azul. Mientras esperamos, suena en la radio esta graciosísima versión en francés del Soy un truhán de Julio Iglesias que nos arranca una sonrisa retrotraída a los festivaleros setenta.

La llegada al Principado de Mónaco, adonde acudíamos por cuarta vez, fue de todo menos tranquila porque con lo que te obliga la fuerte pendiente y la luz cegadora del sol al salir de los túneles, nos saltamos el primer semáforo en rojo en el cruce con la carretera de La Turbie (> exactamente aquí). Ya sabéis: de esas veces que si frenas en seco es peor porque te quedas clavado en mitad de la intersección y encima da lo mismo porque ya te lo has saltado igualmente.

Nos vamos derechitos al aparcamiento del Museo Oceanográfico (> exactamente aquí) porque resulta más cómodo que andar volviendo cada dos horas a reponer monedas a la maquinita, pero no nos dejan entrar en el de autobuses (no sabemos por qué, porque estaba casi vacío) ni tampoco podemos meternos en el de turismos porque tiene el gálibo limitado a 1,85 m. Así es que toca dar peligrosamente la vuelta e intentar la zona azul a pelo en la calle más tranquila que conocemos que es donde hemos dormido alguna vez: junto al último edificio de la avenida de la Quarantaine (> exactamente aquí), unos metros antes del túnel, frente a la escuela primaria.

Como pasan unos instantes de las cuatro de la tarde, a las puerta del cole megaprivado una legión de todoterrenos y crossovers de alta gama (ideales de la muerte para la red de caminos de tierra que pueblan el diminuto país) forman una selecta doble fila, pero doble fila al fin y al cabo. Así es que uno se apea, le echa morro y toca la ventanilla de cristal doble de uno de esos ejecutivos trajeados en funciones de padre sobre claras tapicerías de vacuno y le dice que nos gustaría estacionar correctamente en el sitio de la ORA que aristocráticamente nos está taponando.

De mala gana se aparta un poco aprovechando que la enjoyada madre de delante deja la doble fila con unas niñas aprendices de Carmen Lomana camino de algún selecto chalé para hacer los deberes.



Cuando terminamos de maniobrar, recoger nuestras cosas y vamos a dar de comer al voraz parquímetro, ya no queda ni rastro de la escena anterior y las últimas aulas del colegio apagan sus luces poco a poco.

Pues eso: como hay hambre, nos subimos las cuestas arboladas



hacia el promontorio, bien abrigados porque, como dicen los canarios, la ralentá empieza a caer; comprobamos que puede decirse con toda propiedad que Mónaco está en un marco incomparable...



y pedimos un plano callejero en el cuerpo de guardia



de lo que en cualquier pueblo sería el despachito de la policía municipal del ayuntamiento y aquí tiene el grandilocuente nombre de Ministerio de Estado y no falta ni la foto del jefe por todas partes (> exactamente aquí). Lo que arman para no llegar ni a dos kilómetros cuadrados de finca.

Como parece ser que por su profesión debe de gustarle ya oficialmente la carne y el pescado, el anunciado bodorrio con la señorita zimbauense Charlene Lynette Wittstock, a la que aupará al estatus de Alteza Serenísima, previsto para este próximo nueve de julio, puebla por todas partes escaparates y vitrales.



En algún garaje, quizá para evitar que vuelvan a chocarse al bajar la rampa, o para prevenir robos... este vecino ha hecho en su parcela una curiosa fusión entre plaza abierta y cerrada.



Al pasar por las tiendas, los muñecos se animan por sensores de proximidad y provocan una sonrisa:



A esas horas, a falta de comederos decentes donde plantarse, tras unas compras de recuerdos (esos imanes que acaban por las neveras de la familia) nos sentamos en el desierto Snack Gaetano, decorado con los dos colores nacionales,



en el 27 de Comte Felix Gastaldi (> exactamente aquí), regentado por un simpático siciliano casado con una rumana, quien nos asegura que son tales las carreteras dacias que él cada vez que va tiene que cambiar alguna rueda. Y nos advierte de lo peligroso que es circular de noche porque como el alumbrado de cruce es tan corto no puede uno ver a tiempo los socavones que se le vienen encima.

Vamos digiriendo estas advertencias con el pollo empanado recalentado que nos sirve y pegamos la hebra un rato con él. Un buen tipo. Trabajador y limpio. Mientras almorzamos, cae el ocaso.

Un largo paseo por Palacio



y las preciosas vistas del puerto con su enorme noria, que de canto parece una langosta surgida del mar,



nos avivan las ganas de perdernos por el mercadillo de navidad (> exactamente aquí), salpicado de decoraciones cursis protegidas de las inclemencias y del vandalismo por ampollas hinchables.



Así es que volvemos un momento a la Marco Polo a poner ticket hasta la hora límite (las 19.00) y a patear el mercadillo de navidad, donde había instalada una pista de patinaje municipal



y un stand con esta joya clásica:



Y no sólo a patear sino a comprobar lo empalagoso que puede resultar, a pesar de lo rica que está la Nutella, tomarse un vasito de ella en caliente, como la que manaba de la fuente que veis en este video, con churros azucarados. Una bomba para el estómago.



Los soportales de la ciudad-estado lucen desde preciosos Lotus hasta sofisticados escaparatismos (el del centro son ¡todo perlas!). 





Nunca habíamos entrado en la caverna subterránea de la estación central,



que une a los monegascos con Cannes-La Bocca y Ventimiglia cada quince minutos. Con un transporte público de esa calidad no merece la pena tener coche particular. Los ascensores nos subieron hasta la avenida de la princesa Charlotte y a la altura del 35, con un frío negro,  nos paramos un rato a despachar cosas pendientes en internet (> exactamente aquí). Luego un baño de la más selecta decoración navideña del planeta, verdaderamente subyugante. En serio. El árbol de navidad central tenía iluminación cambiante y sus proyectores también estaban resguardados de las inclemencias con burbujas ventiladas.





Por allí, frente al Casino, aparte de gentiles aparcacoches colocando automóviles de gama alta,





andaban también, por ejemplo, el camión ganador de Antonio Albacete con CEPSA/MAN.



Los triunfos deportivos españoles no nos dejarían en paz en todo el viaje.

En las oficinas de las multinacionales, también los empleados meten una lechuga entre col y col. Estos dos estaban jugando con una aplicación del iPad encima de la mesa.



Cuando por fin recuperamos calorías con la calefacción de la furgo, que había quedado ya en soledad,



pero bien céntrica, junto a la curva de La Rascasse (
> exactamente aquí), donde se honra la memoria de tantos pilotos,



dimos un garbeo panorámico por la ciudad; pasamos por la linea de meta en el puerto, ya casi borrada (
> exactamente aquí);



paramos unos minutos de nuevo en la WiFi de antes y, ya puestos con el tema, grabamos este video de la curva Hairpin (
> exactamente aquí)



del circuito de velocidad:



Abandonamos el principado por el acceso norte y paramos un segundo (
> exactamente aquí) a comprobar un problema con el agua congelada en la zona de los lavafaros, y uno de nosotros se da el palizón a conducir desde los primeros túneles de la autopista Dei Fiori hasta la entrada de la ciudad italiana de Piacenza.

Aquí el video del crítico instante de entrar en Italia entre dos túneles de la Autostrada dei Fiori:



En la frontera de Ventimiglia (
> exactamente aquí), nada más subirse la barrera del peaje, hay un control de los carabinieri,



pero están a sus cosas, pasamos el peaje y no se fijan en nosotros.

En un principio, la idea era pernoctar en el aparcamiento del Auchan, pero el puente sobre el caudaloso Po está cortado por obras (
> exactamente aquí) y es imposible atravesarlo sin dar una vuelta de órdago. Nos cruzamos con un gato pardo por la izquierda. Los desiertos barrios que vamos probando, entre ellos el de Santa María di Campagna,



tienen regulado el estacionamiento y eso no sería nada cómodo para por la mañana. Total: que acabamos en el moderno polígono industrial de la carretera de Gragnana (
> exactamente aquí) donde se cruza con la circunvalación, la Tangenziale Sud. Justo al lado del bar de diseño Piccola Cucina, junto a un edificio en obras que parece abandonado.
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viano

Febrero 06, 2011, 21:03:20 pm #324 Ultima modificación: Febrero 07, 2011, 12:40:54 pm por viano
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Etapa 5:  viernes 10 de diciembre de 2010
Piacenza (I) - Lido di Jesolo (I)

Lo ideal para las duchas es encontrar una zona preferentemente en configuración, como dicen los franceses, cul-de-sac, en callejón sin salida y, si es posible, con un sumidero en ese fondo. Así, al ducharse en la zona de la puerta lateral, la propia furgo nos sirve de escudo para ser discretos y no se llama la atención con el agua caída en el suelo.

Pues esas virtudes estaban bien representadas en la zona donde habíamos dormido



con la ventaja de que un tibio sol había hecho previamente el delicioso efecto invernadero (tan desagradable sin embargo en los amaneceres de verano) para poder desayunar bien entonados los zumos y cafés y un poco de muesli, ese saludable invento que contrarresta perfectamente el desagradable síndrome del estreñimiento del viajero.

Mientras nos relajamos un poco entre los sacos antes de reanudar la marcha, en la calle de enfrente un utilitario de color blanco hace unos sonoros frenazos y derrapes, confirmando una vez más que el genoma humano y el de la mosca del vinagre, efectivamente, se parecen un montón.

Un paisano nos informa de que el centro comercial más apañao de la zona es el Carrefour Farnese (> exactamente aquí) y por allí nos dejamos caer



para rellenar alacenas. Encima resultó ser un sitio bastante seguro porque al volver nos dimos cuenta de que había quedado una ventanilla abierta y por allí estaba todo en orden.

En el aparcamiento pudimos comprobar cómo un utilitario puede ser perfectamente coche de currar de cualquier electricista o fontanero si se instala en la baca un tubo contenedor con tapa y cerradura.



En el lineal de los champús nos fijamos en el precio de los Fructis con una sonrisita malévola



acordándonos de los relatos de viajes (> Quimcrisviatges) de una amiga catalana (un petó molt gran, Cristina) que tuvo la ocurrencia de comparar los niveles de precios de las distintas regiones que visitaba con su chico basándose como patrón universal en el de ese botecito verde jardín

Esa mañana todo nos hace gracia. Desde que la costumbre sea ir pasando los huevos al sistema métrico decimal,



o las nuevas latas de Coca Cola altas y estrechas,



hasta la manera de llamar a los probadores en las tiendas de ropa:



Cuando nos disponemos a reponer el agua del depósito vemos con estupor que en las gasolineras hay máquinas de monedas llamadas Aqua Camper. Vamos, que nos tienen en el punto de mira del negocio hasta para usar la manguera.

Lo que sí nos gusta  -y en eso estaría bien que aprendiéramos en España-  es que cuando las estaciones de servicio están cerradas a mediodía o de noche, el precio del carburante baja un 8% por el mero hecho de pasar al modo autoservicio. El indicador del monolito ponía que nos iban a cobrar a 1,51 € el litro de sin plomo de 98, y al empezar a echar se cambió el display del surtidor a 1,40 €/l: genial.



Y muchas tienen además de ranura para tarjetas de crédito otra para leer billetes de banco, como la Agip que usamos (> exactamente aquí) en via Emilia Pavese frente al hotel Idea.

Con la compra colocada, incluyendo ricos panettone que hoy engrosan ya nuestro panículo adiposo, nos decidimos a conocer el centro de la ciudad por cuya variante habíamos pasado unas cuantas veces en otros viajes.

Paramos unos minutos en Porta Borghetto, uno de los lienzos de muralla mejor conservados,



y, a falta de aparcamientos subterráneos modernos con sus tickets, barreras, suelos pulidos y números de colores diferentes según sectores, nos toca aparcar simplemente en la zona azul de viale Risorgimento



frente al imponente Palazzo Farnese (> exactamente aquí), que alberga un museo y un archivo estatales.

El paseo por Camillo Cavour es un relajado ambiente de viernes a mediodía que desemboca



en piazza Cavalli, el centro neurálgico donde hay instalado un provinciano mercadillo navideño (> exactamente aquí) bajo los curiosos relojes astronómicos.



Allí hicimos de todo un poco: desde comprar un mechero tamaño festival,



hasta entrar en la librería la Feltrinelli



o en la basílica de San Francesco donde se votaron los primeros acuerdos que dieron lugar en 1847 a la anexión del Piamonte, que culminaría en 1870 con la unificación de toda Italia tal y como la conocemos hoy.



El callejero de la ciudad es toda una lección de  historia contemporánea porque, aparte de la que se ha citado referida al gran artífice Cavour, esta basílica está unida con la catedral, que encontramos cerrada,



por la calle 20 de Settembre, donde estuvimos un rato conectados a internet, fecha mítica de la conquista de Roma que culminó el proceso de creación de la Italia moderna.

Para más recochineo antitético de destilados de quintaesencias nacionalistas uersus glorias unificadoras, por las calles se distribuye gratuitamente el diario Il Corriere Padano,



un bonito guiño a las reivindicaciones separatistas de la Liga Norte. A este país no hay quién lo entienda.

Como ocurre en todo el norte, la bicicleta está bien integrada como sistema sostenible de transporte a cualquier edad.



Cuando volvemos a conducir camino de la autopista nos sorprende un atasco en la zona de la estación de ferrocarril (> exactamente aquí), así es que en el primer resquicio cambiamos de sentido y alcanzamos la salida hacia la A4 por otro camino un poco más largo pero con circulación fluida.

En el área de descanso de Nure sud (> exactamente aquí) nos paramos a almorzar en la furgo. Seguimos otro poco más y nos tomamos los cafés en el Autogrill de la de Cremona Sud (> exactamente aquí). El caso es tener una excusa para descansar y hacerle caso a la DGT.

Una vez en Verona adonde accedimos por el enlace oeste, aparcamos en la tranquila Nicolò Giolfino, junto a la estación ferroviaria de mercancías (> exactamente aquí), nos afeitamos tranquilamente e hicimos un poco de vida probando lo bueno que ofrece la ciudad.

A la salida, sin más imaginación que la que ponen en Bizkaia los de El Corte Chino del centro comercial Artea, vemos la versión veneciana



de El Corte Inglés (> exactamente aquí):

De vuelta en la autostrada, paramos en el área de servicio de Torre de Quartesolo (> exactamente aquí) a hacernos con la guía roja de Italia y el mapa actualizado de Europa,



ambos de ediciones de viaje Michelin, por ir aquilatando recorridos por los países que todavía no nos aparecen en los DVDs del navegador, como Rumanía, Bulgaria y Turquía. En la negrura de la noche vemos por primera vez un camión serbio.

Como ya pasaban unos minutos de la medianoche, telefoneamos a un buen amigo a Salamanca para desearle feliz cumpleaños y conseguimos desbancar en el ranking a la novia, adelantándola impunemente.

La bella y serenísima Venecia dispone de una burda, grisácea y sucia antesala llamada Mestre, la peor tarjeta de visita que puede tener uno de los destinos más apetecidos del orbe. Por allí nos equivocamos de glorietas e hicimos un indeseado pero curioso recorrido por el fétido polo industrial que refina lo negro en negrísimo y vierte sus infectas cloacas a la laguna.

Como el ser humano es un animal de costumbres fijas, y más vale lo malo conocido, en la intersección de via delle Industrie con Antonio Pacinotti (> exactamente aquí), en el mismo sitio donde años atrás habíamos estacionado por la noche nuestro viejo Renault 21 para visitar la magia de los canales con las bicis, nos pusimos el último capítulo de Aída para reírnos un rato mientras cenábamos en la furgo.

En los viajes largos, sobre todo si no eres millonario y tienes los días contados, se presenta siempre un eterno dilema: por un lado te revolotea un angelito blanco que te dice: ya que estás, aprovecha, que igual es la última vez que vienes; por el otro, un demonio con cuernos y risita pérfida asegura tajante: no te va a dar tiempo y te va a tocar volver a casa por el sistema de camas calientes.

No cabe duda de que en realidad nunca repites visita porque un lugar siempre es diferente por mil veces que lo frecuentes. Cambia la gente, la luz, la hora, las obras, las casualidades, las ocasiones... siempre ves algo nuevo. Pero cuando te apetece ver con tus ojos algo lejano, las paradas intermedias ya probadas tienen que quedar en un segundo plano.

Cuando vinimos en nuestro anterior tour por Croacia, ese decorado artificial, cazaturistas de crucero y meca del derroche sin sentido de los ricos muy ricos al que llamamos Venecia, pues nos resultó sobrecogedor. Con lo difícil que es sentarse siquiera en una terraza de la plaza de San Marcos, nosotros lo hicimos en aquella ocasión en voluntaria soledad, helando y a las cuatro de la mañana. El diálogo perfecto con la arquitectura. Hombre y obra frente a frente.

Hoy hemos avanzado por el puente della Libertà con la furgo mirando las aceras por las que rodamos entonces en bici y nos ha caído un velo de nostalgia al tiempo que lo hacía una bruma densa, congelada y húmeda, de las que se te meten por debajo de la ropa.

De ese entumecimiento salimos inmediatamente con las luces y destellos azulados



de las asistencias que señalizaban este accidente e tráfico (> exactamente aquí) en medio del estrecho cordón umbilical que nos iba acercando al piazzale Roma. Un alcance, seguramente:

En vez de ser fagocitados por los voraces y carísimos aparcamientos del Tronchetto o de la propia plaza,



como es temporada bajísima, nos pusimos directamente



donde quisimos (> exactamente aquí) junto a la estación del vaporetto.



Y, mira por dónde, ni en las más atrevidas conjunciones planetarias de nuestros sueños hubiéramos podido imaginar que en la cola de la taquilla



hubiera un tío con una vaporetta. Los guiños de la vida son así.

Pues nada: le hicimos la visita del médico a lo que más nos interesaba, la nueva y polémica pasarela de Calatrava,



que nos resultó útil de verdad para conectar esta entrada con la estación ferroviaria. Es realmente grácil, bella y minimalista: acero, mármol travertino, vidrio laminado... y un montón de sal por todas partes para que la gente no resbale con el hielo.

Descubrimos también que el no siempre querido arquitecto firma sus obras con la cruz de la orden militar de Calatrava. Como uno de nosotros tiene toda la familia en Almagro, pues la cosa nos impactó doblemente.

Al lado mismo del canal Grande hay también rincones sórdidos, llenos de suciedad...



El frío es intenso, como atestigua el vehículo que nos precede



que vimos al pasar (> exactamente aquí).

De vuelta hacia tierra firme somos adelantados por un vehículo a gran velocidad. A los pocos centenares de metros, el coche de las prisas se encuentra parado junto a una patrulla de carabineros, pero en actitud informal. No parecen estar siendo multados sino más bien ser compañeros en servicio de paisano en amena conversación.

En los pórticos de señalización variable (> exactamente aquí) se pide constantemente



un par de euros de colaboración para ayudar a los damnificados por las inundaciones que habían asolado la región del Véneto el mes anterior. El sistema es muy cómodo: sólo hay que mandar un SMS, aunque no dicen si se puede hacer en marcha o hay que pararse en el arcén...

Con tanto frío se nos ocurre que la mejor opción va a ser dormir en alguna playa del Adriático, así es que, tras pasar en otro juego de palabras con la Marco Polo por el aeropuerto Marco Polo, dejamos la autopista a la altura de Noventa di Piave, donde no encontramos WiFi en el hotel homónimo pero sí una Agip automática para repostar (> exactamente aquí), y, sin darle importancia al inquietante cruce de un gato negro en San Donà di Piave, tocamos un palito de madera que llevamos ad hoc en la consola central, y nos aparcamos a las cinco y media de la madrugada en el callejón sin salida Nicolò Orsini (> exactamente aquí) del Lido di Jesolo, la playa en la que las agencias suelen acoplar los paquetes turísticos económicos que van a Venecia. O sea, como si pides un viaje a Manhattan y te alojan en Nueva Yersey.

Con una paz asombrosa, con todos los chalés de la calle completamente vacíos incluso por la mañana, sin coche alguno aparcado, nos dormimos al arrullo del oleaje y de un viento que silbaba por las cornisas.
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viano

Febrero 06, 2011, 21:03:53 pm #325 Ultima modificación: Febrero 06, 2011, 22:32:40 pm por viano
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Etapa 6:  sábado 11 de diciembre de 2010
Lido di Jesolo (I) - Jasenovac (HR)

Parece un topicazo, pero algunos rayos de luz colándose por las cortinas, los pajarillos inquietos de rama en rama y las ganas de desayunar se encargan de desperezarnos casi al mediodía.



Por la orilla del agua algún caminante solitario nos confirma que la humanidad entera no ha sucumbido a un cataclismo.



Pues nada: un buen desayuno, una ducha reconfortante sin ocultarse de nadie aprovechando el sol en esta calle



y un acercarse a tocar el mar a la altura del Chiosco La Botte



ocupan los primeros compases del día de temporada baja. Uno de nosotros se corta un poco en la mano al limpiar el parabrisas



y cometemos al abandonar la zona una pequeña imprudencia sin consecuencias al cambiar de sentido en una curva sin visibilidad por la que de repente apareció un coche a más velocidad de la esperada. Gajes del oficio de viajero. Esas cosas que por un poco más pueden convertirse en problema gordo y amargarte las vacaciones y por un poco menos ser la anécdota del día.

Incorporados de nuevo a la autopista A4 por el enlace donde han construido el nuevo centro comercial Veneto Designer Outlet de Noventa di Piave (> exactamente aquí), lleno hasta la bandera a esas horas del sábado, empezamos a ver con profusión de advertencias los radares del nuevo sistema Safety Tutor, esos que miden en dos puntos y calculan la velocidad media.

Mientras rebasamos el divertido letrero que avisa del enlace de Latisana, un camionero rumano nos adelanta con malas pulgas y el copiloto nos dirige una mirada de odio y frases ininteligibles mientras le da golpecitos con el índice derecho a la corona del reloj de la muñeca izquierda. Eso nos pasa por circular a los 90 km/h que permite la vía en ese tramo delante de gente con mucha prisa por descargar. Esto es Italia, seguramente el país donde peor se conduce de todo el recorrido.

A lo lejos, un poco al norte, las majestuosas cumbres del macizo de Antelao (3 263 msnm) muestran sus nieves perpetuas.



Son los Alpes Orientales, quebrados roquedos de blancura deslumbrante que nos despiden de Italia y, empleando el atajo de Gorizia, nos adentran en Eslovenia, el último socio que se ha apuntado al euro, por la pequeña localidad de Sempeter Pri Gorizi (> exactamente aquí).

Al entrar en la autopista eslovena H4 nos saltamos sin querer la primera gasolinera, donde venden la viñeta, que ya sabéis que es la pegatina con la que se acredita en muchos países (CH, A, SK, CZ, H, SLO, BG...) haber pagado la tasa por uso de las autopistas o las carreteras en general.

Se compran, según el país, para períodos desde varios días hasta el año completo y cuestan entre unos cinco y unos cuarenta euros a cambio de no tener que ir aflojando pasta en los peajes. Se venden en puestos fronterizos y estaciones de servicio y se validan taladrándolas generalmente en el momento de la compra y son intransferibles, porque al intentar despegarlas del interior del parabrisas se rompen irremediablemente.

Si uno elude gastarse en ellas puede encontrarse con multas del orden del billete morado o directamente no poder pasar por los reconocedores electrónicos de los peajes (cesterina, aquí en Eslovenia) cuyos poderosos escáneres delatan el menor fallo.

Pues eso: salimos inmediatamente en el primer enlace y volvimos por la vía de servicio a desembolsar quince euritos por la pegatina para una semana, y ya de paso repostamos



gasolina de cien octanos (como en Suiza y muchos lugares de Italia) y comimos por allí cerca en la furgo al arrullo de una WiFi abierta.

Los parroquianos del bar de enfrente, el Kafetino (> exactamente aquí), se salían a la calle a fumar compulsivamente mientras la helada caía de la mano de la noche.



Se ve que éstos ya tienen desde hace algún tiempo la ley antitabaco en vigor. Para rematar la colación nos metimos en el local, de buen diseño moderno y de moda para estar en un polígono industrial, con la única compañía de una camarera de curvas marcadas y bien diestra en espumar cappuccini.

Al ir a mear se nos plantea el dilema del día. ¿En cuál de estas dos puertas os meteríais vosotros con las prisas de un apretón sin haber dado esloveno de segunda lengua en el instituto?



Allí anduvimos con cartografía en plan gabinete definiendo rutas y discutiendo posibilidades.



Continuamos conduciendo después hasta el área de servicio de la A1 en Postojna (> exactamente aquí), cuya tienda uno de nosotros anduvo curioseando. Las nevadas recientes empezaban a sembrar con inquietantes centímetros de espesor los campos de labor que íbamos atravesando. Como en Salamanca nieva poco no tenemos nada de costumbre...

Ljubljana la pasamos por la circunvalación sur sin detenernos hasta el restop de Oto?ec sobre la A2, ya más cerca de la frontera croata. La gasolinera OMV, marca de gran calidad y atenciones, dispone de un bufé muy bien presentado, el Marché Bistro (> exactamente aquí), donde cenamos con tranquilidad y buena conexión a internet y mejor precio hasta la hora del cierre.

Dos turismos navarros se convierten en los últimos españoles que veríamos hasta varios miles de kilómetros después, ya volviendo de Grecia a Italia.

Antes de abandonar el recinto, donde algún coche todavía estaba completamente tapado por la nieve,





aprovechamos para limpiar el WC químico y para organizar la autocaravana por si tocaba registro al salir de la Unión Europea.

Pero no hubo lugar a ello. Enmedio de la niebla, en la frontera de Obrežje (> exactamente aquí), donde, como veis, hacen igual que en USA, una cola para miembros de la Unión y otra para el resto, el control esloveno del DNI pasa sin problemas



y aparcamos un momento a comprar algo de divisas para ir tirando. Por 100€ nos dan 725 HRK (kunas croatas) y, ya puestos, para adelantar trabajo, la chica de la oficinita de cambios nos vende 5700 RSD (dinares serbios) por 60€. Con el avance del viaje y los cálculos tras consultar on-line la cuenta bancaria nos harían ver que es mucho más conveniente sacar directamente efectivo en cantidades medias (unos 200-300 €) en cualquier cajero automático. Siempre resulta más ventajoso pagar la comisión de unos 2 € por operación que soportar las de las oficinas locales que se anuncian como no commission sin ser verdad.

Mientras nos volvemos a poner en marcha por la zona internacional, un autobús entero de disciplinados bosnios pasa una cola larguísima para validar sus pasaportes y entrar en el espacio Schengen al que nosotros no volveremos ya hasta retornar de Turquía a Grecia muchos días después. Faltan veinte minutos para la medianoche.

En el segundo control, el de pasaportes de la policía croata, se miran entre ellos con una cara entre de póquer y sonrisa difícil de explicar cuando les decimos que vamos hasta Turquía rodando. En la tercera ventanilla, casi cerrada por el intenso frío, la cabecita lejana del agente de aduanas pregunta tímidamente si tenemos algo que declarar con la certeza asumida de que vamos a decir que no, para volverla a cerrar cuanto antes. Por eso es una gran verdad aquello de que si no quieres caer en un control policial viaja siempre con lluvia intensa o cualquier otra clase de mal tiempo.

Con tan exhaustivas comprobaciones empieza a sonar el himno nacional croata por los altavoces camino de la cuarta y última ventanilla, ya abandonado el suelo esloveno, donde pagamos el primer peaje (cestarina en este caso) de la autopista y un enorme cartel avisa claramente de que si no tienes encendida la luz de cruce las veinticuatro horas te pueden caer 300 HRK de multa.

La magla, que es como llaman aquí a la niebla, es espesa en la A3, de cuchillo y tenedor. En el siguiente puesto de peaje, unos doce kilómetros antes de la primera área de descanso, que se llaman odmoriste, cometemos un fallo elemental pensando que tenemos que pagar cuando en realidad sólo teníamos que pulsar para sacar el ticket y reculamos y cambiamos de calle en plan paleto. Cerca de Rugvica fotografiamos una gasolinera



de la marca INA (> exactamente aquí) para enseñársela a una compañera de trabajo que se llama igual.

Un poco más adelante, como el sueño ya nos asalta, nos salimos en el enlace de Jasenovac y avanzamos entre terribles placas de hielo a casi diez grados bajo cero.

La carretera 47 hace su entrada en el pueblo por un lateral del mayor campo de concentración nazi de la antigua Yugoeslavia.



Allí, en el sitio donde fueron asesinadas casi setecientas mil personas bajo el régimen de Ante Paveli?



entre serbios, musulmanes bosnios, gitanos, partisanos de Tito, eslovenos, comunistas y judíos, está el memorial que pide al mundo que no se repita más (> exactamente aquí).

Compartiendo ese deseo nos ponemos a dormir con la calefacción a tope en el aparcamiento de unas naves casi abandonadas paralelos a las vías de la estación de ferrocarril (> exactamente aquí) a escasos quinientos metros del campo.

Lo de elegir polígonos industriales o naves con amplios aparcamientos es un viejo truco que empleamos siempre que el amanecer vaya a ser en domingo. No falla.

Desconectamos desde el volante multifunción (en mala hora) el programa de encendido automático de las luces de cruce para poder estar un rato con el motor en marcha y pasar más inadvertidos en la noche.

Bosnia y Hercegovina está apenas a un kilómetro en línea recta. Pero eso lo dejamos ya para mañana.

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ttuttu

Febrero 06, 2011, 21:06:09 pm #326 Ultima modificación: Febrero 06, 2011, 23:21:54 pm por ttuttu
Me he quedado ciego,no veo nada!!!!
Vuelvo a ver!!!!!

viano

Febrero 06, 2011, 21:09:37 pm #327 Ultima modificación: Febrero 07, 2011, 17:17:48 pm por viano
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Etapa 7:  domingo 12 de diciembre de 2010
Jasenovac (HR) - ?????? ?????? (SRB)

Las labores mañaneras discurren a buen ritmo en la furgo...



una de las cercanas naves muestra todo su interior con las puertas de par en par: un tractor, sacos apilados... pero nadie aparentemente al cuidado...

Tenemos mucha emoción, incluso prisa, mezclada con incertidumbre por entrar al país europeo que más reciente tiene su posguerra, un territorio inexplorado que podemos ver ya con nuestros propios ojos y del que sólo nos separan unos centenares de metros y el desbordado curso medio del Sava, lleno de meandros, muchos de ellos estrangulados, serpenteando por la llanura que une las tres grandes capitales balcánicas: Ljubliana, Zagreb y Belgrado, donde se convierte en tributario del padre Danubio.

En un abrir y cerrar de ojos, apenas pasan las pocas casas del pueblo, se nos viene encima el puesto fronterizo croata (> exactamente aquí) al final de la prolongada bajada del viaducto sobre el río Una, que no son más que unas casetas prefabricadas situadas a la orilla de la calzada, sin barreras ni techo ni nada.

Hay como algo más de media docena de coches siendo chequeados, sobre todo provinientes de Bosnia, a los que miran sin mucho afán los maleteros. Algunos conductores por gestos y sonrisas parecen tener familiaridad con los guardias. A nosotros nos atiende un jovencísimo madero con los mismos coloretes que Pedro, el de Heidi. Tan simpático que dan ganas de matricularse en la escuela nacional de policía croata.



Las preguntas y comprobaciones que nos hace son simples. Como de trámite. Ya sabéis: de dónde y adónde y una leve comprobación de los documentos. De repente, cuando parecía que ya nos despachaba, suena de su boca el bingo del día, que al principio nos sonó al típico soborno: ¿Sabía usted que en Croacia hay que tener el alumbrado conectado 24 horas? Tiene usted que pagar ahora una multa de 300 kunas (41,40 €).

De nada sirvió explicarle que sólo habíamos olvidado encenderlas apenas medio kilómetro y que nos acabábamos de levantar. Tanta prisa teníamos y tan cerca estábamos que se nos había pasado completamente volver a programar la luz de cruce permanente, una de las infracciones más fáciles de detectar.

Sin perder la sonrisa y con el sencillo y, por otra parte, justo argumento es la ley, es mi trabajo, con este resguardito contribuimos a las arcas del estado croata de buena mañana:



La travesía del otro puente, el internacional sobre el Sava, es un tablero recto que enseguida se convierte en el báculo de un obispo para acceder a las posiciones aduaneras bosnias donde hay tres cosas que llaman la atención: el atrevido diseño de la bandera nacional,



los indicadores escritos ya en el alfabeto cirílico (en más ocasiones de las esperables sin transliterar al latino) y, sobre todo, la inexistencia de oficina de cambio para comprar marcos convertibles.

El policía bosnio (> exactamente aquí) estampa el sello de entrada en los pasaportes, nos sube el marcador a 38 países visitados, y a la pregunta sobre dónde comprar moneda dice sin más explicaciones y con prisa por cambiar de tema vosotros debéis pagar en euros, haciendo un curioso subrayado en la palabra debéis. Con el misticismo que dimana de toda burocracia desconocida interiorizamos la primera lección sin rechistar y nuestros pobres neumáticos comienzan a rodar por un estrecho carreterín que debía de llevar treinta años sin recibir atención alguna.

Todo el lado derecho son viviendas dispersas, el modelo de poblamiento habitual aquí, completamente anegadas por el cercano cauce del río y se aprecia claramente que las crecidas deben de ser regularmente esperadas porque las plantas bajas se dedican sólo al almacenaje de aperos y cosas de menos importancia, mientras que la de habitar es la alta.

Con ese desolador panorama inicial del país, bien distinto de, por ejemplo, si uno aterriza en el aeropuerto internacional de Sarajevo, llegamos sucesivamente por la 14-1 a las localidades de ????????? (Drakseni?) y ??????? (Orahova). La primera (> exactamente aquí) no es más que un cruce de carreteras lleno de humildes negocios volcados hacia la más transitada de ellas. La inmensa mayoría de las casas están aún en ladrillo bruto sin enfoscar. Huele a humo de leña, apenas hay coches. Predominan las bicicletas, carros y gente que camina por los arcenes. Es una estampa de la España rural de los cuarenta.

En la segunda (> exactamente aquí), que no deja de ser una reducida comunidad, salta a la vista el rompecabezas religioso balcánico: antes del pueblo, esta bonita iglesia ortodoxa que nos pareció encantadora



hasta que fue superada por muchas otras conforme avanzábamos por el país. En el centro del caserío, destaca una mezquita de las del montón. Con lo raro que es ver una mezquita nevada...



Nada más salir de él paramos en el entrante de una finca (> exactamente aquí) a sustituir una de las lámparas H7 de cruce



porque acababa de aparecer el error en la pantalla y en Bosnia también es obligatorio circular con ellas encendidas las 24 horas. No queremos más multas.

La carretera discurre paralela al Sava por la margen derecha, que es la ribera sur, y por tanto también a la frontera croata. La cuenca vuelve a estar inundada



casi hasta donde circulamos y ofrece estas imágenes a la altura de ??????? (Gašnica) no por bellas menos dramáticas para la delicada economía de la región.



En algunos momentos la carretera hacia ??????? (Vrbaška) pasa por los túneles de verdura que forman los pequeños bosques de ribera a ambos lados. El viento congelado mueve los árboles y los copos endurecidos de nieve caen inmisericordemente sobre nuestro techo con un sonido entre el del granizo y directamente el de las pedradas gordas.

Algunos coches que se cruzan con nosotros nos advierten de algún peligro con las ráfagas, así es que paramos en la gasolinera que hay antes del pueblo



y no vemos de qué problema puede tratarse. Miramos a ver si es algo nuevamente con las luces, pero no.

No podemos tampoco repostar agua porque el grifo ha sucumbido a la fuerte helada de esta noche. Así es que, ya puestos, rellenamos a tope el depósito y el chaval que nos atiende al saber que nos dirigimos hasta Estambul nos explica que él ha ido hace unos años con amigos desde allí mismo ¡ con un Renault 4 ! sin ningún problema.

Nos dice también que no soportan las comisiones de las tarjetas y que los bancos les obligan a pagar hasta la llamada y que tal y como está la cosa, mucho mejor que les paguemos en efectivo y en euros.

Está encantado con ver a españoles por aquí. Nuestras fuerzas de ayuda humanitaria han hecho una inmensa labor beneficiosa en el país y se les nota contentos. Tanto, que después de estar hablando un rato, salen él y su chavala a despedirse de nosotros como si fuésemos de la familia con agitación de manos y todo. Es el encanto de la gente sencilla, de los pueblos pobres pero hospitalarios, generosos con lo poco que tienen. Te hacen sentir viajero de verdad.

Como cuando haces un recorrido muy largo en bicicleta y algún vecino de algún pueblo por el que pasas deja la tertulia a la puerta de su casa y te ofrece agua o un bocadillo para reponer fuerzas.

Cuando nos incorporamos a la carretera (> exactamente aquí), que en ese tramo está señalizada a 50 km/h a pesar de ser una larga recta casi sin construcciones, cedemos el paso a un turismo que se dirige en el mismo sentido por nuestra misma dirección. En cuanto pasa, le seguimos y comprendemos por qué nos daban las ráfagas: dos polis con gorras un poco soviéticas, escondidos en un entrante detectan con el radar manual sobre trípode su exceso de velocidad y lo mandan parar suponemos que para hincarle el diente.

Nosotros pasamos de largo. La casualidad quiso que en ese momento estuviera conectada la videocámara del teléfono para que lo veáis en directo. Bueno, en diferido:



Pasado ??????? (Vrbaška) hay un pequeño cruce (> exactamente aquí) que da la posibilidad de volver a Croacia por el paso fronterizo de ???????? (Gradiška) siguiendo la carretera 14-1.

En él (justo donde aparcan tantos coches) florece un gran comercio al estilo de los que se pueden ver todavía en muchos pueblos pequeños de provincias muy rurales como Zamora u Orense: todo tipo de mercancías sabiamente colocadas que satisfacen tanto al que busca una azada o un neumático como al que va a por arroz o a por un barreño. La mezcla perfecta entre bazar chino, ferretería, colmado portugués y tienda de ultramarinos de barrio.

La actividad es frenética: los empleados salen y entran de la tienda y de sus pequeños almacenes anexos, al estilo de garajes con puertas de madera, y llevan de acá para allá haces de leña, botas de agua y paquetes de lo que parece café. Los paisanos aparcan sus destartalados pick-up (el modelo de coche que triunfa) y hacen los encargos. Es domingo, ya sabéis, un día laborable normal y corriente para una gran parte de la población que reza mirando a la península arábiga.

En la esquina opuesta visitamos con respeto uno de los múltiples memoriales a los muertos del pueblo durante el conflicto que siembran los arcenes cada muy pocos kilómetros.



Las heridas están recién cicatrizadas por más que en los lejanos despachos de la base aérea de Wright-Patterson, en Dayton (Ohio, USA) se firmaran los acuerdos que las empezaran a curar.

Comienza tímidamente a llover. Es la primera vez que lo hace desde que salimos de Salamanca.

Discutimos un poco sobre el itinerario en plan cónsules romanos: o unanimidad o veto. O todos de acuerdo o no se hace. Una de las grandes enseñanzas de aquel lejano inventor del derecho moderno que sin embargo no perdura nada más que en la República de San Marino, donde tienen dos jefes de estado (los capitanes regentes), que cambian cada seis meses y no toman decisiones si no es consensuadamente.

La decisión consiste al final en dirigirnos hacia ???? ?????? (Nova Topola) para ganar algunos kilómetros si queremos atajar el camino para visitar la segunda ciudad del país, ???? ???? (Banja Luka), que también es la capital de la ????????? ?????? (República Srpska), uno de los estados federados que componen Bosnia y Hercegovina, cuyas cinco consonantes seguidas os retamos a pronunciar el próximo día que un par de copas os traben la lengua.

Por la estrecha pista asfaltada volvemos a ver más memoriales en (> exactamente aquí) ????????? (Elezagi?i) y también junto a esta bonita ermita amarilla



de ???? ?????? (Nova Topola), donde también están estas torres gemelas que nada más llegar al pueblo nos apresuramos a fotografiar sin darnos mucha cuenta de que el sitio donde nos metíamos era el terreno de una casa particular que no tenía valla (> exactamente aquí). Además, en el escalón de la puerta de entrada había una bonita retahíla de almadreñas de madera colocadas por tamaños para pisar la nieve cómodamente sin descalzarse. Imposible hacerles foto porque cuando estábamos haciendo ésta el dueño de la casa salió a ver quiénes eran unos tipos extranjeros con cristales tintados pisando su jardín, y sólo tuvimos tiempo para disculpas:



Cuando ya nos dirigíamos hacia el sur camino de la capital, por el rabillo del ojo nos apareció en ????? ?????????? (Gornji Karajzovci) el estupendo aparcamiento de una pensión-restaurante [sic] en estilo rústico moderno (> exactamente aquí), perfectamente dotada para grupos grandes, llamada Vila Aleksandar & Aleksej.



¿Os apetecen cómodamente instalados en un interior acogedor con vistas a un jardín dos pizzas familiares riquísimas y las bebidas, entre ellas una cerveza danesa Tuborg, todo por 7,70 €? (Sí, sí: estamos en diciembre de 2010).

El camino hasta ???? ???? (Banja Luka) es una especie de autovía infernal llena de obras, cambios de carril, conversiones repentinas del asfalto en tierra, y con uno de sus cruces sorpresivamente señalizado a ¡20 km/h! y con un radar de trípode cien metros más adelante. Por suerte, de nuevo, el poli ya tenía un paciente para su receta y no pasó nada.

La visita a la capital, ya al ocaso  -porque se hace de noche y no te enteras-  nos trasplantó a una extraña tarde dominical de una capital provinciana de la España de 1960 pero con mechas de rabiosa modernidad capitalista amalgamada con toques de economía del Este. Adolescentes formalitos paseando en grupo por las calles peatonales, como la concurrida Gospodska ulica,



familias enteras asistiendo a los oficios ortodoxos





en la iglesia de Cristo Salvador... por cierto, en el momento de entrar estaba terminando un rito para nosotros completamente desconocido del que os grabamos destrangis este pequeño fragmento en cámara oculta, de poca calidad, para no llamar la atención y ser respetuosos con las sensibilidades de esta franquicia de dios:



Si os fijáis en el mapa siguiente, podéis ver cómo la parte donde está incardinada la ciudad



es un reducto de población serbia de religión ortodoxa (más del 90%) dentro del mosaico étnico-religioso de Bosnia. Un verdadero lío que se puede simplificar muchísimo diciendo que en el país los de etnia croata son católicos romanos (azul), el grupo bosnio son musulmanes (verde) y los de raza serbia son cristianos ortodoxos (rojo), mayoría en ???? ???? (Banja Luka).

Para la masiva destrucción de edificios que se produjo en la ciudad con los terremotos consecutivos del 26 y 27 de octubre de 1969, y todos los incidentes de la guerra del 92-95, puede decirse que la plaza está muy bien recuperada y luce en muchos lugares con un aspecto perfectamente occidental, como el elegante ayuntamiento.



Nos interesamos bastante por las colecciones de piezas al aire libre que tienen en el exterior



del Museo de la República Srpska (> exactamente aquí) y por fundirnos con la animación del centro de la ciudad.

Los días previstos para la totalidad del viaje aprietan y nos es imposible desviarnos más hasta ???????? (Sarajevo) porque el camino es largo y tortuoso por carreteras de montaña y hace muy mal tiempo. Así es que toca volver hacia el valle del Sava. Nos hubiera encantado emplear un par de días para ir y volver hasta la capital de Bosnia y Hercegovina y pasear por ejemplo el puente Latino, hoy puente Princip (> exactamente aquí), al lado del que comenzó la Primera guerra Mundial, cuando el 28 de junio de 1914 Gavrilo Princip disparó dos veces sobre el Archiduque Francisco Fernando de Austria y su esposa, la condesa Sofía Chotek (> Leer aquí la prensa española del día siguiente).

Si alguno quiere ver el coche donde ocurrió el magnicidio, se conserva (> exactamente aquí) en el Heeresgeschichtliches Museum, el Museo de Historia Militar de Viena, llamado El Arsenal.

El regreso lo emprendemos haciendo una parte de la autovía en obras por la que habíamos llegado, pero desviándonos rápidamente hacia el noreste por el viaducto de la Victoria (???? ??????? / Most Pobjede) en ???????? (Klašnice) (> exactamente aquí) hasta alcanzar la localidad de ???????? (Derventa) con la intención de volver a entrar en Croacia pero por el puesto de Slavonski Brod, cien kilómetros más al este del de Jasenovac, por donde la habíamos abandonado. Con esa triangulación evitábamos repetir ruta y avanzábamos un poco el camino hacia Serbia.

La carretera de noche es un sinvivir de agujeros y, sobre todo, de badenes longitudinales como los koleiny



que hemos contado en el viaje a Polonia.



Aquí se llaman kolotrazy, usando la misma raíz eslava kolein- que significa surco.

A los peligros de las obras y los defectos del firme se suman, por el modelo disperso de poblamiento que hemos comentado, muchos peatones que vuelven a sus casas alejadas de los núcleos urbanos caminando con ropa oscura y ocupando la calzada sin miedo alguno. Suponemos que es ciencia-ficción de momento lo de usar algún elemento reflectante.

Una parte importante de las travesías ni siquiera tienen el nombre, con lo que uno prácticamente se encuentra perdido dada la escasez de cartografía para navegadores en estas áreas. Además, las pocas glorietas que se ven tienen un único croquis antes de llegar y no existen después indicadores para cada una de las salidas. O las memorizas de un golpe de vista o no tienes ni idea de hacia dónde tirar cuando estás en ellas.

Se nos ocurre una solución para ir orientándonos mejor: hacer fotos con el teléfono a cualquier cosa, o directamente en negro. Así, usando el geolocalizador de fotografías por GPS del aparato, se aplica a cada una el punto donde se tomó y, abierto el modo normal de GoogleMaps, la ruta va quedando registrada.



Lo cual nos confirma con muy poco retardo si vamos bien o no por el itinerario programado. Rudimentario pero efectivo cuando no se tienen mapas o se tienen muy generales. Probadlo y veréis qué útil. Si la aviación usa las radiobalizas, nosotros hemos puesto en práctica las fotobalizas.

En la pequeña pedanía de ???? (Polje) nos paramos un poco a descansar en un arcén, junto a la entrada de una casa, sin darnos cuenta de que a escasos metros había otro control policial. Debimos de pasar por vecinos del pueblo por la decisión con la que llegamos al lugar y no nos molestaron ni durante el rato que estuvimos parados ni cuando pasamos por delante de ellos.

Un poco antes de llegar a la refinería de petróleo de ???????? ???? (Bosanski Brod), aprendemos a estas alturas de la película una nueva señal de tráfico:



la que prohíbe hacer fotografías en un tramo de dos kilómetros. Como somos obedientes con la protección de las instalaciones estratégicas nacionales, no hacemos instantánea alguna de la planta, pero sí una metafoto de la señal (> exactamente aquí), porque antes de ella no rige su prohibición.

Como no era muy tarde aún, la salida de Bosnia fue un poco más lenta: había un chaval delante de nosotros



al que le registraron con cierto detalle. A nosotros también nos dieron la lata abriendo armarios, pero bueno, no más de lo normal para ser un país extracomunitario.

Nuevo sello de salida y derechitos a las aduanas (carina) croatas, y pasamos sin más trámite a la ciudad de Slavonski Brod, donde no conseguimos encontrar conexión abierta a internet en el hotel Zouco. De forma que nos reintegramos a la autopista A3 para aprovechar las delicias de la conducción nocturna y por buen firme. Mientras uno va tumbado en la cama leyendo a otro se le cruzan sucesivamente desde el lado izquierdo primero un gato negro y luego un zorro blanco. Lo comido por lo servido en tema de supersticiones.

Nos da el hambre en el área de servicio de Sredanci, unos sesenta kilómetros antes de la frontera serbia, al filo de las once, hora del cierre. Pero nos atiende este chico voluntarioso



que a la vez nos imparte unas sencillas clases de cocina croata explicándonos alguna de las cosas que cenamos, como un rico goulash de ternera.

Un poco antes de cambiar de país, en la INA de Spa?va, al lado de Lipovac, que es la última localidad, nos gastamos en repostar todas las kunas que nos quedaban en efectivo sin darnos cuenta de que aún faltaba otro puesto de peaje antes de las aduanas, que nos vimos obligados (qué remedio) a pagar con tarjeta. En los tickets, aparece siempre el precio en kunas y en euros. ¿Se estarán preparando para ser como sus vecinos eslovenos?

En otros relatos de viajes habíamos leído que los trámites en la frontera serbocroata eran espantosos, que los serbios odiaban a Javier Solana y con él a todos los españoles turistas por los bombardeos de la OTAN en 1995 sobre su territorio y que el trato recibido por los policías serbios era desconsiderado.

Con ese temor nos acercamos a la ventanilla croata y una amable chica policía nos chequea por encima en un instante y nos hace pasar al lado serbio. El serbio puede decirse que ha sido el tío más simpático de todo el viaje a costa  -eso sí-  de caer en los tópicos más manidos de la victoria de la selección española en el último campeonato mundial de fútbol. Lo cual a nosotros nos molesta un montón, pero hay que reconocer que resulta enormemente práctico para evacuar trámites. Hay gente que no comprende que lo de ver durante una hora y media a veintidós jóvenes millonarios y tres jueces en calzones corriendo detrás de una pelota de cuero puede no gustarle a todo el mundo.

El agente de aduanas de la siguiente garita es un chaval con uniforme que hubiera encontrado igualmente trabajo como modelo de pasarela y que se da cuenta enseguida de que no somos el coche que busca inspeccionar en cuanto pronunciamos el sintagma mágico this is a camping-car.

A un lado del aparcamiento que sigue a la zona del check-point hay, como si se tratara de atracciones de feria, no menos de quince o veinte casetas de cambio de moneda (> exactamente aquí), casi todas del mismo tamaño y forma y casi todas abiertas para ser la medianoche. Al acercarnos no apreciamos criterio decisivo para optar por ninguna en particular porque no se entienden los llamativos letreros que tienen sobre ellas y en todas pone lo de siempre: que no cobran comisión. Así es que entramos en la de una chica tan rubia y aparente, e igualmente de pasarela, como funcionaria e inexpresiva que nos da 6280 RSD (dinares serbios) por 69 €.

Al reiniciar la marcha, comprobamos en el ticket que en la primera drumarina o puesto de peaje (> exactamente aquí) nos han escaneado la matrícula con un número mal leído. Ante nosotros una excelente autopista y bastante más barata de lo que habíamos averiguado por internet. Buen comienzo para rodar por vez primera por el país número XXXIX.



Paramos un poco a descansar en la segunda stanica (área de descanso) y nos reorganizamos.

Durante la escasa fase de preparación de este viaje habíamos aprendido que hay un lugar muy interesante de visitar (> exactamente aquí), ???? ??? (Novi Sad), capital de la ????????? (Voivodina) a orillas del Danubio. Así es que nos desviamos de la vía de alta capacidad en el enlace de ???? (Ruma) y accedemos, con la típica señal de cuidado que vienen baches en 10 km,



que volvía a aparecer justo antes de consumirlos para avisarte de otro tramo igual (¡vaya morro!), a un camino de cabras en toda regla, la carretera 21, por la que avanzamos hasta el parque central de la localidad de ???? (Irig), donde nos apareció por sorpresa una conexión muy rápida para los dispositivos y además bien aparcados.

Una hora que nos vino bien para reservar el primer hotel del viaje en una de las calles más céntricas de ??o???? (Belgrado), con aparcamiento vigilado a cien metros y con estupendas críticas en la Red. Y por supuesto a un precio irrepetible de última hora para ser una gran capital:  43:15 € (con internet, cabina de hidromasaje, televisor plano 40", cafetera privada...). Además, no es necesario imprimir la reserva ni llamar: basta el PDF o el mail de confirmación en el teléfono. Con booking.com no falla.

En general, las carreteras de todos los países balcánicos tienen muchísimas gasolineras, cada muy pocos kilómetros. Llama la atención que incluso en localidades muy pequeñas hay varias.

Cuando nos marchamos de ???? (Irig), que es un núcleo que destaca por su trazado ortogonal y por el hecho de que la inmensa mayoría de las casas son independientes y con su propia zona verde, como podéis ver en esta imagen, emprendimos la subida al puerto de ???? ?????? (Novo Hopovo), que da nombre al célebre monasterio ortodoxo homónimo,



y dimos gracias a la casualidad de atravesar esta zona montañosa en la madrugada, porque las fuertes pendientes del 8%, el tráfico de camiones y los continuos desprendimientos en la calzada nos hubieran supuesto más del doble del tiempo en horario diurno para pasar al valle del Danubio, que atravesamos finalmente entrando por los baluartes de la parte fortificada de la preciosa ciudad de ???? ??? (Novi Sad),





a la que se accede por esta ciudadela y por el puente bombardeado por la OTAN (por Solana, vamos)



y airosamente levantado de nuevo (> Leer sobre estos bombardeos).

En la calle Ilije Ognjanovica Abukazrma, a la altura del número 5 con la vigilancia gratuita de los taxis de la parada (> exactamente aquí),  nos posamos con toda tranquilidad mientras un minino negro busca el calorcito de nuestro motor para tostarse la escarcha del lomo.

Como el frío y la intensa humedad aprietan, en una hora de caminata dejamos visto el centro peatonal,





seguidos de vez en cuando por el mismo gato simpático, con modales de perro fiel, que acabábamos de conocer al aparcar la furgo. La ciudad es sede nada menos que de la Ópera Nacional de Serbia



y es el más prestigioso centro cultural y universitario del país. Limpia, bien cuidada



y con buena animación callejera. Mirad un tranvía convertido en cafetería:



Buscando dónde dormir por la carretera 22.1 antigua ya en dirección a ??o???? (Belgrado), una locomotora aislada, como si estuviésemos tomando un plano de gusano en una maqueta de Ibertren, avanza perezosa por la vía férrea paralela. Al final, en este entrante (> exactamente aquí) de la P130, en el término de ?????? ?????? (Velika Remeta), junto a una hilera de chalés de vacaciones con zona verde de aparcamiento, a eso de las cuatro de la mañana y con los tapones puestos dijimos adiós a un día tan denso.
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viano

Febrero 06, 2011, 21:10:34 pm #328 Ultima modificación: Febrero 07, 2011, 17:39:06 pm por viano

*imagen borrada por el servidor remoto

Etapa 8:  lunes 13 de diciembre de 2010
?????? ?????? (SRB) - ??o???? (SRB)

La naturaleza es sabia y, a falta de despertadores a pilas, ya se encarga de dar la murga por la mañana con coches que pasan y perros que ladran a nuestro lado.



En ese rato nos da tiempo a leer algunas de las cosas que nos vamos descargando de internet para cuando no hay conexión, como mapas, curiosidades turísticas, artículos de enciclopedias o direcciones y enlaces de interés de la ruta de los días siguientes. Esas descargas las hacemos en el ordenador o, para más comodidad, con la utilísima aplicación gratuita Instapaper para iPhone.

Después de desayunar, asearnos y dejar preparada la mochila para subir al hotel, nos volvemos a la carretera por la que íbamos, que tiene en ocasiones agujeros permanentes



dignos de aparecer ya en los mapas topográficos, y, sobre todo, al estar hecha por secciones pequeñas de aglomerado en lugar de por colada continua, tortura la suspensión con una junta de dilatación cada diez o quince metros.





Es la misma sensación que el traqueteo de los trenes antiguos cada vez que un eje pasaba por la junta de los carriles.

A veces aparecen autolavados muy rudimentarios, una especie de tejadillo con manguera y esponja como si fuera el garaje de tu casa. Más adelante nos cruzamos con vehículos todoterreno que tienen toda la pinta que haber sido adquiridos en subastas de antiguo material móvil militar.

Para entrar de nuevo en la atopista que une Budapest (H) con Belgrado, pasamos por la pequeña aldea de ????? (Beška), y compramos garrafas de agua de 6 litros a sólo 0,81€ cada una, o sea, casi el mismo precio de la web de Mercadona pero a pie de carretera en una tienda minorista (> exactamente aquí), a cuya puerta vimos estos sifones que dejaron de estilarse hace décadas en España.



Cuando éramos pequeños, una de las travesuras más comunes era acercarse por detrás a los camiones de reparto y accionar la palanca de alguna botella. ¡Fssssssss...!

El pueblo es un ejemplo paradigmático, de libro, de la antigua organización urbanística comunista que asignaba largas y estrechas parcelas de tierra a cada familia para el autoabastecimiento hortelano, manteniendo la vivienda en el testero cara a la calle. En el centro del pueblo, en lugar de una plaza al estilo castellano lo que hay es un pequeño bosque público como espacio de convivencia. La imagen aérea no puede ser más elocuente. Este modelo lo vamos viendo repetido continuamente desde que entramos en Bosnia, ahora en Serbia, y se repetirá perfectamente en Rumanía y Bulgaria.

En el semáforo de un cruce (> exactamente aquí) nos detenemos un instante al lado de un nutrido grupo de chicas recién salidas del colegio. Cuando giramos hacia la avenida que ya nos lleva a la autoput (autopista) 22/E75 vemos por el retrovisor que se ponen en el centro de la calzada a mirar cómo nos alejamos. Acabamos de ser la novedad del día en una tranquila población de la Voivodina.

Unos treinta kilómetros antes de la capital, guiados por los mapas cargados en la tableta,



abonamos unos ridículos 2,30 € en la putarina (peaje) de ????? ?????? (Stara Pazova), la última de las tasas por autopistas buenas, bonitas y baratas que pagaríamos en Serbia.

La sal de las carreteras nos ha teñido la furgo de blanco sucio hasta un nivel preocupante. Por eso seguimos echándole el ojo a los pocos autolavados que vemos.

Desde que abandonamos Italia y hasta que volvamos a ella vía Grecia no volveremos a ver jamás ninguno en régimen de autoservicio. En todos te hacen el trabajo obligatoriamente y te dan la opción de limpiar y aspirar el interior. Es un claro indicador de lo que aún falta por crecer a la clase media. Sobran rentas muy altas que se rodean de gente que les hace todo y rentas muy bajas que copan mucha mano de obra pero poco cualificada.

El que mejor pinta tiene lo vemos por fin a la entrada de ??o???? (Belgrado) (> exactamente aquí), pero en el lado contrario, en una estación de servicio de la moderna marca OMV, a la que entramos haciendo un fácil cambio de sentido aprovechando los numerosos cortes de la mediana regulados por semáforos.

Compradas dos fichas en la tienda para un lavado a fondo, aprovechamos para coger también mapa de Serbia y de Belgrado, y se las entregamos al encargado del lavado que deja la carrocería perfecta.

¿Recordáis ese potencial que hace veinte años tenía Berlín y que ahora la hace brillar como nueva capital de Europa? Pues es el que destila Belgrado en esta región del Este. Grandiosidad, ejes urbanísticos, magnífico emplazamiento yuxtafluvial, cruce de caminos en las rutas hacia y desde Asia menor, floreciente economía que se manifiesta por ejemplo en el gran ???? 70 (blok 70), sector número 70, (> exactamente aquí), una auténtica chinatown donde el olfato del dragón ha marcado territorio. Es el Kineski tržni centar. Y si lo marcan ellos, es por algo.



La entrada a la urbe la hacemos casualmente por el eurovisivo 2008



?????????? ????? (Beogradska Arena) (> exactamente aquí), de un aforo para 23 000 espectadores en el que ver en directo a las glorias del tenis,



del balonmano y, sobre todo, del baloncesto mundial, que gracias al atasco nos da tiempo a admirar como es debido.

Al pasar a la altura de los aparcamientos del gran centro comercial y de congresos Sava Centar (> exactamente aquí), un equipo de indigentes gitanos inasequibles al desaliento y bien organizado se reparten las filas del semáforo. Uno nos ruega limosna durante más de un minuto seguido juntando las manos  -como si rezara-  por la ventanilla del conductor. Es apenas uno de los dos pidepelas, de los muchos más que esperábamos, que hemos visto en casi diez mil kilómetros. Otro tópico hundido.

Vamos directamente a dejar la Marco Polo en el moderno Garaža Zeleni venac  de la cadena Parking Servis en la calle Kraljice Natalije br 13 (> exactamente aquí), en el nivel XIII, el más alto posible para andar bien a nuestras anchas y con más discreción. Este aparcamiento pertenece al original sistema de estuctura metálica por entreplantas



que minimiza el espacio dedicado a rampas y aumenta la superficie de plazas de forma ideal, porque cada entreplanta hace de subnivel de la colindante para subir o bajar. Como todas las cosas ingeniosas, es radicalmente sencilla.

A un par de pedradas de distancia encontramos la entrada del hotel Vila Terazije*** que ocupa el primer piso de un edificio antiguo en el número uno de la calle Prizrenska (> exactamente aquí), casi en la esquina de la peatonal más importante de la ciudad.

Después de pensar un rato cómo rellenar bien esta cartulina del check-in escrita sólo en cirílico,



acomodados en esta agradable, aunque pequeña, habitación



del centro-centro de una capital que huele a espionaje, Stasi y Guerra Fría, hacemos la colada pendiente lo primero para que le dé tiempo a secarse durante la estancia mientras las facilidades del hotel como una potente conexión a internet y este aparato delicioso con música y todo nos relajan de tanto conducir.



Éste sería el primero de ocho días seguidos en que la temperatura nunca subió de 0ºC ni de día ni de noche. Sólo puestos en esa tesitura, que llegó a su momento álgido en Rumanía con -15ºC, comprende uno de verdad para qué sirven esos gorros rusos de pelo de conejo que vemos a todas horas por las calles.

Tanta agua caliente gastamos entre lavar y lavarnos que tuvimos que esperar un rato a que se recuperara el calentador eléctrico. Para que veáis que no sólo dan problemas los de las furgos.

En el 85a de Mihajla Pupina (> exactamente aquí) tenemos ese paño de lágrimas de nuestros desarreglos horarios, al lado mismo del hotel y de un mercadillo callejero:



el restaurante de los aros, que ahora presume de Q de calidad, nos provee de McFish, McPollo, nuggets y colas para preludiar una reconfortante siesta en nuestra nueva casita belgradense sin ruedas.

En el paseo para explorar la parte vieja anduvimos por el Museo Nacional



y por la grandilocuente estatua ecuestre del príncipe Miguel III Obrenovi? de Serbia (> exactamente aquí).

Incluso nos dio tiempo a ver cómo se hace para instalar un chirimbolo en la acera.



El aire frío aprieta: así que nos metemos a rebosar reservas en la cafetería-pastelería-bar-restaurante



con más solera de la ciudad (> exactamente aquí), el ????? ??? (Ruski car) que lleva atendiendo a sus clientes en el 29 de ???????? ????? (Obili?ev venac) desde 1890 entre espejos, cuadros nobiliarios y magníficas lámparas en una escena dorada y decadente que retrotrae al visitante a los últimos estertores del imperio austrohúngaro...



mientras los altavoces del establecimiento expelen curiosamente ¡ rasgadas voces flamencas españolas !, que ya habíamos escuchado horas antes en algunas emisoras locales. Buenos cafés, y un ataque de gula que apaciguamos con un surtido de dulces de frutas, maní, nueces y tiramisú.



A dos pasos nos sorprende la delegación española del Instituto Cervantes que el 20 de diciembre de 2004 inauguraron la Leti y el marido...



Aunque quedamos verdaderamente hasta el tapón, todavía picamos algún perrito con mayonesa en un puesto callejero (> exactamente aquí) de ????? ??????? (Kneza Mihaila), la encantadora calle mayor





que comunica el ensanche decimonónico con la parte vieja,





la ciudadela en cuyo foso tienen expuestas notables piezas de artillería (un pueblo, el serbio, que no olvida su pasada gloria militar)







y los miradores (> exactamente aquí) sobre un Sava entregando sus aguas definitivamente al Danubio.

¿Os dais cuenta qué bonito es pasear de noche? Y nada de inseguridad. De vez en cuando, en estos desiertos jardines patrullaban parejas de vigilantes charlando tranquilamente.

Todo nos recuerda un poco a Riga pero sin la ostentación y opulencia de la nueva clase rica rusa que inunda allí las calles, los aparcamientos, la relaciones...

Hay preciosas librerías de viejo,



escaparates donde uno se para por obligación,



y detalles florales de gusto tradicional...



El olor de vetustas calefacciones de carbón nos lleva al atravesar cada portal a escenas de niñez, mientras a las puertas siguen aparcando las viejas glorias de la automoción comunista



y alguno con muchísima afición por las bebidas de lata...



Antes de volver a descansar, con un viento del noroeste que baja la sensación térmica hasta lo desagradable,



recolectamos unos nuggets take away que llenan de sabor globalizado nuestro cuarto mientras en la tele desfilan las historias de don Gato y su pandilla hablando en serbio.



En el último zapping antes de dormir, con las ropas ya casi secas colgando de las perchas, el canal porno Private Spice TV nos sorprende no por sus sencillos guiones sino porque curiosamente las actrices se pasan todo el rato de cada episodio atendiendo a los actores como siempre, pero sin parar de fumar cigarrillos en pipa larga. Ellos no, sólo ellas. Se ve que todavía queda un trecho para que quiten el humo de los bares.

Nos dormimos a las cuatro y media después de consultar en streaming los telediarios españoles y  -por qué no confesarlo-  las últimas trifulcas y ayuntamientos en directo en la casa de Guadalix de la Sierra.
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mensaka36