LA PROVENCE ***AÑADIDO AL INDICE***

Iniciado por ION LUZEA, Mayo 23, 2015, 20:25:26 pm

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ION LUZEA

Mayo 23, 2015, 20:25:26 pm Ultima modificación: Enero 20, 2016, 23:28:44 pm por kirikino
     
     



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1 - Empezando en  Sete;  Aigües Mortes;  Arles; la abbaye de  Montmajour;  Les Baux de Provence; St Remy de Provence; y un paseo a la Caume en les Alpilles. 


2 - De Tarascón a Beaucaire; Le Pont du Gard; Castillón du Gard; Uzès; Avignon; Villeneuve-les-Avignon; y Orange; cruzando el Ródano entro en el Ardèche; visito Aiguèze y continuo ruta por Les Gorges de l'Ardèche hasta  Pont d'Arc.


3 - Desde Labeaume, bajando por el  valle de la Céze, visitando Barjac; Montclus; Goudargues; Corbillon; la Roque sur Cèze; les Cascades du Sautadet; y cruzando el Ródano, el circuito de les Dentelles de Montmirail visitando, Vaison la Romaine; Crestet; Seguret; senderismo por les Dentelles; y las aldeas de, Le Barroux y Malaucene.


4 - Del Mont Ventoux a Sault; les Gorges de la Nesque, visitando Monieux; Villes-sur-Auzon; Las poblaciones de Carpentras; Pernes les Fontaines; Venasque; La Fontaine de Vaucluse; Gordes; y visitando la Abadía de Sénanque.


5 - La aldea de Roussillon, y "le Sentier des ocres"; Saint-Saturnin-les-Apt; senderismo por el Colorado Rustrel; Apt; Ménerbes;  Oppède-le-Vieux.


6 - la aldea de Lacoste;   Bonnieux;   Ansouis ;   y     terminando el viaje en  Lourmarin.


LA PROVENCE


"Lou soulèu me fai canta"
Frédéric Mistral, responsable del resurgimiento de la cultura provenzal y premio Nobel de literatura. Esta reseña  se encuentra grabada en su lápida.
El mismo sol que exalta Mistral, también me ha hecho cantar durante este viaje.
Ion Ibáñez 22 días de septiembre 2014
Este es el relato de un viaje de sensaciones, voy a describir un itinerario de gran belleza por uno de los mejores lugares en los que he disfrutado conduciendo por un entramado de carreteras secundarias que me han llevado entre infinitos campos tapizados de todos los colores a  espléndidas poblaciones,  maravillosas aldeas que completan esta magnífica estampa.
Viajo bajo un cielo azul que proporciona una luz inigualable, un halo de gran variedad de matices y cambiantes paisajes que me guían desde los ricos valles y fértiles planicies de cereales, viñedos y olivares donde involuntariamente la belleza del lugar parece haberse reforzado por la intervención del hombre, a la naturaleza salvaje de una variedad paisajística perfectamente preservada salpicada de montañas de altas agujas de piedra caliza, bosques de encinas, robles y pinares, acantilados, grandes ríos como el Ródano y otros pequeños empotrados en profundos barrancos y cañones que conforman lugares de ensueño y delicadeza sin igual, parajes que invitan a tumbarse en la arena y soñar.
La luz de la Provence parece empeñarse en jugar con las formas, los reflejos y colores del paisaje dibujando un espectáculo de contrastes que han atraído a artistas de todo el mundo como Picasso, Cézanne, Gauguin y sobre todo Van Gogh que encontró en esta tierra el secreto que transformo su arte "La naturaleza es extraordinariamente bella, no la puedo pintar tan bella como es. Me absorbe tanto que solo puedo dejarme llevar sin regla alguna".
Este itinerario por la Provence, disfrutando del paisaje y siguiendo los ritmos de la naturaleza, me brinda la posibilidad de atravesar ciudades de un rico legado artístico e histórico como Arles, Avignon... otras son pequeñas y bucólicas poblaciones, unas conocidas bulliciosas y famosas; en cambio otras, la mayoría, insólitas y tranquilas.
Aldeas de una gran belleza nostálgica, pueblos encantados de antiguas piedras que se alzan sobre pequeñas colinas dominando el paisaje. Los llamados "village perché" situados en los puntos más recónditos y poco accesibles que sobresalen mirando a algún valle como una fortaleza natural.
Me adentro en estos pequeños pueblos en los que el tiempo se ha detenido, el paseo es una aventura en la que sus pintorescos centros medievales son tan empinados que solo son accesibles a pie, estrechas y sinuosas calles flanqueadas por centenarias casas de piedra gris, dorada, ocres o anaranjadas, estilos tradicionales provenzales que llevan a plazas soleadas, hermosas fuentes, laberintos que me conducen a sorprendentes ruinas de castillos en lo alto, un escenario espectacular con vistas panorámicas a una diversidad paisajista rural y silvestre de infinita riqueza de colores, texturas, olores, contrastes  y donde el silencio solo se rompe con el canto de la cigarra o la llegada del visitante.
El viaje lo he ilustrado con numerosas fotografías (a costa de la pérdida de calidad por reducir el tamaño del archivo) para que este relato no solo sea una útil explicación del viaje  sino para que también sea un placer para la vista y ahí donde no he sabido explicarme con mis mediocres palabras, sean las imágenes las que comenten el lugar.



1 - Empezando en  Sete;  Aigües Mortes;  Arles; la abbaye de  Montmajour;  Les Baux de Provence; St Remy de Provence; y un paseo a la Caume en les Alpilles. 


SETE

Mi primera parada, aunque no perteneciente a la Provence ya que se encuentra en el Languedoc, esta población va a ser un excelente contacto con el mar y un buen lugar para descansar,  extender las piernas después de todo el día conduciendo. Ver, oler, sentir el mar y realizar la primera pernocta ya que el atardecer está cerca.

Sete es un puerto pesquero, deportivo y comercial que tiene un aire más natural que la mayor parte de otras zonas próximas, mas orientadas al ocio y turismo. Por sus calles, canales y muelles se mezclan turistas y marineros con sus buzos de trabajo, en mucho casos compartiendo los mismos restaurantes.
La localidad se encuentra encaramada a las empinadas laderas del Mont St-Clair y atravesada por numerosos canales a los que se asoman casas de estilo italiano pintadas en tonos pastel y sus balcones de hierro forjado. Los canales son sin duda el principal atractivo de esta pintoresca ciudad, los más céntricos se encuentran bordeados por terrazas y restaurantes-marisquerías que sirven los productos frescos salidos de los propios pesqueros que veo en los amarres del muelle del gran canal.
Paseando por este canal, me envuelve los olores naturales del mar, mezclados con los que emanan de los pesqueros, pintura, gasoil, el pescado de la lonja, junto con los que salen de los asadores de las numerosas marisquerías. El color me rodea, el verde de los árboles que trepan por el Mont St Clair, el azul intenso de los románticos canales, los tonos pasteles de los edificios, los pesqueros con sus vivos colores brillando al sol...


Como atracción espectacular son la Joutes Nautiques. En las aguas del Gran Canal se celebran competiciones en un certamen que no ha cambiado en sus más de cuatrocientos años de existencia, en el que jóvenes a bordo de embarcaciones adaptadas y a remos tratan de arrojarse mutuamente al agua con lanzas de 3 m de largo a modo de justas medievales cambiando el caballo por la barca,  en un espectáculo lleno de música y color.
También nos encontramos con viajes en barco o panorámicos submarinos. Y siempre el agradable paseo por sus muelles, lonjas de pescado, puertos deportivos, y desde el faro o el fuerte Vauban ver el movimiento del comercio marítimo.


Las calles peatonales llenas de tiendas para decoración marinera, bares, restaurantes, y mucha animación me conducen desde el vieux port subiendo por una fuerte pendiente al panorama del Mont St-Clair, desde donde disfruto  de una espectacular visión de la población, la costa, el macizo de Cévennes y la Bassin de Tahau centro de producción de ostras a gran escala e importante puerto desde 1666, y al sur las larga cadena de estupendas playas que se abren al mediterráneo.
A la noche me siento al borde del Gran Canal, unas escaleras bajan al agua, una farola ilumina el entorno, empiezo la primera de las lecturas que me van a acompañar en este viaje. Aun con el lejano eco de las terrazas, algún vehículo que pasa, el ambiente es placido, me alegra y serena. Esta práctica nocturna de lectura en un romántico lugar, va ser la rutina generalizada de mi viaje.
La pernocta la realizo en el puerto, fuera de parquímetros, en una explanada en la que se juntan ACs, algunas de turistas, otras, la mayoría de nómadas y algún camión. Al día siguiente, después de un paseo por la ciudad, recibir la matutina brisa del mar, marcho dirección a Aigües Mortes en la Provence. Atravesando  varias ciudades turísticas y canales de puertos deportivos me encuentro con  las murallas de esta ciudad.



AIGÜES MORTES

Fundada por Luis XI en el s. XIII para consolidar su poder en el mediterráneo y cabeza para sus cruzadas en Oriente, adquirió estos terrenos baldíos y pantanosos (de ahí su nombre) construyendo el puerto, la Tour Constance como protección del puerto y un asentamiento con entramado de calles en cuadricula para su defensa. La ciudad no se fortifico hasta 1272 bajo el reinado de Felipe IV el Hermoso pero apenas medio siglo más tarde los cauces empezaron a enarenarse y el puerto quedo inutilizado cayendo en el olvido. Gracias a esto se ha conservado intacto hasta nuestros días como uno de los ejemplos más imponentes de ciudad planificada del s. XIII sin apenas ninguna intervención posterior, solo las antiguas viviendas medievales se sustituyeron por discretas edificaciones más recientes.
Los parking próximos a la ciudadela son de pago pero con solo un par de vueltas encontré un parking gratuito en una calle sin salida, sin tráfico, enfrente del canal y a la sombra de un gran sauce, de agradecer por el día soleado que hacía.


El estado de las murallas que encierran la ciudad es uno de los mejores de Europa para un recinto medieval,  después de cruzar la porte de la Gardette me dirijo a visitar las fortificaciones a las que accedo a través del museo para llegar a la tour de Constance y  subir al  camino de ronda.
En la tour Constance pervive la tradición del donjon francés, la torre habitable. Una fortificación que aloja en su interior una zona de vivienda cubierta de bóvedas nervadas, sistemas de calefacción y una capilla, un ascensor y escaleras de caracol permiten visitar los diferentes niveles de esta torre, en su piso superior sirvió de calabozos hasta el s.XVIII para presos de importancia, primero templarios seguidos de hugonotes y políticos.
Tengo suerte ya que siendo una población de importancia turística el paseo lo realizo con tranquilidad y pocos visitantes. No me gusta que el tumulto  me imposibilite percibir cuando las piedras me hablan.

   
Atravesando el castillete de entrada supero un estrecho puente sobre el foso que separa el torreón de 40m de altura del resto de la fortificación, me adentro  en la sala de la guarnición de planta circular, está cubierta por una bóveda con ojivas que se sustentan en columnas poligonales y saeteras que se abren al exterior.
Y subiendo a la sala alta paso  primero por una galería corrida con  ventanales que permiten vigilar la sala inferior. Esta sala alta sirvió de prisión en sucesivas épocas. Subiendo a su terraza, siendo el puesto de vigilancia que dominaba la región, me permite descubrir un estupendo panorama de la villa, el canal marítimo, las salinas y la Camarga.
   

El camino de ronda de las murallas me permite recorrer íntegramente sus 1690m y sus veinte torres con sus diferentes habitáculos y casamatas, siendo las más importantes las que protegen las entradas a la villa o las que se encuentran en los ángulos. Algunas estas casamatas mediante paneles y audiovisuales nos muestran una  exposición histórica de la villa.
El paseo por las murallas es sorprendente, disfruto del sol, la suave brisa, los ratos de descanso a la sombra de las torres y sobre todo de las sorprendentes vistas, tanto dentro de la ciudad como de los campos, canales y salinas que me rodean.
Todo el conjunto se encuentra estupendamente conservado y con una autentica sensación de realismo, nada es falso, sin reconstrucciones improcedentes; estas piedras tienen ese encanto especial que los siglos de historia conceden a innegables obras arquitectónicas. El itinerario me permite distinguir el entramado cuadricular de la ciudad de 7000 habitantes, sus calles rectas que unen las diferentes puertas, y las viviendas actuales que sustituyeron a las antiguas medievales.

Salgo al exterior a pasear y admirar las murallas y sus torres, la muralla Sur y este se encuentra sin edificaciones y rodeada por un parque herboso que me permite contemplar  libre y natural el diseño de murallas y puertas.
Todos los visitantes se encuentran en el interior al resguardo de este fuerte sol provenzal, camino en completa soledad todo el recinto amurallado, solo ahí donde la vieja ciudad se aproxima a la nueva, la carretera y los parkings rompen este apasionado estar entre el etéreo pasado y el vivo presente  .


Desde esta zona tengo una visión de original color de las salinas de la Camarga ( la extracción de la sal por evaporación) hay un mirador panorámico en el que a través de paneles  explica cómo funciona la extracción de la sal y la fauna que vive aquí.
Regreso al interior a pasear por sus calles, que se hallan protegidas por las murallas del viento salado de estas salinas, me encuentro en un deambular  entre calles de arquitectura discreta, algunas tranquilas y otras con numerosos cafés, tiendas de artesanía, galerías de arte y sobre todo numerosas tiendas de souvenires donde se concentra la mayor parte de los turistas.
El olor al jabón de Marsella se mezcla con el de las bolsitas de lavanda y que a su vez queda semi oculto por el de la fritanga de las creperías, galletas y chocolates.

La plaza St- Louis ,que se encuentra a la sombra de altos plátanos, es el corazón animado de la ciudad y su centro histórico, se encuentra presidida por la estatua de Luis IX, fundador de la ciudad, pero sobre todo por gran número de terrazas de cafés y restaurantes, siendo el lugar más concurrido de la ciudad.
En esta plaza se observan varios edificios antiguos como la iglesia Notre dame des Sablons edificada en vida del rey Luis, es de estilo gótico pero con vidrieras contemporáneas.

Abandono Aigües Mortes dirección Arles, mi próxima etapa. El viaje se realiza atravesando una parte de la Camarga, se trata de un parque natural de grandes extensiones llanas con albuferas, prados, grandes estanques y lagunas con gran diversidad de fauna como toros, caballos y aves como flamencos, todo ello atravesado por numerosos canales y extensiones de los  ríos  pequeño Ródano y el gran Ródano.





ARLES

Cruzando el Ródano, desde el mismo puente de la autopista, aparece Arles bajo un cielo transparente, purificado por el Mistral que refresca y llena de aire la ciudad. El área se encuentra en N 43.68367 E 004.63018 al lado del Ródano en una explanada compartida con autobuses de turismo. Cerca del área, en un pequeño jardín donde se juega a la petanca y junto a unos sucios baños públicos se encuentra los desagües y tomas de agua.
Arles se trata de una ciudad antigua rica en patrimonio romano y artístico, empezó su entrada en la historia cuando Julio Cesar declaro Arelate colonia e instalo ahí a los veteranos de la 6ª legión, a partir del siglo I se amuralla la ciudad y se levantan los monumentos públicos que todavía se conservan. Las invasiones bárbaras marcaron un retroceso a partir del s.V pasando por sucesivas manos de diferentes poderes de influencia, políticos y eclesiásticos, desde el s.XIII sucede su hundimiento político y también comercial, perdiendo influencia y quedando relegada a segundo plano respecto a otras como Nimes.


Desde la plaza Lamartine, donde se encuentra el área, atravieso la muralla por los restos de una puerta fortificada cuya calle me conduce hacia una de las imágenes más típicas de Arles, su anfiteatro símbolo de la ciudad.
El anfiteatro se convirtió en un edificio defensivo durante la edad media, hecho que testifican actualmente las tres torres que alberga y algún muro entre sus arcos por los que se asoma alguna ventana, restos de una antigua vivienda medieval.
En un grabado de 1686 aparece un apretujado conjunto de edificios en torno al interior del espacio oval, hubo hasta tres iglesias y 212 casas, en 1830 se despejo todo este amasijo y las arènes volvieron a ser un lugar de diversión pública.
Hoy me irrumpe el mármol y la piedra iluminado por el Sol en todo su antiguo esplendor, rodeado de estrechas callejuelas, pequeños y antiguos edificios en una integrada armonía, como si el arquitecto de la historia hubiese planificado sobre plano el futuro devenir de la ciudad.

Este anfiteatro es junto al de Nimes el mejor conservado de Francia y como aquel, se utiliza para espectáculos diversos, incluidas las tradicionales corridas de toros junto con las típicas de la camarga sin muerte de toro. Fue construido hacia el 90 a.C y podía acoger a unos 20.000 espectadores (hoy Arles tiene 53.000 habitantes). Formado por dos arcadas superpuestas alcanza los 21 metros de altura y ocupa el puesto número 20 entre los anfiteatros más grandes del mundo romano. Los combates de gladiadores y fieras tuvieron lugar hasta el final del S.V.
Hoy es un espectáculo su visión en el centro de la ciudad, elevado sobre una colina y circundado de edificios que nos proporciona unas pintorescas vistas del conjunto,  en completa  armonía entre  residencias y anfiteatro.
Su visita interior decepciona demasiado por la infraestructura moderna que hay instaladas, como gradas metálicas y vistosos burladeros rojos para su uso como recinto de corridas taurinas, pero aun así es grandiosa la visión desde las gradas superiores que nos permite ver una bella panorámica del conjunto arquitectónico, los tejados de la ciudad y el Ródano.
   
Recorro la forma oval del anfiteatro donde se encuentran numerosas tiendas de souvenires, grupos de turistas siguen a los guías, anuncios de corridas de toros cuelgan de los barrotes que cierran el paso a los arcos del anfiteatro. Descubro las bellas vistas de fachadas de antiguas casas frente a este monumento, contemplo detalles de encantadoras callejuelas que parten desde aquí.


Cerca del anfiteatro me encuentro con los restos del antiguo teatro. Este edificio fue construido durante el gobierno de Augusto al final del s.I a.C, podía acoger a 10.000 espectadores y a pesar de su importancia son pocos los elementos de su decorado y escenario que subsisten.
Al igual que el anfiteatro a la caída del Imperio se usó como cantera y recinto fortificado y entre sus arcos se habilitaron viviendas hasta 1834 y las torres que quedan aun en pie datan de esta época. Hoy se realizan espectáculos en las cálidas noches del verano arlesiano.

Bajando desde el teatro, por lo que antiguamente fue una calle de la ciudad romana, alcanzo la Plaza de la Republica, la más grande y destacable, situada en pleno centro de la ciudad. Esta plaza se concluyó en el s.XVII y la rodean el ayuntamiento, la fachada del palacio arzobispal, la iglesia de Santa Ana y la Iglesia de Saint-Trophine.
El obelisco que hay sobre la fuente procede del circo romano, tras contemplar los leones que rodean el obelisco hay que colocarse delante de la puerta de la catedral de St-Trophime, uno de los exponentes más exquisitos de la labra en piedra de la Provence del s. XII. Su pórtico se inspira en los arcos de triunfo romanos. En su interior nos encontramos con su claustro que es el más lujoso e importante por sus esculturas de todos los de la Provence.
Esta plaza es un lugar encantador con un entorno espectacular muy apropiado para descansar aprovechando  el frescor de la fuente y la sombra de los edificios.


Entro en la plaza du Fórum, la más animada de todas debido a las numerosas terrazas que la ocupan, la atracción turística de esta plaza es fotografiarse precisamente a lado de uno de estos cafés, conocido por el cuadro de Van Gogh, Le Café d'Arles o café la nuit.
En esta búsqueda de la historia de  Vang Gogh en la ciudad queda desplazada en importancia la estatua que preside la plaza. Esta escultura es un homenaje a Federico Mistral, poeta y escritor en provenzal responsable del resurgimiento de la cultura Provenzal y premio nobel de literatura a un escritor en una lengua minoritaria, el dinero de este premio lo invirtió en la realización del Museo Arleten y convirtiendo a Arles en bastión de la cultura provenzal.

Después de su decadencia, Arles renace a partir del s. XIII, testimoniándolo los monumentos medievales y en los siglos XVII y XVIII se construyen numerosos palacios particulares que dan muestra de la importancia creciente de esta ciudad. Por sus calles, entre fachadas desconchadas necesitadas de una buena rehabilitación, con un abandono casi premeditado, que le provee de este aspecto natural, camino por los restos de obras románicas, góticas, funerarias, paganas, cristiano primitivas. Arles ofrece una mezcla de tradición y autenticidad junto a su especial atmosfera mediterránea.
   
Arles recuerda con especial orgullo el haber sido seleccionada por Van Gogh como inspiradora del "futuro del nuevo Arte". Aquí nacen algunas de sus obras más famosas que marcaron el desarrollo impresionista, "les Alyscamps, la maison de Vincent, le Café d'Arles (café la nuit), le pont de langlais y numerosos retratos. Con Paul Gauguin se instala en la llamada "casa amarilla" (destruida por un bombardeo en la II G.M). Pronto afloraran una serie de diferencias y constantes discusiones, víctima de una crisis neurótica, Van Gogh se corta la oreja (otras versiones narran que se la corto Gauguin en una pelea).
En la oficina de turismo, el plano que nos entregan viene seleccionado los diferentes circuitos y rutas entre estas se encuentra el circuito Van Gogh que mantiene vivo el recuerdo del artista en un recorrido por las calles y lugares donde pinto, la fundación que lleva su nombre y en los miles de souvenires con imágenes de sus obras en Arles.
Estos circuitos nos conducen por zonas como Les Alyscamps donde los romanos instalaron el recinto sepulcral fuera de las murallas. Los muertos fueron recibiendo sepultura en varios niveles entre los s. IV y s. XIII. Actualmente estos sarcófagos han ido a parar en gran parte a diferentes museos, sin embargo algunas de ellos todavía bordean un atractivo camino llamado Campos Elíseos.
Los Criptoporticos que son una serie de galerías que sostenían el antiguo Foro, los restos son tres galerías dobles con bóvedas de cañón y usadas posteriormente como comercios y almacenes.
Las termas de Constantino se construyeron al borde del Ródano en el s.IV y se componían de varios edificios, hoy podemos contemplar los emplazamientos de salas de agua caliente, las piscinas, los mecanismos de ventilación del aire caliente, todo ello construido alternando el ladrillo y la piedra calcárea.

Arles siempre ha sido para mí una etapa de descanso en numerosos viajes, visitas a la Provence, la Costa Azul, ida y vuelta de la frontera italiana, así que conociéndola tanto no le dedico mucho tiempo, estoy al principio del viaje y todavía me queda mucho por ver y poco tiempo para hacerlo.
Antes de marchar me acerco otra vez al anfiteatro, para desde la plaza de la iglesia N.D. la Major ver una panorámica de los tejados del barrio antiguo con sus tejas romanas, al fondo se ven los montes Alpilles que es a donde me dirijo ahora, la abadía de Montmajour la cual también se distingue en la foto.

Me despido de Arles en el puerto, lugar donde está el área. La noche pasada ha sido preciosa, con mi recién empezado  libro, sentado en el puerto viendo pasar el Ródano que parece empujado por el frio mistral que baja de los Alpes, aire que me obliga a abrigarme pero que también me refresca del fuerte calor que he pasado en el intenso día de hoy



ABBAYE DE MONTMAJOUR

A pocos kilómetros de Arles me encuentro con esta hermosa abadía enclavada en un bonito entorno natural. Su historia comienza en 949 con la fundación de un primer monasterio sobre una colina rocosa que sobresalía en una zona de marismas, como una isla y de ahí viene el nombre de Le Mont Majeur. Su gran éxito de peregrinos y con el apoyo de los condes provenzales se erigió una primera iglesia en el s.XI sustituida entre el 1130 y 1180 por la edificación románica existente. En 1703 se hicieron ampliaciones de estilo barroco y a la disolución del monasterio en 1970 le siguió un desmantelamiento parcial, hasta que en 1872 empezó la primera restauración. Así, Montmajour presenta actualmente un enorme conjunto de edificios donde la iglesia románica aparece rodeada de inmensas ruinas barrocas.


La iglesia del s.12 se compone de una iglesia alta y una iglesia baja o cripta, esta cripta se encuentra parcialmente incrustada en la roca y parte sobre elevada sirviendo para nivelar el terreno de la iglesia abacial. La cripta se extiende bajo la nave principal y el coro de la iglesia, dispone de un espacio central que comunica con un deambulatorio a través de arcos, todo ello le confiere un aspecto mágico, misterioso y aún más cuando todavía se desconoce las funciones del deambulatorio, es posible que en las capillas de este hubiese tumbas lujosas ubicadas cerca de las reliquias conservadas en el altar del centro.
   

La iglesia abacial muestra una arquitectura exquisita y su interior nos sorprende por su amplitud y altura, carece de decoración en las paredes, sin enmascarar con motivos ornamentales como altares, pulpitos, esculturas... una arquitectura limpia, vacía, que me permite disfrutar del espacio y  que sus formas circulares destaquen más. Este lugar tiene la magia de las antiguas piedras; piedras que por sus venas circulan torrentes de historias piadosas y virulentos tiempos; perderse en el espacio tiempo, tocar las piedras, sentir las marcas de los canteros...


Su claustro se considera una variante del de Arles por la disposición de los pilares, la bóveda de cañón y el estilo de decoración escultórica, teniendo en cuenta que en su restauración muchas piezas no fueron localizadas. La tumba de pared posiblemente correspondió a los condes Toulouse y de Provenza y se cree que aquí fue sepultado el conde Ramón Berenguer muerto en 1166. Como todos la Claustros, sobre todo los abandonados, son un lugar acogedor de serenidad maravillosa, relajante; un lugar para soñar y meditar.

El donjon "Tour de D'Abbe" de 26 metros de altura se erigió en 1396 como protección frente a las "Grandes Compagnies", grupos de mercenarios que actuaron durante la guerra de los cien años. Después de una fuerte subida me sitúo  en una amplia terraza donde el mistral me refresca del esfuerzo de la subida.
Esta azotea me brinda  una panorámica espectacular; primero del conjunto de la abadía con sus patios interiores y la inquietante necrópolis que hay a sus pies, y a lo lejos una visión que va desde la Camarga a los Alpilles, vemos Arles, Les Cevennes, Beaucaire y Tarascon, ciudades que posteriormente visitare.







LES BAUX EN PROVENCE

En el corazón de Les Alpilles la ciudadela de Baux se yergue sobre un promontorio, "Bau" significa en provenzal escarpe rocoso, como una extensión natural de una enorme meseta rocosa con forma de espolón. En la edad media fue el hogar de poderosos señores feudales que afirmaban descender del rey mago Baltasar, y su corte poseía una gran influencia cultural.
Durante este tiempo le Baux vivió del poder y de las extensas posesiones en la Provenza que poseían los señores feudales, los cuales no debían obediencia a nadie, los señores de Baux tenían aquí la principal localidad de este extenso feudo que nunca dejo de plantar cara al emperador, al rey de Francia o al Papa.

   
La gloria de Les Baux termina en 1632 cuando esta fortaleza que se había convertido en baluarte protestante hizo frente al rey Luis XIII, fue tomada por el Cardenal Richelieu y sus murallas destruidas siendo sometido este principado independiente y rebelde bajo la corona francesa.

   
Con la destruccion de la fortaleza el pueblo murio, fue siendo abandonado paulatinamente hasta que en el sXIX quedo practicamente en ruinas. Siendo posteriormente descubiertos sus encantos por el turismo y regresando posteriormente la gente que hoy viven principalmente del dinero que genera el turismo. Su reconstruccion le ha valido el titulo de "les Plus Beaux Villages de France".

             
La mayoría de las casas parcialmente derruidas y reconstruidas datan de los s.XVI y x.XVII y forma una colección de iglesias, capillas, mansiones y bellos edificios con intrincadas callejuelas en las que se han instalado restaurantes, tiendas de souvenires, galerías de arte y pequeños museos.
Haciéndole perder su encanto natural por la acumulación de turistas cuyo objetivo parece el visitar todos los escaparates de los comercios, realmente se hace desagradable avanzar por sus calles (aunque las fotos no lo reflejen). Es preciso buscar el momento y el lugar adecuado para sentir este fascinante conjunto arquitectónico.


En la pequeña y agradable plaza de St Vincent con la Iglesia parcialmente empotrada en la roca tenemos una bonita vista del valle de la Fontaine y el val d'Enfer "valle del Infierno y contemplar este entorno escarpado donde se encuentran las ruinas del castillo y el pueblo, cuyas peculiares rocas fueron según las leyendas, refugio de Brujas y duendes.
En 1821 se descubrió aquí el mineral "La Bauxita" que toma su nombre de la ciudad, toda la zona se encuentra llena de minas, algunas de las cuales se pueden visitar y otras sirven de espectáculos de luz y sonido.


En lo alto de una cuesta, cruzando todo el pueblo, se asienta la increíble aldea fortificada de Les Baux. Increíble porque resulta difícil distinguir las ruinas de esta ciudadela del s.XI de la roca viva sobre la que se asienta, que es parte a la vez cimientos y parte integrante de su estructura con dependencias y alojamientos escavados en la propia roca.
Una vez dentro del sitio comienzo la visita explorando la plataforma con su impresionante vista que me conduce  a la mesa de orientación en el extremo sur, al lado de esta tabla panorámica se encuentra la estatua del poeta provenzal Charlour Rieu que soñó en sus letras las tierras de Les Baux, su estatua mira para siempre el impresionante paisaje que se extiende ante él, desde Les Alpilles al mar. Y hacia el norte, ahí a donde voy  ahora, el conjunto del castillo dominando la roca.
Primero paso por una serie de reconstrucciones de máquinas de sitio, con las que en verano se realizan demostraciones y espectáculos de lanzamientos. A lo largo del recorrido encuentro  paneles informativos que explican con textos y dibujos de cómo era y como se vivía en el castillo en la edad media

Las ruinas de la ciudadela  se extienden por el flanco Este del espolón rocoso culminado por dos torres y el Donjon que se encuentran sobre la cresta de esta roca, en el flanco contrario cae la roca en vertical sobre el valle en una defensa natural e inexpugnable.
Encaramado en este afloramiento rocoso el castillo tiene un aire de calma, de nostalgia, misterio; que me lleva al descubrimiento de lugares inesperados.
Me encuentro con la primeras ruinas de castillo, sobre un extremo de la cresta aparece la desolada tour Sarrasine que formaba parte de un ingenioso sistema de defensa concebido para engañar a los atacantes; su nombre deriva de la amenaza que suponían los piratas sarracenos procedentes del sur, y a sus pies tenemos el "Seconde Basse Cour" con viviendas del s.XVI talladas en la roca con el piso asfaltado, chimeneas y techos en forma de bóveda.


Pasando por estas dependencias alcanzo al acceso de esta primera torre, La Sarrasine, se trepa por escalones tallados en la roca hasta llegar a la plataforma de la torre, la cual se corresponde también a la propia roca del espolón.
Desde esta posición tengo una panorámica sobre la meseta sobre la que se asienta la roca, la exposición de las máquinas de sitio, el molino, la chapelle St- Blaise, el hospital Quiqueran, el llamado Plan Dalle una gran superficie rocosa que servía para recoger el agua de lluvia y dirigirla a las cisternas, los tejados de la villa así como toda la cresta de la roca hasta el Donjon.
Cualquier lugar es apropiado para sentarse, fantasear y soñar en este fantástico lugar, bajo el brillante sol, olor a piedra y campo, masajeado por la suave brisa que baja de la montaña.



Una grandiosa vista completa el horizonte de la gran planicie hasta Arles, la Abadía de Montmajour, la Camarga y hacia el otro extremo, detrás del Donjon las estribaciones de la cadena montañosa de les Abeilles


Bajando de la Tour Sarrasine entro en el primer patio, el corazón de la ciudadela y lugar donde los señores tenían sus residencias. Aquí los restos están más completos; se distinguen lienzos completos de muros, las antiguas habitaciones del s.16 escavadas en la roca, la capilla Castral de Ste Catherine, las cisternas, silos de grano, la panadería y la entrada principal a lo que fue el núcleo del castillo por un pasadizo elevado con escalones utilizado para cerrar el acceso a la ciudadela, llamado el "Trou aux liêvres"

Ya al pie del Donjon, hay que escalar a la tour Bannes por una difícil y vertiginosa escalera de peldaños muy desiguales que me lleva a visitar los restos de la torre del Homenaje; la tour Bannes  formaba parte del sistema defensivo del Donjon, ahí donde ondea la bandera de Baux. Construido  en el punto más alto de la meseta, solo conserva tres paredes, la que da al barranco ha desaparecido. Desde aquí veo estupendamente la arista que forma la roca y la situación estratégica de sus fortificaciones. También me ofrece una bella panorámica de sus planicies cultivadas de viñas y olivos.
En lo que fue la muralla norte, sobre la cima de una roca, me encuentro con la tercera torre "la Paravelle" que me ofrece otra bella vista del conjunto de la fortificación, desde el Donjon, la arista fortificada, las dependencias de la ciudadela y una panorámica de la villa de Baux y el Val d'Enfer
   
Desde aquí accedo a las salas bajas o salas subterráneas del Donjon atravesando el interior de la roca y bajando por una escalera tallada en la piedra con la ayuda de un cordón sujeto a la pared, que nos guía y sostiene. Desde aquí me acerco al palomar "Le Pigeonnier", estos palomares fueron tallados en la pared de la roca por más de 2.000 casillas para sus nidos.

Llego al exterior, a este primer patio para hallar la zona donde se realizan exhibiciones de tiro con arco, jardines de plantas medicinales.... Y dando por finalizada la visita abandono la ciudadela y atravesando por última vez las callejuelas de la villa, la hora avanzada hace que el paseo sea más agradable, la amplia cantidad de turistas se van marchando y las calles recuperan su hechizo añejo.
La guía que llevo me indica un punto panorámico en la carretera que permite ver el conjunto de la villa pero no lo localizo y termino escalando las rocas para tomar  una fotografía de este conjunto; la visión es grandiosa la luz baila sucintamente en esta masa de roca y a través del paisaje de campos de olivos y viñas. Termino el día marchando a la próxima población de St- Remy que se encuentra en la cara norte de la cordillera de los Alpilles.


ST- REMY DE PROVENCE

Población a la vez soñadora y somnolienta, con sus boulevares arbolados, fuentes, plazas y estrechas calles ha sido famosa por dos razones; la primera por ser lugar de nacimiento en 1503 de Nostradamus, conocido por sus cripticas profecías y la segunda por la estancia de Van Gogh entre 1889 y 1890. Vincent Van Gogh después de cortarse la oreja pidió ser internado en un hospital psiquiátrico. El escogido por sus amigos fue el antiguo monasterio de St-Paul de Mausole, en St-Remy; Van Gogh, al que se le permitía salir a pasear por los alrededores, pinto de manera prolífica durante los doce meses que permaneció aquí, un total de 150 lienzos.
Hoy paseando por la ciudad y alrededores encontramos paneles informativos y reproducciones de sus pinturas. Los paneles nos permiten contemplar al mismo tiempo el cuadro y la imagen original que sirvió a Van Gogh para realizar su obra.
Siguiendo la indicación de parking gratuito llego a una explanada tranquila y cerca de la oficina de turismo y el centro de la villa, hay también una gran AC con un remolque. GPS 43.78347 - 004.83460.


La ciudad antigua se enrosca como un caracol  dentro de un boulevar circular  con   grandes plátanos y terrazas. Después de contemplar desde la plaza de la republica la colegiata de St Martin me adentro en el centro histórico. Su casco antiguo posee edificios y restos romanos, románicos, medievales o del renacimiento, por lo que visitarlo, recorrer simplemente sus calles ya supone un viaje en el tiempo, un paseo por un museo vivo, a la vez que pequeño y tranquilo. Sus calles poseen bonitos recovecos, fuentes y plazas, lugares donde se reúnen la arquitectura provenzal con el ambiente típico de cafés y terrazas.

Nostradamus nació en 1502 en esta población, este científico, médico y humanista ha visto sepultada su obra por las famosas "profecías". A partir de la profecía de la muerte del rey y marido de Catalina de Medicis, Nostradamus será desde 1549 su  consejero astrológico, a la muerte de sus hijos y la dinastía de los Valois abandona la corte y vuelve a la provence, a la población Salon de Provence ejerciendo de medico hasta su muerte.
En la rué Hoche se conserva su casa natal señalizada con una placa y entre las calles Carnot y Nostradamus vemos la fuente Nostradamus s.19 con el busto del célebre hijo del país

Antes de abandonar la comarca de Les Alpilles voy adentrarme un poco en esta cordillera montañosa; para esto me dirijo a una montaña llamada La Caume siguiendo la carretera dirección Maussane y a poca distancia de St- Remy me encuentro con las ruinas de la ciudad romana de Glanun, la entrada de esta ciudad está señalada con el nombre de Les Antiques. Este conjunto de monumentos está constituido por un Arco honorifico que se construyó probablemente para conmemorar la fundación de la ciudad hacia el 25 - 50 AC.
Al lado del arco y sin ninguna referencia arquitectónica reconocible (única obra romana de este estilo) se erige el llamado monumento Juliano, en forma de torre. Resulta llamativa la superposición de tipos arquitectónicos distintos en vario niveles.


LES ALPILLES - la Caume

Abandonando Les Antiques asciendo por la carretera en el interior de  la cadena montañosa de Les Alpilles, en un paisaje donde dominan los pinos se encuentra un amplio parking con señalizaciones de los circuitos pedestres, y en concreto de la cima a la que me dirijo La Caume. Una amplia pista me conduce desde el parking a lo largo de 4 Km hasta la cima que se encuentra a una altura de solo 387 metros.
La pista nos lleva entre bosques de pinos y una flora mediterránea, según gano altura comienzo a ver el paisaje y surge entre las rocas  la ciudad de St Remy. Lamentablemente la cima se encuentra ocupada por edificaciones de transmisiones y con vallas que impiden el acceso, tengo que buscar otra explanada cercana a la que asomarme para contemplar el espectáculo y el vasto panorama que se me ofrece.


Les Alpilles, o "Alpes pequeños" son una franja montañosa que puede considerarse como  una pequeña cordillera; en este lugar crecen olivos y almendras, cipreses y pinos, pero la roca se muestra en su mayor parte desnuda. En esta naturaleza austera y luminosa hay áreas vírgenes que son reservas naturales protegidas, donde águilas, buitres y búhos dan caza a sus presas.
La vista desde la Caume resulta particularmente atractiva, al sur vemos la plana de Crau y la Camarga y al norte el valle del Rodano y le Mont Ventoux.


2 - De Tarascón a Beaucaire; Le Pont du Gard; Castillón du Gard; Uzès; Avignon; Villeneuve-les-Avignon; y Orange; cruzando el Ródano entro en el Ardèche; visito Aiguèze y continuo ruta por Les Gorges de l'Ardèche hasta Pont d'Arc.



TARASCON

Abandonando Les Alpilles me dirijo al valle de Ródano, la primera ciudad con la que me encuentro es Tarascón, cuyo elemento más distintivo es el castillo al borde del Ródano.
Según la leyenda la ciudad toma su nombre de la Tarasque, un monstruo mitad animal, mitad pez que aterrorizo a los pueblos de la zona; y aquí esta leyenda se junta a otra leyenda, la bíblica de  Santa Marta. Cuenta la tradición provenzal que a la muerte de Jesucristo, Marta, Lázaro y María Magdalena, entre otros abandonaron aquella tierra en una barca, desembarcando en las tierras de La Provence en el año 48. Las reliquias de María Magdalena se veneran en el monasterio de St- Maximin, cerca de Marsella y a Santa Marta en Tarascón.
La Tarasca tenía su morada en una gruta y siempre aparecía para comerse a los niños y al ganado, Sta Marta haciendo la señal de la cruz aplaco y amanso a la bestia de tal modo que el pueblo pudo cortarle la cabeza. Su fiesta se celebra desde 1474 con una procesión en la que se porta la imagen de la Tarasca.
Hoy las reliquias de Ste Marthe se conservan en la iglesia que lleva su nombre, edificada en el s. 12 y reconstruida en gran parte en el s. 14 y restaurada después de haber sufrido los ataques aéreos  en 1944. Conserva un bonito portal Románico aunque parte de su iconografía ha desaparecido. En su interior, muy sombrío se accede a la cripta donde se encuentra expuesto el sarcófago de Sainte Marthe del 3º al 4º siglo.

Pero sin duda que el elemento más distintivo de Tarascón es el Castillo del s. XV a orillas del Ródano que aprovechando un pequeño islote le dotaba de un foso natural. Este castillo es uno de los mejores ejemplos de arquitectura gótica militar de La Provence.
Su sombrío exterior militar oculta el palacio renacentista interior, se empezó a construir hacia el año 1400 y se terminó 50 años más tarde y se caracteriza por disponer en un conjunto armónico las dependencias militares y defensivas con las palaciegas. El conde de Provence Louis II de Anjou gracias a la influencia ejercida en sus años de infancia en Italia inicia la construcción del palacio-fortaleza de arquitectura principesca. Cuando en 1481 la Provence se une al reino de Francia, se suprime la frontera del Ródano y por lo tanto esta hermosa fortaleza sirve como residencia de paso  a los reyes y grandes señores y dignatarios de la corte real. Ya en el s. XVII el castillo se transforma en prisión donde prisioneros de guerra españoles o ingleses dejaron grafitis que hoy se conservan.


A partir de 1816 se convierte en prisión oficial, en 1840 se le incluye en una primera lista de monumentos nacionales pero no es hasta finales de siglo en que el estado inicia su restauración, se abandona como prisión en 1926 y a partir de 1932 se hace accesible al público su visita.
Paseando por esta pequeña villa de marcado acento provenzal y burguesa  alejada del estilo campestre y rural con estupendas edificaciones de ricos comerciantes, sorprende por el atractivo turístico que posee y que no forme parte del circuito turístico. Tenemos el paisaje del Ródano, el estupendo castillo cuyo interior nos ofrece un bonito espectáculo, junto con la tranquila, apacible y encantadora población y la proximidad de otra población interesante como Beaucaire.
Desde el castillo entro en la ciudad atravesando el barrio judío y por su arteria principal llego  a la bonita calle portificada de les Halles, en la edad media se realizaba el mercado en esta calle.
Personaje celebre de esta población es Tartarin de Tarascon se trata de un personaje nacido bajo la pluma del escritor Alphonse Daudet "Aventuras prodigiosas de Tartarin de Tarascón "en 1872. Narra la historia de Tartarin que a modo de Don Quijote desde muy temprano en su vida sueña con expediciones y aventuras, lee todos los libros de viajes, colecciona novelas de aventuras que hablan de lugares y animales exóticos, Daudet nos entrega una visión humorística de las fantasías aventureras de un burgués de provincias que no conoce más allá de su propia ciudad. Hombre sencillo, jactancioso y humano que en esta historia combina fantasía, comedia y tragedia de un hombre solitario que se refugia en un mundo imaginario. Hoy el termino tartarinade se traduce como una "bonita mentira".
Separadas por el rio Ródano se encuentran las poblaciones de Tarascón y Beaucaire, dando un paseo desde Tarascón cruzando el nuevo puente (el antiguo fue destruido por los bombardeos de 1944) obtengo  las mejores imágenes del castillo al borde del agua, los barcos mercantes y cruceros que navegan por el Ródano y la población de Beaucaire con las ruinas de su castillo en la colina.






BEAUCAIRE

Lo primero que me sorprende a la entrada de la ciudad es su puerto, forma parte del canal que une el Ródano con la población de Sete y el canal del Midi. Este canal junto a la posición estratégica de caminos y la comunicación a través del Ródano la convirtió en una ciudad rica y prospera. Fue famosa en los s.XVII y XIX por sus ferias comerciales internacionales, durante diez días de feria libre acudían cientos de miles de personas. Durante estos siglos, aumenta la ciudad y la población, el boato y el refinamiento de la arquitectura aumenta al mismo tiempo que la riqueza de los comerciantes y durante este tiempo se edifican los más bellos monumentos y mansiones. Con la llegada del ferrocarril se modifican los flujos comerciales y el fin de la ruta comercial por el rio sume a Beaucaire en el anonimato.


Desde puerto, la visita de Baucaire prosigue por la encantadora plaza de la república, donde se encuentra el Ayuntamiento, viejas arcadas, bonitas fachadas a la sombra de grandes plataneros y continúo con el recorrido por sus plazas y calles jalonadas de casas antiguas, de palacetes de los s.XVII y XVIII y números arcos que unen las viviendas sobre las calles.
Estas bellas mansiones son la evidencia de la rica historia de Beaucaire con notables casonas y las ostentosas fachadas de sus mansiones, todo ello en un trazado de callejuelas rectilíneas que se entrecruzan con otras en un bonito laberinto de enorme amplitud que recorro  teniendo como meta la colina del Castillo.
Al igual que su vecina Tarascón, este paseo es natural ya que carece de elementos turísticos que estropeen este paisaje urbano como tiendas, souvenires, restaurantes, terrazas... hay poco turistas  y el paseo se realiza a través de una ciudad en la que gente vive, trabaja y a ciertas horas parece casi fantasma, posiblemente a causa del calor provenzal de primeras horas de la tarde.

El castillo medieval domina desde lo alto de una colina el centro histórico de Beaucarie, fue construido en el s.XI y desmantelado parcialmente por orden de Richelieu en el s.XVII. El castillo inicialmente era la residencia de los Condes de Toulouse, los señores de Beaucaire; participo en la defensa del condado de Toulouse ante el ataque francés en la cruzada contra los cataros, siendo asediado en 1216. Con la caída del Condado de Toulouse en poder del reino Francés pasa a propiedad del Rey  convirtiéndose en la sede de un Senescal que administra las posesiones reales del Sur.
El recinto de este castillo está compuesto por la torre poligonal, una torre redonda, el lienzo de murallas, una capilla románica, restos arqueológicos y además un tranquilo jardín con pinos y cipreses que me ofrece una bonita vista de los tejados de la ciudad, desde las murallas contemplo una panorámica del Ródano y la vecina Tarascón y un bonito lugar donde me acomodo para descansar mientras admiro este paisaje.
Próxima a Beaucaire se encuentra la interesante abadía de Saint Román, un monasterio rupestre muy original, no lo visite porque la prioridad era llegar a Pont du Gard con el sol en poniente iluminado esta magnífica obra por su lado original, sin el puente añadido en el s.XVIII en su lado oriental.




PONT DU GARD

Abandonando el Ródano me dirijo dirección a Uzès; cruzando el rio Gardon en Remoulins me encuentro con las señales que me conduce a esta obra. Como los parkings de ambas orillas son de pago decido en la misma carretera de Uzès, en una rotonda, aparcar la furgoneta y salir en busca del acueducto; en seguida localizo las trazas del acueducto y siguiendo un bonito sendero paralelo de típica vegetación mediterránea me lleva a la parte alta del puente y del rio Gardon, desde este punto descubro la belleza  del entorno natural en el que me encuentro.
La majestuosidad del puente es más si cabe gracias al ambiente natural en el que se encuentra construida esta obra ,en un bello paisaje de rio Gard. Integrada de una forma natural, sus viejas piedras la dotan de sensación de ligereza en un cuadro de colinas cubiertas de vegetación mediterráneas, las aguas verdes del rio Gardon pasan entre sus arcos bajo un cielo azul intenso y cada uno de estos elementos contribuye a un maravilloso espectáculo en su conjunto.
En las orillas del rio Gardon, ahí donde el valle se ensancha, se cultivan productos típicos del mediterráneo como viñas, cereales, olivos... y próximo al rio, recorriendo sus senderos me encuentro con zonas privilegiadas donde darme un refrescante baño a la vista de esta grandiosa obra.


Este acueducto de 50 km que enlaza el nacimiento del rio Eure en Uzês con Nimes fue una obra de ingeniería única en su género. Combinando de manera extraordinaria lo funcional con lo estético para el objetivo de llevar agua fresca y pura a Nimes.
Construido en el año 15 d.c los ingenieros realizaron una increíble proeza técnica, calculando una pendiente que permitiera un flujo constante de caída de agua por gravedad en los 17 metros de desnivel de altitud entre el inicio y el final; fue un logro salvar montes y valles, túneles de cientos de metros, pasar por encima de ríos y cuyo tramo más grande que ha sobrevivido es el puente que cruza el rio Gardon.
El acueducto atraviesa el rio a lo largo de 275 m y con una altura de casi 49 m con tres arcadas superpuestas. El ancho mayor de arcada de 24 metros se alcanza en los arcos inferiores situados directamente sobre el curso del rio. Ninguna otra bóveda medieval salva distancia parecida. Estos arcos inferiores están construidos con grandes bloques de piedra que se aguantan con su propio peso, sin necesidad de mortero y los mismos romanos lo consideraron como el mejor testimonio de la grandeza del imperio siendo el mayor puente que construyeron. Hoy tal reconocimiento y merito lo conservamos todos llevando su ilustración en la cartera. Ya que "El pont du Gard da imagen al billete de 5 euros".


Esta construcción ha superado tan bien el paso de los siglos que el agua no dejo de correr por sus canales hasta el siglo IX. En el s.XVIII se construyó un puente en el primer nivel del acueducto para poder atravesar el rio Gardon protegiendo la obra antigua.
Después de un día sin descanso, sol y calor el tiempo pasado en  este lugar se convierte en un momento mágico, aun con el movimiento de turistas, bañistas, o navegantes de kayak, la sensación de quietud, silencio y tranquilidad envuelve el ambiente, como si la presencia y serenidad del puente nos influyese en nuestro ánimo.
El sol va bajando y hay que pensar en la pernocta así que vuelvo por el mismo camino, buscando las trazas del sendero y señales PR hasta llegar a la furgoneta. Me dirijo a la población cercana de Remoulins donde se encuentra un área gratuita al lado del puente que cruza el rio Gardon.
El área no es pequeña pero el lugar por su popularidad se llena enseguida, por este motivo abandono pronto el Pont du Gard perdiéndome el atardecer y su iluminación nocturna. Paso el ocaso sentado al lado del rio Gardon leyendo y a la noche, buscando un lugar con iluminación en el pueblo donde continuar la lectura descubro que tiene cierto interés por sus calles y edificaciones de fuerte carácter rural. A la mañana siguiente marcho dirección a Uzès haciendo una pequeña parada en la población de Castillón du Gard.



CASTILLON DU GARD

Me dirijo  a  esta pequeña y tranquila población a poca distancia de Remoulins. Se encuentra sobre un promontorio rocoso de 96 m de altura, rodeada de murallas en las que se abren las ventanas de las viviendas que se adosaron a estos muros. La antigua "Castrum de Castellione podía desafiar los intentos de invasión y aguantar los sitios prolongados.
El castillo no era al uso medieval ya que no se trataba de una posición estratégica si no que se pretendía un uso defensivo sin excesivos gastos, Un portal con matacanes y un rastrillo garantiza su acceso; junto a este portón se encuentra la casa de guardia que en los periodos más violentos, como en las guerras de religión, dieron cobijo a una importante guarnición, cuyo poder era ejercido por el poderoso obispo de Uzès.
Paseando por sus callejuelas descubro  como estos estrechos pasadizos eran parte esencial en la defensa del Castro, en caso de invasión se cerraban y atrapaban en su interior al enemigo.

También hay lugares donde contemplar las vistas, panorámicas que me llevan desde la llanura con el paisaje de viñedos y la "Garriga" (como se llama al conjunto de colinas cubiertas de típica vegetación mediterránea que hay en esta zona)  hasta el Pont du Gard. El recorrido lo realizo sin turistas, aun cuando hay una pequeña pero interesante hostelería de restaurante y terrazas, parece que la población vive al margen del turismo aun encontrándose en un lugar de gran atracción por la proximidad del Pont du Gard.
Saliendo de la población mi próximo destino es Uzès que se encuentra solo  a 15 km de distancia.



UZÈS

Uzès es una atractiva población encaramada a una colina sobre el rio Alzon y con una larga historia cuyo final fue caer en el olvido y mantenerse intacta en el tiempo hasta su descubrimiento para el turismo.
En la edad media fue sede del Obispado, condes y duques llegando a ser una poderosa familia del reino en el s XVII (Uzès fue el primer ducado de Francia). La revolución, el nacimiento del Estado moderno y por consiguiente la desaparición del feudalismo reducirán el poder de esta familia. Hoy sus descendientes, después de mil años, todavía poseen el castillo del centro de la villa.
La ciudad se adhirió a la reforma en 1546 y se convirtió en un baluarte del protestantismo en las guerras de religión siendo gravemente dañada en este conflicto, la muralla medieval hoy desaparecida, aun se puede imaginar en el trazado que describen los bulevares. Posteriormente con la anulación del edicto de Nantes en 1685 (edicto que garantizaba la libertad de religión) una parte de la población tuvo que abandonar la ciudad, lo que provocó el inicio de su empobrecimiento y unido a que Uzès tampoco se sumó a las ventajas de la industrialización ni del incipiente turismo en el sXIX supuso que la estructura de la ciudad medieval, marcada más tarde por edificios renacentistas y barrocos, se ha conservado intacta.


En la segunda mitad del s.XX empezó a prosperar y a restaurarse gracias a la labor del Ministro de Cultura y escritor André Malraux (de joven solía pasar aquí con su abuela las vacaciones de verano), que otorgo a la población la categoría de monumento nacional. Hoy es un centro comarcal importante y uno de los pueblos más atractivos de la comarca, le ha supuesto su inclusión en el circuito turístico.
La Place aux Herbes es el corazón de la ciudad, ribeteada por arcadas  y galerías del s.XVII nos invita a la contemplación y el paseo. Son el punto del que irradia toda la animación autóctona, con grandes plátanos, sus mercados o rastrillos, y la turística con las terrazas y comercios que le hacen perder la naturalidad a este conjunto de plazas y callejuelas que me han conducido hasta aquí. Esta plaza se usó como decorado o escena del Paris antiguo en la película de" Cyrano de Bergerac" protagonizada por del actor Depardieu.


Saliendo de la plaza voy descubriendo en un agradable paseo sus estrechas callejuelas y plazas jalonadas de casas renacentistas y neoclásicas; residencias de los burgueses locales de los s.XVII y XVIII, calles silenciosas me trasladan fuera de mi  tiempo, vitrinas de artesanos y la animación de los bulevares con un encanto especial consiguen un sutil equilibrio entre lo pasado y lo presente.
   

Media docena de torres medievales se elevan por encima de la población;  la tour Bermonde, un donjon de 43 m de altura cuyos muros se remontan al s.XI sobresale del palacio ducal situado en el centro de la ciudad, se muestra como fortificación reservada en su aspecto exterior y palacio renacentista en el interior. Próximo al palacio se levanta otro símbolo del poder ducal, la tour de L'Horloge cuyas campanadas marcaban el ritmo de la vida de la ciudad, del antiguo castillo del Rey solo se conserva la cuadrada tour du Roi. Anexa a la catedral se encuentra la más hermosa, la Tour Fenestrelle un campanario del s.XII de 42 m de altura.
     
Termino la visita volviendo a la Place aux Herbes, descanso a la sombra de un platanero y me dejo envolver por la serenidad de la tarde, han retirado los puestos y mercadillos, el sol y el calor de la tarde  hace retirarse a los turistas al refugio de  las sombrillas de las terrazas y los soportales.
Pienso en la próxima etapa Avignon, un gran centro turístico lo cual va a suponer un fuerte cambio con las poblaciones que he visitado en los dos últimos días.
En Uzès no traída ninguna información de Áreas para AC pero justo a la entrada me encuentro una señal de parking para AC  este portón me introduce en un parque amurallado y con árboles y varias AC, no hay servicios y algunos se suministraban agua de una manguera instalada en el suelo, parecía buen sitio de pernocta -GPS 44.00741 - 004.41838



AVIGNON

Enfrentado a facciones enemigas en Roma y animado por las intrigas de Felipe IV de Francia que desea aumentar su influencia en la corte papal, el pontífice Clemente V traslada su corte a Avignon en 1309 procurándose de esta manera una importante zona de seguridad. Su sucesor Juan XXII (1316-1334) elige Avignon como sede pontificia. El establecimiento de la corte papal conduce a la ciudad a un rápido impulso económico, los altos dignatarios se hicieron construir lujosas residencias y las iglesias se sustituyeron por edificios de nueva planta. Comerciantes, diplomáticos, artistas del mundo entero se daban cita en una nueva y prospera metrópoli.
Todo este auge se encauzaba a través de una suntuosa representación papal, financiada y controlada por las despiadadas contribuciones impuestas por las diócesis, el nepotismo, la compra de cargos públicos y la acumulación de los mismos en pocas personas. No hubo vicio o delito que no florecieran en este auténtico "Juego de Tronos".


Un hervidero de gentes congregadas en torno al Papa y sus dignatarios, cada cual acompañado de sus respectivos sequitos. Según el poeta Petrarca era "una cloaca en la que se había concentrado toda la suciedad del universo" o Gregorio XI al volver a Roma alabaría con sarcasmo al papado por haber conseguido reducir todos los burdeles de Avignon a uno solo que ocupaba toda la ciudad.
Siete Papas "oficiales" se establecieron en Avignon hasta 1377 y en el posterior Cisma tres antipapas más les siguieron. El último de ellos Benedicto XIII "el papa Luna" huyo en 1403 a Peñiscola. Papas o antipapas, pocos fueron conocidos por su santidad. Con todo, Avignon siguió perteneciendo al Vaticano hasta que en 1793 se unió voluntariamente a la nueva república francesa.
Las murallas no parecen en la actualidad muy convincentes desde el punto de vista defensivo, en su restauración en el XIX el foso no pudo ser excavado de ahí que no se aprecie su altura original. Sin embargo  se conserva todo el lienzo de murallas rodeando la ciudad histórica de 4,3 Km, con sus puertas y torreones que le confieren un aspecto macizo y potente.


Benedicto XII (1334-1342) convirtió el palacio episcopal, el más cercano a la defensa natural de Rocher des Domes, en una austera fortaleza con varias torres de defensa:  la Tour de la Campane, Tour de trouillas, Tour st-Jean, Tour de l'Etude y la Tour des Anges que protegían la Chapelle de Benoit XII, el Claustro, el Grand tinel - lugar de los conclaves- ; su sucesor Clemente VI añadió un nuevo palacio mayor y mucho más lujoso con la Tour de la Garde, Tour St- Laurent, Tour de la Gache, la Tour d'Angle y la nueva capilla, mucho más grande que la anterior la Chapelle Clementine todo ello cerrando la construcción en un nuevo patio, el Cour D'Honneur.
Aumentando las dos grandes alas al anterior palacio se agrupo las dos construcciones en aras de una edificación más regular distribuida alrededor de dos patios interiores. El palacio es un edificio gigantesco en vertical, con sus diez torres se diseñó como fortaleza inexpugnable, siendo una de las mayores construcciones fortificadas de su tiempo. Palacio ciudadela de un guerrero más que un palacio papal, la contundente fortificación del edificio refleja la naturaleza violenta de la vida religiosa de la época.



La arquitectura del palacio es sobria en su conjunto, resaltando los grandes arcos ciegos situados debajo de los matacanes en todo el perímetro del edificio, las torrecillas coronadas por afilados techos rompen esta austeridad confiriéndole un discreto aspecto de palacio. Los 16 metros de anchura de la gran Capilla son verdaderas obras de la arquitectura abovedada.
El palacio es ante todo un edificio de arquitectura funcional que en un periodo corto de construcción creo una serie de espacios necesarios y seguros para desplegar todo el ceremonial pontificio.


El llamado "paseo de los Papas" me permite contemplar todo el perímetro de la obra y sus monumentales proporciones. Saliendo de la plaza del palacio continúo por la estrecha rue Peyrollerie pasando por debajo de un enorme contrafuerte que se apoya en el muro de la capilla Clèmentine y llego a una pequeña plaza, desde aquí se accede al jardín de Urbano V donde contemplo el gran lienzo del palacio con sus torres de 50 metros de altura. Impresiona la solidez de su aspecto: altas murallas, almenas y poderosos contrafuertes.
Atravesando este tranquilo jardín continuo por debajo de un pasaje, alcanzo otro patio de donde parten unas escaleras, las de St Anne que por las que subo a la llamada Rocher des Doms, se trata de un jardín en la roca más alta de Avignon, (aquí empezaron todas las primeras construcciones defensivas de la ciudad).
Antes de visitar este bello jardín me aproximo al pórtico de la catedral N-D des Doms, empequeñecida por el tamaño del palacio, desde aquí disfruto de otra estupenda vista de la plaza del palacio.

La Catedral N.D- des- Doms es del siglo 12 y sirvió como primera residencia papal mientras se iniciaban las obras de su futura residencia, después de numerosas transformaciones hoy se encuentra relegada a un segundo plano por las dimensiones del palacio.
Desde esta pequeña terraza- en la que encuentro una fuente que me salva de caer deshidratado- descubro parte del Palacio, la gran rampa que baja zigzagueando  hacia la enorme plaza semivacía por el fuerte sol del med




EL RESTO NO HA  ENTRADO EN EL HILO

txuki_7

Gracias ION , por la crónica . Hicimos tomando como referencia la tuya de la Auvernia y fue una pasada.
Tendremos en cuenta esta,ya que estamos pensando ir a la Provenza.
Gracias por el curro que dedicas a las crónicas, eres un crak.
Saludos.

ION LUZEA

CONTINUO METIENDO EL TEXTO, POR SI A ALGUIEN LE INTERESA IMPRIMIRLO PARA LLEVAR EN EL VIAJE.


AVIGNON


Enfrentado a facciones enemigas en Roma y animado por las intrigas de Felipe IV de Francia que desea aumentar su influencia en la corte papal, el pontífice Clemente V traslada su corte a Avignon en 1309 procurándose de esta manera una importante zona de seguridad. Su sucesor Juan XXII (1316-1334) elige Avignon como sede pontificia. El establecimiento de la corte papal conduce a la ciudad a un rápido impulso económico, los altos dignatarios se hicieron construir lujosas residencias y las iglesias se sustituyeron por edificios de nueva planta. Comerciantes, diplomáticos, artistas del mundo entero se daban cita en una nueva y prospera metrópoli.
Todo este auge se encauzaba a través de una suntuosa representación papal, financiada y controlada por las despiadadas contribuciones impuestas por las diócesis, el nepotismo, la compra de cargos públicos y la acumulación de los mismos en pocas personas. No hubo vicio o delito que no florecieran en este auténtico "Juego de Tronos".


Un hervidero de gentes congregadas en torno al Papa y sus dignatarios, cada cual acompañado de sus respectivos sequitos. Según el poeta Petrarca era "una cloaca en la que se había concentrado toda la suciedad del universo" o Gregorio XI al volver a Roma alabaría con sarcasmo al papado por haber conseguido reducir todos los burdeles de Avignon a uno solo que ocupaba toda la ciudad.
Siete Papas "oficiales" se establecieron en Avignon hasta 1377 y en el posterior Cisma tres antipapas más les siguieron. El último de ellos Benedicto XIII "el papa Luna" huyo en 1403 a Peñiscola. Papas o antipapas, pocos fueron conocidos por su santidad. Con todo, Avignon siguió perteneciendo al Vaticano hasta que en 1793 se unió voluntariamente a la nueva república francesa.
Las murallas no parecen en la actualidad muy convincentes desde el punto de vista defensivo, en su restauración en el XIX el foso no pudo ser excavado de ahí que no se aprecie su altura original. Sin embargo  se conserva todo el lienzo de murallas rodeando la ciudad histórica de 4,3 Km, con sus puertas y torreones que le confieren un aspecto macizo y potente.


Benedicto XII (1334-1342) convirtió el palacio episcopal, el más cercano a la defensa natural de Rocher des Domes, en una austera fortaleza con varias torres de defensa:  la Tour de la Campane, Tour de trouillas, Tour st-Jean, Tour de l'Etude y la Tour des Anges que protegían la Chapelle de Benoit XII, el Claustro, el Grand tinel - lugar de los conclaves- ; su sucesor Clemente VI añadió un nuevo palacio mayor y mucho más lujoso con la Tour de la Garde, Tour St- Laurent, Tour de la Gache, la Tour d'Angle y la nueva capilla, mucho más grande que la anterior la Chapelle Clementine todo ello cerrando la construcción en un nuevo patio, el Cour D'Honneur.
Aumentando las dos grandes alas al anterior palacio se agrupo las dos construcciones en aras de una edificación más regular distribuida alrededor de dos patios interiores. El palacio es un edificio gigantesco en vertical, con sus diez torres se diseñó como fortaleza inexpugnable, siendo una de las mayores construcciones fortificadas de su tiempo. Palacio ciudadela de un guerrero más que un palacio papal, la contundente fortificación del edificio refleja la naturaleza violenta de la vida religiosa de la época.



La arquitectura del palacio es sobria en su conjunto, resaltando los grandes arcos ciegos situados debajo de los matacanes en todo el perímetro del edificio, las torrecillas coronadas por afilados techos rompen esta austeridad confiriéndole un discreto aspecto de palacio. Los 16 metros de anchura de la gran Capilla son verdaderas obras de la arquitectura abovedada.
El palacio es ante todo un edificio de arquitectura funcional que en un periodo corto de construcción creo una serie de espacios necesarios y seguros para desplegar todo el ceremonial pontificio.

El llamado "paseo de los Papas" me permite contemplar todo el perímetro de la obra y sus monumentales proporciones. Saliendo de la plaza del palacio continúo por la estrecha rue Peyrollerie pasando por debajo de un enorme contrafuerte que se apoya en el muro de la capilla Clèmentine y llego a una pequeña plaza, desde aquí se accede al jardín de Urbano V donde contemplo el gran lienzo del palacio con sus torres de 50 metros de altura. Impresiona la solidez de su aspecto: altas murallas, almenas y poderosos contrafuertes.
Atravesando este tranquilo jardín continuo por debajo de un pasaje, alcanzo otro patio de donde parten unas escaleras, las de St Anne que por las que subo a la llamada Rocher des Doms, se trata de un jardín en la roca más alta de Avignon, (aquí empezaron todas las primeras construcciones defensivas de la ciudad).
Antes de visitar este bello jardín me aproximo al pórtico de la catedral N-D des Doms, empequeñecida por el tamaño del palacio, desde aquí disfruto de otra estupenda vista de la plaza del palacio.


La Catedral N.D- des- Doms es el siglo 12 y sirvió como primera residencia papal mientras se iniciaban las obras de su futura residencia, después de numerosas transformaciones hoy se encuentra relegada a un segundo plano por las dimensiones del palacio.
Desde esta pequeña terraza- en la que encuentro una fuente que me salva de caer deshidratado- descubro parte del Palacio, la gran rampa que baja zigzagueando  hacia la enorme plaza semivacía por el fuerte sol del mediodía. En un extremo de esta plaza se encuentra el Petit Palais s.XIII que fue la residencia del Arzobispo de Avignon y hoy es un museo de escultura y pintura, principalmente religiosa.


Desde el Peñón de Rocher des Doms transformado en un bello parque con fuentes, árboles y plantas variadas que me invitan al descanso y a contemplar desde sus terrazas escalonadas unas bellas vistas del Ródano, sus riveras, el puente de St- Bénézet y al otro lado del rio diviso las ciudades de Villeneuve-les-Avignon en la que sobresale la Tour de Philippe le Bel y el fuerte de St-Andre y en el horizonte se distingue la cadena de les Dentelles de Montmirail y la blanca cima del Mont Ventoux... Lugares por los que más adelante visitare en este viaje.


Desafortunadamente hoy no es posible apreciar el antiguo esplendor del palacio  puesto que han desaparecido todo el mobiliario, decoración y la mayor parte de las pinturas murales. El palacio carece de los lujosos adornos de la vida pontificia de los papas del s.XIV ya que se destruyó o fue saqueado durante la revolución de 1789 o durante el tiempo que se usó como prisión o a manos de los soldados en el periodo en que este se convirtió en cuartel en el s.XIX.
Las partes que se visitan son limitadas, solo una pequeña parte de la planta baja, otra de la 1ª planta y la capilla Clementine. La visita comienza en el Cour d'honneur donde el papa, desde la gran "ventana de las indulgencias" daba su triple bendición o se coronaban los nuevos papas. Actualmente es donde se celebran las actuaciones del festival de Avignon. De aquí cruzando el Consistorio, donde se recibían a soberanos, embajadores y se celebraban las reuniones de la curia, penetro en el claustro de Benoit XII por cuyas escaleras asciendo a la 1ª planta. Las funciones públicas importantes se concentraban alrededor del este patio interior rodeado por logias abiertas

   
Desde esta logia alcanzo la sala del Grand Tinel o sala de los festines. En la sala del Grand Tinel es la sala donde se desarrollaban las grandes recepciones y los banquetes, esta es una de las más grandes del palacio con sus 48 metros de largo y 10 de ancho. La cocina con una gran chimenea que ocupa todo el techo que se ve desde el exterior en forma piramidal, por su puesto, se encuentra anexa a esta sala.

Contiguo al gran comedor se llega a las estancias privadas del papa donde se puede contemplar hermosos frescos en sus muros, en la foto aparece la sacristía.
Llego  a la Capilla Clementine o Gran Capilla una enorme sala de20 metros de altura hoy vacía y con algunos elementos dispersos a modo de decoración, destacan sus largas ventanas proporcionadas. Entre otros usos aquí venían los cardenales del Conclave a oír misa. La sala del conclave, una sala que no se visita, se encuentra en el palacio antiguo y accedían a esta capilla a través de un estrecho pasaje- galería del conclave- que comunican estas dos salas.
Desde un extremo de la capilla alcanzo una pequeña estancia, la sala del camarlengo en la que encuentro una pequeña exposición de indumentaria pontificia, pero lo que busco son las pequeñas escaleras que me conducirán a la terraza. Aparezco  en un pequeño corredor de la terraza cuyo nombre es la terraza de los grandes dignatarios por encontrarse en la zona del palacio de este mismo nombre, donde están las dos torrecillas características de la fachada del palacio.


Desde el corredor contemplo una vista general del Cour d'honneur o patio del palacio nuevo- la foto inferior vemos la galería del conclave-  y llegando a la terraza me encuentro con una amplia vista de las partes altas del palacio , la Tour de L'Horloge, la cúpula de la catedral N-D des Doms con su enorme escultura de la virgen, las torrecillas de los altos dignatarios y por debajo mío la gran plaza del palacio; enfrente de la plaza  el Hôtel des Monnaies perteneciente al cardenal Borghese- los que hayan visitado Roma les sonara este nombre- en un extremo de la plaza destaca el Petit Palais con su fachada que la mando construir el obispo Giuliano de la Rovere, más tarde papa Julio II -el papa que , refiriéndose a la capilla Sixtina, le preguntaba a Miguel Ángel ¿Cuándo vas a terminar?-.
Por encima de los tejados de la ciudad de Avignon se distingue  un horizonte de colinas y bosques y al otro lado del Ródano aparece la Tour de Phileppe le Bel  y el fuerte St- Andre.


La visita continua bajando a la gigantesca sala de las audiencias, en el piso inferior de la capilla, en esta sala el tribunal eclesiástico se reunía alrededor de una gran mesa redonda. Antes de salir al exterior vuelvo a entrar al cour d'honeur para subir por la amplia escalinata ceremonial que asciende desde el patio a la Logia.
La logia, antesala de la Gran capilla, es el lugar donde se celebraba la coronación del papa. Desde su ventana monumental que da al patio interior puedo rememorar las ovaciones de los que los congregados tributaban al papa. Desde esta logia se accede al portal monumental que conduce a la gran capilla; las fuerzas de empuje de la capilla no tardaron en destruir este portal, fue reconstruido en el año 1359

   
Aquí termino la visita del palacio y de la ciudad, el viaje que tengo previsto es muy ambicioso, deseo visitar numerosas poblaciones y no puedo dedicar más tiempo a Avignon. Esta ciudad nos ofrece numerosas muestra de arte en sus edificios e iglesias, algunas calles llenas de movimiento como la Place de L'Horloge o la rué des Teinturiers.
A la llegada a  Avignon me dirigí para la pernocta al parking de ile Pilots, pero no sé si por obras se encontraba prohibido para AC, buscando un lugar gratuito y que estuviese a la sombra- hoy el sol aprieta y el mistral ha desaparecido, el calor es brutal- aparco en un lateral del camping de Ile de la Barthelasse, al lado del Ródano y con una bella vista de la ciudad, estoy bajo la sombra de grandes árboles y al lado del puente Daladier, que en un corto paseo  subiendo por unas escaleras  me conduce a la ciudad.
Al abandonar la ciudad en dirección al camping, salgo por la Porte du Rocher, esta puerta da a un embarcadero donde hay un pequeño transbordador gratuito que cruza el Rodano en dirección al Camping, pero antes de embarcar realizo  una pequeña visita al Pont-St-Bénézet.
A la noche es estupendo sentarse con un libro en el Quai del Ródano con las luces de las murallas y el palacio encendidas  reflejándose en un límpido y tranquilo Ródano, mientras los barcos crucero turísticos transitan por el rio.


Este es el famoso Pont d'Avignon de la canción, la cual, según cierta versión reza "Bajo el puente" y no "Sobre el puente" refiriéndose en unos casos a los ladrones que bailaban de alegría cada vez que veían acercarse a una nueva víctima, la interpretación oficial habla de las romerías que se realizaban en la Ile Barthelasse.
El puente, tres siglos y medio después de su construcción, fue destruido a consecuencia de una fuerte crecida del rio en 1660 y solo quedan 4 de sus 22 arcos originales. Los cerca de 900 metros de longitud del puente atravesaban el brazo del Ródano a la isla de Barthelasse, donde se celebraban las fiestas populares de las que habla la canción, y continuaba hasta enlazar con la ciudad de Villeneuve-les-Avignon. La pequeña capilla dedicada a San Nicolás- según la leyenda fue el que inicio la construcción del primitivo puente- se construyó en el s.XII.
La imagen, reflejada en las aguas, del puente, la roca des Doms y el palacio surgiendo por encima de las murallas es de gran belleza. Una última mirada atrás y marcho al próximo destino, la ciudad de Orange, con una breve parada en Villeneuve les Avignon.




VILLENEUVE-LES-AVIGNON Y EL FORT ST ANDRÉ

Cruzando el largo Pont Daladier alcanzo la población de Villeneuve. Se encuentra frente a Avignon en la ribera opuesta del Ródano, fue  creada a partir de un fuerte ya que con la perdida de la independencia del Condado de Toulouse a manos de Francia, el Rey erigió un puesto avanzado destinado a asegurar el paso por el Ródano y la ciudad de Avignon, que entonces pertenecía al imperio Germánico.
El Rey Felipe el Hermoso hizo levantar una torre de defensa en 1293 bautizada con su nombre en la cabecera del extremo francés del puente de St- Bénézet. Hoy esta torre destaca en el centro de la población y desde sus alturas se tiene una bella panorámica de la ciudad de Avignon, a mi llegada se encontraba cerrada y no pude subir a admirar el paisaje que se contempla desde su terraza.

A poca distancia El Fuerte y la abadía de St-André se encuentra erigido sobre una colina, se elevó para proporcionar una mejor protección militar contra las "Grandes Compagnies" durante las guerras de religión. Atravesando la población por una fuerte pendiente se llega a la llamada Casa de la puerta, flanqueada por dos robustas torres circulares, sus vastas murallas blancas destacan desde Avignon.
En su recinto interior con una distribución en forma de parque, se encuentran tan solo con unas casas medio derruidas o en remodelación, la antigua abadía con sus jardines de olivos, capillas y estanques con nenúfares.




ORANGE

Fundada en el año 36 a.c. por los romanos en la que el emperador Augusto hizo establecerse a los veteranos de la 2ª legión Gallica; siendo de esta época sus principales monumentos y los atractivos de esta villa. En la Edad media se convertirá en Condado y uno de sus condes, Raimbaud participara en la primera Cruzada, en los siglos posteriores el Condado pasa de una familia a otra hasta que en 1530 el heredero del Condado pasara a los príncipes de Orange vinculándose a la corona de Holanda que poseerá este pequeño enclave fronterizo con el reino de Francia y los territorios papales de Avignon, y así comienzan 187 años de influencia holandesa y sus habitantes son principalmente protestantes; ello motivo los daños sufridos durante las guerras de religión.
Para proteger la ciudad se levantaron fortificaciones cuya construcción se realizó transformando monumentos que aún estaban en pie o usando sus piedras. Finalmente Orange pasó por transmisión hereditaria a los prusianos y en 1713 es Luis XIV quien la ocupa, expulsando a los protestantes y pasando definitivamente a la corona francesa por el tratado de Utrecht.


Orange cuenta con dos de los monumentos romanos más importantes de Europa como son El teatro y el Arco de Triunfo. El Teatro de Orange es el mejor conservado de Europa y uno de los únicos tres del mundo romano que aún conserva el muro principal prácticamente intacto. Edificado en el s.I d.c. en la época de Augusto se aprovechó la pendiente de la colina de St-Eutrope para emplazar el graderío con un aforo de 10.000 espectadores (hoy Orange tiene 27.000 habitantes), en el escenario de 13 metros de profundidad  su grado de conservación no es como el resto del edificio,  la rica decoración de mármol que revestía la escena, las columnas y estatuas de personajes ha sido expoliada con el paso del tiempo (pienso que si uniésemos el teatro de Orange y el de Mérida, el resultado sería un teatro completo).
Debido a su posición al pie de la colina se convirtió en un elemento defensivo de la ciudad, siendo incorporado su muro al castillo que se elevaba en su cima y esto permitió que el muro no fuese derruido. En el s.XIX se inició su recuperación y gracias a su acústica perfecta se le devolvió a su uso original. En 1903 Sarah Berardt representara Fedra en Orange y hoy acoge un festival internacional de teatro.


El muro posterior ("el mejor muro de mi reino" dijo el Rey Luis XIV) se eleva a una altura de 38 m y mide 130 m de largo y es completamente liso, una gigantesca pared con unas ligeras decoraciones de arcos ciegos, una mole de aspecto solido que domina con su aspecto a toda la pequeña población.

En la colina de St-Eutrope me encuentro con un bonito parque, donde les Orangeois vienen a pasear con los niños, hacer un picnic y disfrutar del aire en un día caluroso. Esta colina se encuentra flanqueada por los fosos del antiguo castillo de los príncipes de Orange (hoy inexistente, Luis XIV lo mando destruir) pero del que existen vestigios y restos arqueológicos mezclados con las construcciones del teatro.
En una extremidad del parque, al lado de una escultura de la virgen localizo una tabla de orientación con una excelente vista del teatro, los tejados de la villa, la planicie del Ródano y al fondo las montañas.


El otro gran monumento Romano existente es el Arco de Triunfo, situado sobre la antigua vía Agripa que unía Lyon y Arles, construido en el año 20 d.c para conmemorar la fundación de la ciudad y hacer patente la permanencia de esta al Imperio. Es una de las mejor conservadas de su clase en Francia, cuenta con una decoración profusa de escenas de batallas y trofeos militares que se mezclan con flores y frutas.
La zona de la pernocta se encuentra en la rotonda de este Arco, es un parking sin señalización de Área de AC pero donde sí se acumulan estas, GPS 44.14236 - 004.80561.


Orange es un tranquilo pueblo y próspero centro regional situado en mitad del valle del Ródano. Los campos y huertos y, sobre todo, los excelentes viñedos de les Côtes du Rhône la convierten en un importante mercado de productos del campo.
Para ir Del Arco de Triunfo, y lugar de pernocta, al teatro romano atravieso la pequeña población, discreta y tranquila.
La zona del Hôtel de Ville del s.XVII tiene atractivas calles con fachadas de colores provenzales que se abren a tranquilas y sombreadas plazas con terrazas y bares.
Abandono la población dirección al próximo destino,  las Gargantas de Ardéche, un grandioso paraje natural. Para ello marcho al Noroeste para cruzar el Ródano por el Pont- St- Espirit.







AIGUEZE - inicio de la ruta en Ardéche

En la ruta D290 que discurre por les Gorges de L'Ardéche, en la población de St-Martin d'Ardéche salvo  el rio por un estrecho puente desde el que contemplo una bonita imagen de la parte baja de les Gorges de L'Ardèche y muy cerca localizo la población de Aiguèze.
Perteneciente a "Les plus Beaux villages de France" es un pintoresco pueblo encaramado en un acantilado desde donde domina la salida de las gargantas del Ardéche.
Como todas las defensas estratégicas Aiguèze ha tenido un pasado turbulento, su fortificación data del s.XI, obra de los Condes de Toulouse que la convertía en un puesto avanzado de operaciones bélicas fronterizas con su rival, el rey de Francia.


Hoy el pueblo se encuentra estupendamente restaurado, paseo por sus estrechas callejuelas empedradas cuya sombra me protege a ratos del fuerte sol (continua el calor y el cielo despejado) descubro unas hermosas casas medievales en cuyas fachadas decoradas diviso bellos ventanales, balcones cubiertos, portales renacentistas, arcos de piedra , mucha tranquilidad y realidad, las únicas actividades turísticas se concentran en su plaza principal a la sombra de plátanos se concentran las pocas terrazas, comercios y oficina de turismo.
En esta misma plaza encontramos una Iglesia del sXI bien restaurada y con unas bonitas pinturas en su interior, al lado de la iglesia hay una casa fuerte y continuando entre callejuelas descubro un arco tallado en la roca por el que se penetra en el recinto de la antigua fortaleza.
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Aquí localizo el  camino de ronda o antiguo puesto de vigilancia, el donjon y la torre Sarracena (llamada así por las antiguas invasiones árabes, recordar que en Les Baux había otra con el mismo nombre) restos de la fortaleza medieval.
Desde este camino de Ronda disfruto de una excepcional vista sobre el rio que discurre muy abajo, los paisajes de la Garriga (nombre que designa a las colinas y flora de esta zona) y los viñedos de "Côtes du Rhône". Esta antigua fortaleza impresiona tanto por su simplicidad como por su situación sobre el promontorio rocoso en un entorno excepcional.
Los kayaks discurren plácidamente por el rio, veo los acantilados sobre los que se asienta este antiguo reducto, la población de St Martin de Ardèche con su playa y el estrecho puente que he cruzado para llegar a Aiguèze.


Vagando por sus calles empedradas, acompañado del silencio y tranquilidad, solo roto por algún turista, me dirijo a una pequeña colina al borde del acantilado del Ardèche, la colina que aparece en la foto.
   

Después de atravesar la población, y entre campos de viñas y olivos y alguna higuera que me permite recuperar algo de energía llego a esta colina. Desde esta panorámica se ve el inicio de la ruta de Les Gorges de L'Ardèche y como la carretera inicia la ascensión de St Martin. En el otro lado se ve la población de Aiguèze encaramada sobre el rio y con los ricos campos de cultivo a su alrededor.
De vuelta a la población, y para tener otro punto de observación interesante de Aiguèze me dirijo al cementerio desde donde sobre un pequeño saliente al lado de una cruz tenemos otra interesante panorámica de Aiguèze y su situación.


Acabada la visita a Aiguèze necesito descansar y reflexionar sobre el viaje y la ruta que voy a realizar por Les Gorges de L'Ardèche, con los mapas y folletos que he recogido en la oficina de turismo me siento a descansar y comer unos higos salvajes  en el "Castelas" el camino de ronda del castillo.
El calor aprieta pero gracias al cielo azul el sol ilumina de forma fantástica el paisaje y sus formas, un conjunto de luces y sombras que me van a permitir apreciar en toda su grandeza el gran paraje natural del Ardèche.



GORGES DE L'ARDÈCHE

Les Gorges de l'Ardèche brindan uno de los espectáculos naturales más fascinantes de Francia y nos ofrecen una extensa muestra de naturaleza virgen, una ruta panorámica bordea estos abismos por su parte izquierda y el acceso al valle solo se realiza por pequeños senderos que permiten visitar el rio.
Partiendo de St-Martin d'Ardèche por la carretera D290 se inicia el recorrido ascendiendo a lo alto de las gargantas, toda la ruta dispone de multitud de puntos panorámicos bien señalizados y acondicionados que me permiten contemplar una multitud de panoramas grandiosos. Es importante conseguir en alguna oficina de turismo el mapa de Les Gorges para orientarnos en su recorrido. Así voy recorriendo los Belvédères de Ranc-Pointu, Colombier, Grand Belvédère, de la coutelle, la Maladrerie, la Cathédrale, Gournier, Autridge, Serre de Tourre, junto con la localización de algunas cuevas y grutas.


A lo largo de los 32 km de recorrido cada panorámica es siempre distinta y sublime, entre paredes vertiginosas, roturadas por la erosión, las aguas verdes o turquesas de L'Ardèche se abren camino entre enormes rocas. Entre sus meandros puedo observar las ruinas de algún pequeño castillo desperdigado por el valle.
En la ruta entre st-Martin y Vallon Pont d'Arc no veremos ni poblaciones ni caseríos, solo un paisaje virgen en el que los turistas somos los únicos intrusos y el eco del ruido de las palas de los kayak sobre el ruido rompen el silencio sobre el lugar.
La verticalidad de sus paredes horadadas por ollas gigantes, los meandros encajonados en el fondo del cañón y la alternancia de zonas rápidas y lentas en el rio, constituyen una atracción para el turismo en canoa.
La ruta continua sorprendiéndonos a cada vuelta del camino hasta que empieza a descender, nos vamos acercando al rio y al sitio espectacular de Pont d'Arc.






PONT D'ARC

La entrada al majestuoso y escarpado valle está marcada por el Pont d'Arc, un peñasco antiguamente rodeado por el rio y que el flujo constante del agua fue erosionando hasta producir una abertura a través de la cual discurre actualmente el Ardèche , este gigantesco arco natural mide 34 m de alto y su anchura es de 59 m.
En este punto, la carretera por la que aparecezco se aproxima al rio, por la facilidad de su acceso es donde más visitantes se acumula y también ayuda la existencia de playas en las orillas a ambos lados del Arco.
Aun con este movimiento de gente el entorno no pierde su extraordinario encanto natural (similar a cuando visitaba el Pont du Gard), después del ajetreo del día, el subir y bajar del vehículo en todos los miradores y sobre todo por el calor que hace, el sol radiante... el lugar invita a refrescarte en el agua, secarte tumbado en la arena... descansar.


La población más cercana es Vallon Pont-d'Arc, hay área de pago en 44.40545-004.39668, esta villa es un centro de ocio y actividades turísticas por lo que no la encuentro atractiva, demasiada gente paseando por tiendas.
Continuo viaje dirección a Laubeaume, se trata del destino más noroeste que voy a realizar ya casi saliéndome de la Provence, cruzo el Ardèche en la población de Ruoms (parecía interesante pero había una feria y dificultades de aparcamiento).
Buscando pernocta gratuita próxima a Laubeaume voy a St-Alban Auriolles GPS 44.42756-004.29856.
Es una pequeña población rural tranquila, paro junto a unas pocas ACs al lado de unas viñas y mientras cae la noche marcho con un libro y una birra a sentarme en la plaza al lado de la iglesia y debajo de una farola, en un absoluto silencio. Mañana marcho a visitar Laubeaume pero esto será en el siguiente capítulo.






ION LUZEA

Mayo 24, 2015, 16:48:29 pm #3 Ultima modificación: Mayo 24, 2015, 17:12:08 pm por ION LUZEA
3 Desde Labeaume, bajando por el  valle de la Céze, visitando Barjac; Montclus; Goudargues; Corbillon; la Roque sur Cèze; les Cascades du Sautadet; y cruzando el Ródano, el circuito de les Dentelles de Montmirail visitando, Vaison la Romaine; Crestet; Seguret; senderismo por les Dentelles; y las aldeas de, Le Barroux y Malaucene.





LABEAUME

En un paraje complejo y muy rural rodeado de aldeas dispersas me encuentro con esta pequeña población, Labeaume es un laberinto de callejuelas, arcadas, túneles y que posee un marcado carácter arquitectónico rico y original.
Desde el puente sumergible sobre el río Beaume puedo disfrutar de una vasta panorámica de la aldea y el entorno natural en el que se encuentra, las llamadas Les gorges du Beaume, arroyo que desemboca en el Ardèche.
Un río que no es siempre tranquilo, con violentas tormentas crece furiosamente arrasando lo que encuentra a su paso (diez días después de estar aquí, en una fuerte tormenta que hubo en el Ardèche  murieron varias personas). Es por este motivo que el puente "llamado puente sumergible" carece de muros ya que no resistirían el embate de las aguas.
Antes de penetrar en la población contemplo este paisaje natural donde los acantilados caen en vertical al rio, hoy tranquilo y en el que habitantes y visitantes toman el sol mientras otros grupos  se preparan para excursiones de senderismo por las numerosas rutas bien señalizadas con balizas y postes.
La visita a la población la empiezo por una plaza entrañable, me sorprende la arquitectura  de la iglesia de Saint-Pierre que fue construida en 1846 sobre otra anterior. Llama la atención las gruesas y largas columnas que sirven de apoyo al cuadrado campanario.
Desde esta plaza me adentro en el entramado de pequeñas, estrechas y sinuosas callejuelas que suben en una fuerte pendiente, calles que forman un pequeño laberinto en el que el espacio se ha aprovechado al máximo en la construcción de las viviendas. Traspaso arcos bajos, túneles abovedados, arcadas... todo entre casas del s.XVIII de piedra, la misma piedra caliza usada en el pavimento de sus calles, camino entre paredes y calzadas idénticas. 

Durante la subida, mirando atrás, admiro  magníficas vistas de los acantilados del rio Beaume, el campanario de la iglesia y los techos de la Aldea. El castillo feudal fue construido en el año 1000 en el punto más alto, estratégico, inaccesible e invulnerable se aferra firmemente a sus abruptos acantilados perforados por cuevas que forman un poblado troglodita.
Hoy ha amanecido lloviendo, he permanecido esperando a que se abriesen entre las nubes claros de sol en un bonito parquin en la parte baja del pueblo junto a algunas higueras, esto me ha hecho perder mucho tiempo y por este motivo el día de hoy es la única visita que efectúo.
De bajada en busca de la ruta por el valle de la Cèze, llego a la población de Barjac, hay una pernocta agradable al lado del pueblo, con baños limpios, borna, fuente y súper, el pueblo resulta agradable 44.30634-00434356. Encuentro un lugar próximo al castillo de Barjac junto a  unas higueras (convierto los higos en fuente principal de energía en este viaje) donde sentarme a leer un rato. Y Con la caída de la noche me alcanza una fuerte tormenta.




BARJAC

Después de la fuerte tormenta  al día siguiente amanece soleado, la visita de esta ciudad no estaba programada solo buscaba su pernocta pero aprovechando este bonito día salgo a visitar la población. Barjac está enclavado entre las gargantas del Ardèche y Ceze, en el umbral del Cévennes, es pueblo de rica historia agrícola que ha forjado una estrecha amistad con la tierra, autentica, amable y tranquila.
Desde el s.XIII Barjac está situada en el cruce de importantes rutas comerciales. Hoy podemos pasear por sus calles y descubrir el castillo del sXVII, mansiones y torreones y punto de aproximación para visitar las cuevas de Aven D'Orgnac.
Aquí comienzo el circuito por el valle de la Cèze. El río que da nombre a este valle se encuentra entre el Cèvennes, el valle del Ródano y al sur del Ardèche. El Cèze despliega de oeste a este un carácter impetuoso y amable al mismo tiempo; el río serpentea buscando soltar sus aguas en el Ródano y por su camino nos deja un paisaje de colinas, valles, cultivos y algunos pueblos encantadores.


     
     



MONTCLUS

Montclus es un pequeño pueblo medieval encaramado en un meandro sobre el rio Cèze, aislado y rodeado de cultivos, colinas y bosques. La aproximación por una pequeña carretera se realiza entre viñedos y campos de lavanda; esta población pertenece a la categoría de Les Plus Beaux Villages de France.
Para aquellos que les gusten las terrazas, tiendas, comercios o souvenires este pueblo les aburrirá, es como si sus habitantes, después de conseguir la categoría de Villages de France, les importase poco su presencia. Siguen su vida habitual en una villa natural y  maravillosa; el pueblo restaurado ofrece al visitante el encanto de sus calles estrechas con sus casas de piedra blanca, altos muros sin menoscabar por la imagen de escaparates o letreros colgantes, pasajes abovedados y una exuberante vegetación; su concesión al turismo son unas fiestas medievales que se realizan en verano.

Se accede a la población atravesando un portón con rastrillo, sus callejuelas rodean lo que queda del castillo  del Marques de Vogue, un Donjon cuadrado del castillo construido en 1275. El pueblo nació de una aldea medieval del sXIII que acompañaba a una antigua abadía troglodita de la que hoy solo se conservan algunos restos.
     
Al lado del parking  con una posible pernocta tranquila en un prado 44,26415-004.42073, me encuentro con el llamado puente del molino, un pequeño puente sumergible sobre el río Cèze, desde este lugar disfruto de una primera vista de este río, el cual  siguiendo su curso me va a conducir de vuelta al Ródano.




GOUDARGUES

Llamada la "pequeña Venecia del Gard" Goudargues se extiende a la sombra de sus grandes plátanos bajo los cuales fluyen los canales.
Aquellos que en Montclus se quejaban de la falta de terrazas, restaurantes, comercios o servicios pueden encontrar la animación en este pequeño pueblo de 1000 habitantes en un entorno natural y de uso agrícola con una fuerte presencia del agua que enriquece estas tierras.
Los orígenes de este pueblo se remontan al s.VIII cuando un sobrino de Carlomagno derroto aquí al ejército sarraceno, como gratitud levanto un oratorio con un pequeño claustro y unos años más tarde el propio Carlomagno hizo construir la abadía.

Hoy esta pequeña población se encuentra dominada por su iglesia; la antigua abadía de la que solo queda un claustro y una capilla románica, el antiguo refectorio de bóveda de cañón del sXII hoy se usa para actividades culturales. El pueblo se encuentra rodeado de grandes espacios públicos vacíos entre los que destaca  un enorme antiguo lavadero.
Saliendo de Goudargues veo en lo alto de una colina una población que parece fortificada y sus viviendas dan a un gran barranco, no la tengo señalizada para su visita en mi ruta pero su situación me atrae y descubro una agradable sorpresa. Un pueblo anclado en el pasado.




CORNILLON

Cornillon está encaramado en un promontorio rocoso y rodeado de una vegetación exuberante, el pueblo fue un antiguo emplazamiento fortificado. En el parking a la entrada del pueblo hay una gran AC ¿posible pernocta? Desde aquí se penetra por pintorescas calles atrapadas en el tiempo, voy asombrado entre pasadizos, fuentes, sus paredes antiguas destacan con letreros de comercios de otras épocas - observar el del Café Carabinier-. Caminando al azar descubro pequeños  talleres de artistas, pintores y ceramistas.
Al llegar a los muros del extremo occidental de la aldea me encuentro con un mirador que domina el valle de Cèze donde se me brinda una estupenda estampa de campos ricos en cultivos, suaves colinas y pequeñas poblaciones desperdigadas.

Las paredes y los restos del castillo nos evocan a un pasado violento, el primero se construye en 1121 y los papas de Avignon disfrutaron de gran influencia en el burgo a través del domino de esta fortaleza, las guerras de religión fueron aquí sangrientas y finalmente el levantamiento contra la autoridad real en 1632 provoco su desmantelamiento.
Hoy su patio cerrado por los muros del antiguo castillo se ha transformado en un teatro al aire libre desde donde también diviso una panorámica del salvaje entorno. En este teatro durante el verano se realizan espectáculos y exposiciones.






LA ROQUE SUR CÈZE

Población perteneciente a "Les plus beaux villages de France" la Roque sur Cèze se encuentra en un precioso decorado natural en la garriga de la Cèze; instalada sobre una pendiente rocosa que domina la Cèze con sus casas trepando a lo largo de la colina boscosa, bonitos cipreses surgen de entre sus casas en un bello conjunto de formas, volúmenes y colores.
Desde el parquin en el bosque, donde hay una zona natural de pernocta de AC 44.19595-004.52298 en un corto paseo aprecio la posición estratégica del pueblo, por un lado sube en fuerte pendiente a la cima donde se encuentra el castillo y por el otro cae en vertical ofreciendo una defensa natural.
Llegando al puente que cruza el río Cèze, descubro desde este lugar una estupenda panorámica de la villa con sus viñedos y una hermosa y nostálgica imagen del río, apacible, serena en sus formas, imágenes reflejadas y los arboles definiendo su cauce.

En una subida extenuante por sus callejuelas entre muros de piedra blanqueadas por el sol, calles que zigzaguean en la pendiente, pasajes desiertos que parecen fantasmas entre antiguas viviendas perfectamente rehabilitadas desde las cuales sus habitantes pueden contemplar unas panorámicas espectaculares del valle, los pocos visitantes rompemos el silencio y la soledad de la villa.
¿Qué actividades se puede realizar aquí? Solo caminar, hacer fotos de sus tortuosas calles, los extraños volúmenes que forman el conjunto de las casas, no hay comercios ni restaurantes, no recuerdo artesanos ni exposiciones de artistas; solo una aridez de piedras, una aspereza de la que siempre disfruto sobre todo cuando la aglomeración turística es casi inexistente.
En lo alto de la villa se encuentran los vestigios del castillo del s.XII y una capilla románica nos recuerdan lo estratégicamente que era esta plaza en la edad media y alcanzo a disfrutar de una panorámica de su entorno, comer unos higos salvajes y de vuelta al puente buscar la indicación que me guía por un corto sendero señalizado como Cascades du Sautadet.





CASCADES DU SAUTADET

A pocos metros de la Roque sur Cèze siguiendo la señalización que parte desde el puente se encuentra este increíble lugar natural, el río Cèze después de pasar suavemente por el puente de Charles Martel 300 metros más adelante se rompe espumoso en las llamadas Cascades du Sautadet.
Las cascadas se formaron por la acción erosiva del río Cèze en una gran masa rocosa calcárea de unos 500 metros de ancho se hallan formadas por numerosas cavidades que pueden llegar a los 10 metros de profundidad, estas cavidades donde se crean remolinos de agua se llaman "marmites du diable" y las hay en gran cantidad junto a cascadas y estas corrientes de aspecto singular.
El día de hoy ha sido muy caluroso y resulta un placer sentarse próximo a estas corrientes de agua que saturan el aire de humedad refrescante a la vez que se escucha el ruido estruendoso de las cascadas.

El baño se encuentra prohibido por el riesgo que comporta, he incluso las rocas pueden ser resbaladizas pero se puede localizar algún sitio donde mojarse los pies o como se ve en las fotos lanzarse al agua en este inmenso spa natural.
Después de reposar un tiempo en este lugar continuo hasta llegar al Ródano, abandonar su lado occidental y continuar el viaje por el oriental y la próxima etapa será recorrer los pueblos de las Dentelles de Montmirail.






VAISON LA ROMAINE

Atravesando el Ródano llego a esta localidad situada en las estribaciones de Les Dentelles de Montmirail, macizo montañoso del que más adelante explicare alguna cosa.
Vaison la Romaine posee un gran atractivo como población medieval, con un castillo en ruinas suspendido de una roca y a sus pies la Haute ville que serpentea hasta el río Ouvèze, en la orilla opuesta cruzando el puente romano nos encontramos con los vestigios del antiguo asentamiento Romano actualmente rodeado de la población moderna.
La visita la realizo por orden cronológico primero visitando la villa romana. Las excavaciones arqueológicas de la ciudad romana han dejado al descubierto dos grandes superficies que solamente muestran los barrios exteriores, un 10% de la ciudad, dado que la mayor parte se halla debajo de las edificaciones de la ciudad moderna, siendo aun así los yacimientos arqueológicos romanos más grandes de Francia.


Los dos yacimientos se encuentran separados por tan solo una calle. El primero que visito es el llamado Quartier du Villasse que se corresponde con un barrio rico de la ciudad con sus calles, tiendas, termas y villas que disfrutan de grandes estancias con patios interiores que son un testimonio de la calidad de vida y el lujo reservado a la población acomodada.
Se accede a este barrio por una calle adoquinada y con aceras escalonadas bajo unos soportales que se adivinan por las columnas que servían de soporte a los edificios, en la acera se identifican una serie de espacios que servían para comercios, almacenes con sus puestos de venta.
El edificio que se encuentra al final de esta calle con forma de salón y un arco de entrada que podía corresponder a unas termas, y justo enfrente se encuentra el espacioso conjunto de una gran villa en la que se accede por un vestíbulo marcado por columnas y un atrio rodeado también por columnas.
Un poco más lejos aparece otra villa en la que se distinguen sus atrios y un pórtico que limitaba con un jardín y un estanque. Los romanos apreciaban este tipo de estanques porque refrescaban el ambiente y porque los reflejos de luz y el murmullo del agua les resultaban agradables. "parece que conocían la relajación Zen".


En el Quartier du Puymin se accede primero a una confortable casa con un atrio y unas sucesiones de habitaciones, comedor, sala con mosaicos y un patio con un peristilo un estanque. Otro edificio con un gran patio portificado con otro depósito de agua en forma de ábside, nichos en el muro con diversas esculturas que son  copias de las originales que se conservan en el museo, este lugar probablemente sería un lugar público con vocación de culto, y un teatro que aprovecha la pendiente escarpada para situar la cávea.
Algo que me llamo la atención fueron las letrinas, las cómodas villas de los patricios fueron saqueadas en la edad media  y convertidas en cantera para nuevas edificaciones, pero las letrinas con sus canalones que conducían los desechos a las cloacas permanecieron inalterables, ¿se preguntarían en el medievo por su utilidad?.
La visita a  estos dos espacios se puede realizar pagando entrada y paseando entre sus calles y villas o desde el exterior se puede apreciar muy bien ya que solo unos amplios barrotes los separan de la calle.

En la evolución de la ciudad romana a la medieval la organización urbana se superpuso a los vestigios romanos y a menudo se reutilizaron para la edificación de nuevos edificios, como sucedió con la catedral.
Con la expansión del cristianismo la ciudad se organizó en torno a su edificio más emblemático, el lugar de Culto, la Catedral de Notre dame de Nazareth. Construida en el s. XI, pero con una confusa superposición de estilos de los siglos VI, X y XII  es un bello ejemplo del arte románico arcaico provenzal y una de sus características es la presencia de vestigios romanos reutilizados en su construcción como podemos ver en los cimientos del coro.
El claustro de la catedral es representativo de los inicios del periodo medieval, cuatro galerías rodean el jardín, las arcadas se agrupan de tres en tres, los capiteles de las columnatas representan motivos florales y figurativos. Las habitaciones de al abadía (refectorio, dormitorio) no existen actualmente.
El conjunto es bello, sobrio y el interior de la iglesia de pequeñas ventanas resulta oscuro y fresco lo que en este día caluroso me permite descansar sobre una bancada.

El resto de la ciudad moderna es discreta y ordenada, en ella se concentran todas las actividades comerciales, tiendas de souvenires, restaurantes, terrazas etc... de tal forma que es la más bulliciosa, multitud de turistas se limitan a visitar entre escaparates y expositores. A sí que lo más interesante es abandonar esta mercadería y subir a visitar la Haute ville, la villa medieval.
Tras la caída del Imperio romano, Vaison sufre un periodo convulso primero de invasiones y posteriormente de conflictos entre los condes de Toulouse, Francia y el papado. En el s.XII el obispo era también el soberano de la ciudad; Ramón, Conde de Provenza y Toulouse ocupa por la fuerza en 1160 la mitad de la ciudad, la situada en la margen izquierda del Ouvèze, donde construyo una fortaleza.
Conforme pasan los siglos la población abandona la ciudad y busca refugio en el promontorio rocoso a los pies del castillo de los condes de Toulouse. En este contexto, mientras se abandona la antigua ciudad Romana, prospera la ciudad medieval que subsiste hoy. En el s.XVII algunos habitantes se vuelven a instalar en la llanura y en el s. XIX se empieza a desarrollar la ciudad moderna.


Un puente romano es el vínculo entre la ciudad medieval y la moderna, fue construido en el s.I d.c. y es uno de los pocos puentes romanos que todavía se utilizan en la actualidad. En la época romana el río Ouvèze era una importante arteria de comunicación; en la época de los condes de Toulouse servía de puesto de peaje y en el s.XV un puesto de vigilancia.
Hoy sorprende su único arco de gran tamaño y su resistencia, además del paso de los siglos ha sobrevivido a fuertes riadas del Ouvèze y a un intento de destrucción por bombardeo durante la guerra, es como si el transcurso de los siglos lo hubiese fosilizado y convertido en una roca sólida.
El puente es uno de los monumentos más característicos de la ciudad y también su imagen es de gran belleza con las edificaciones que se levantan a ambos lados sobre el río Ouvèze y la vista de la roca por la que trepa la ciudad medieval. Hay un gran parquin cerca de este puente en el que estuvo permitida la pernocta pero ahora hay una señal de prohibido, pero sirve para aparcar en lo más céntrico y gratis. 44.23824-00507672.


Se accede al barrio alto remontando una pendiente que por su proximidad al puente contiene elementos de actividad comercial dirigida al turismo, terrazas, restaurantes y tiendas de souvenires, cruzando el arco  se llega a una plaza desde la que observo una estrecha callejuela por la que pasando a través de una puerta fortificada del s.XIV dominada por la torre del Beffroi y su campanario de hierro forjado accedo al antiguo recinto amurallado.
     

Las murallas que cierran este burgo medieval y sus edificios han estado construidas en parte con piedras procedentes de la villa romana. Las principales calles fueron acondicionadas para facilitar la circulación de los carros y el establecimiento de viviendas burguesas y nobles, el paseo por estas callejuelas llenas de naturalidad es una delicia ya que se encuentra estupendamente cuidada y decorada, el silencio también me rodea en comparación con el bullicio turístico de la ciudad baja.
Camino por calles, atravieso plazas engalanadas con bellas fuentes, antiguas mansiones cuyas piedras se encuentran decoloradas por el tiempo y sus techados de tejas rojas.
El paseo se realiza siguiendo la calzada más amplia y siempre en pendiente, pequeños callejones acceden a ella y este agradable paseo me lleva a la iglesia desde cuya plaza tengo una bella vista del valle, las colinas y del Mont Ventoux, desde aquí parte una callejuela que se transforma en sendero que conduce al pie del castillo, se avanza entre prados y arbustos.


Conquistado este peñón y para afirmar su poder sobre el obispo dueño y señor de Vaison la Romaine, el conde de Toulouse Raymond VI ordena la construcción de la torre condal en 1195. El castillo está compuesto por tres cuerpos flanqueados por una torre de homenaje que rodean el patio interior, con sus almenas, atalayas y barbacanas que confirma su función militar.
El entorno del castillo es natural, camino entre rocas y setos salvajes y las vistas son estupendas ya que se contempla la posición estratégica de su situación con un enorme barranco cae por uno de sus lados. El sitio es apropiado para sentarse y descansar ahí donde el poco viento refresca este día soleado y caluroso. Antes de marchar de Vaison  vuelvo un momento a la ciudad moderna para subir a una pequeña colina con un calvario, deseo tomar una última panorámica de la población medieval sobre el espolón rococó.
Por no pagar la cara  pernocta que hay en Vaison, la noche la pase en la cercana población de Malaucene 3 euros 44.17778-00512967. Desde Vaison la Romaine inicio el recorrido de Les Dentelles de Montmirail y sus interesantes poblaciones, recorrido que me llevara al final, de vuelta a Malaucene.





CRESTET

Se encuentra entre Malaucene y Vaison la Romaine, Crestet es un pueblo pequeño y encantador que hacer honor a su nombre ya que se alza sobre una cresta en el extremo norte de la cordillera Dentelles de Montmirail. Desde el valle se sube por una pendiente pronunciada y serpenteante hasta llegar a unos parking escalonados.
El burgo se encuentra en una fuerte pendiente con las viviendas construidas adaptándose a este terreno, sus calles son retorcidas y diminutas con adoquines ensamblados muy toscamente lo que le confiere un aspecto soberbiamente natural.
Entrando en la población lo primero que me encuentro es una diminuta plaza con una fuente,  el pórtico de la iglesia de St Sauveur del sXI y las casas acurrucadas alrededor; desde aquí parten unas minúsculas y encantadoras  callejuelas que suben o bajan a través de calles bordeadas de casas renacentistas, a veces están desaparecen y se convierten en senderos de montaña que me llevan a escalones toscamente labrados, senderos que me trasladan entre cultivos y ricas higueras salvajes que me proporcionan energía para el esfuerzo que supone esta población.


Subiendo por las duras pendientes de sus callejuelas que escalan a la cresta de la colina, atravieso la puerta de sus antiguas fortificaciones con sus viviendas adosadas.
Esta colina se encuentra coronada por el castillo del s. 12,  me encuentro en una amplia explanada desde la cual tengo una bella vista del burgo a mis pies, la colina boscosa que me rodea, el río L'Ouvèze discurre en el valle roturado por cultivos y al fondo la cresta de montañas que conducen al Mont Ventoux.
Durante los enfrentamientos con los condes de Toulouse, los obispos de Vaison la Romaine buscaban refugio en este castillo, hoy es privado y no se puede visitar.
El macizo de Les Dentelles de Montmirail carece de carreteras que lo atraviesen y para visitarlo hay que bordearlo. Saliendo de Crestet pongo dirección a Vaison la Romaine y desde aquí empiezo la visita de la parte oriental del esta montaña rocosa de tupidos bosques, siendo la siguiente población a visitar la de Seguret.






SEGURET

Esta soberbia villa catalogada como "Les plus beaux villages de France" se encuentra construida al pie de una colina coronada por las ruinas de su castillo feudal. Seguret es un típico pueblo provenzal de carácter medieval y rodeado de una preciosa decoración natural entre las rocas del fondo, las viñas a sus pies y las casas de la aldea pintadas en tonos suaves pastel. La villa fue edificada entre el s. X y el s. XII y hasta la revolución francesa perteneció a los estados pontificios.
A la entrada del burgo defendida por la puerta Reynier tomo el pasaje que se prolonga en la calle principal siendo en esta calle donde más actividad se pueda ver alrededor de una bonita fuente del s.XV y al pie de la torre campanario o Beffroi del s.XIV. Paseo entre calles estrechas y en fuerte pendiente bordeadas de antiguas casas de piedra desnuda y gris o pintada en tonos claros que le proporciona una especial luminosidad con el fuerte y limpio sol del atardecer.

El paseo entre sus tortuosas y empinadas callejuelas me conduce a la iglesia de St Denis s. XII en lo alto de la población, desde este lugar se puede admirar el amplio paisaje que rodea la aldea, las montañas de Les Dentelles y la planicie, un sitio privilegiado por su riqueza de viñas y una tradición vitivinícola que se remonta varios siglos con un excelente vino con AOC de Séguret Cotes du Rhone.
El atardecer se aproxima, marcho hacia la localización de la pernocta programada, el GPS me lleva por estrechas pistas  entre grandes extensiones de viñas, un laberinto sin ninguna señalización, dejo trabajar a la máquina. Llegado a las coordenadas esta área ya no existe, de vuelta a la carretera veo una señalización de Área de AC en el interior de una bodega cerca de la población de Saule, casi es de noche y ahí pernocto. 44.19385 - 004.99433.




DENTELLES DE MONTMIRAIL

Este día tengo la intención de visitar Les Dentelles y hacer un poco de senderismo y la población de Gigongas es una pequeña localidad en el corazón del macizo y punto de partida para excursiones de montaña por Les Dentelles de Montmirail. Gigongas, siendo agradable, no pretende impresionar con su casco urbano ni a traer al turismo para visitar sus mansiones, vive rodeada de viñedos y bodegas con degustaciones de la venta de su vino tinto bastante fuerte con sabor a especias o nueces siendo  uno de los grandes de les Côtes du Rhòne. Remonto sus callejuelas para llegar a su iglesia desde cuya plaza tengo una magnifica vista de los tejados de la aldea y la llanura con sus cultivos de viñedos.
Al buscar un parking para visitar la aldea me encuentro con una estupenda área de AC sin señalizar en ningún buscador (posiblemente por la novedad, todavía estaba terminándose detalles de su construcción). 44.16339 - 005.00267.

Desde Gigongas continua una carretera en pendiente que lleva al Col du Cayron a 396 m de altitud, la carretera a pocos metros del Col se transforma en pista y aunque numerosos vehículos suben por ella prefiero aparcar en un prado justo enfrente de una bodega. La pista remonta al lado de viñedos y me permite ver la silueta agreste de Les Dentelles de Montmirail y  desde el Col du Cayron contemplo el paraje de bosques de pinos y las viñas que suben por la pendiente a los pies de estas formidables agujas.
En el parking del Col hay numerosos vehículos y senderistas que se disponen a tomar alguno de los muchos senderos bien señalizados y que recorren estos parajes entre misteriosas ruinas o fotogénicos panoramas. Mi deseo es hacer una vuelta circular al pie de esta estupenda cresta de rocas puntiagudas o "dentadas".
Es un lugar muy apreciado por los amantes de la escalada y los picos ofrecen paredes ideales para la escalada en vertical; el sendero pasa entre tupidos bosques de pinos y al pie de estas agujas en las que por sus paredes se distinguen bien equipadas las vías de escalada.

Voy solo y sin equipo, en la escalada libre la mayor dificultad es el descenso si no se tiene posibilidad de realizarlo en rapel, fijándome en las diferentes vías equipadas con clavijas  encuentro una accesible que me permite subir a una de la agujas, esta ubicación constituye un auténtico "nido de águilas", donde poder admirar la maravillosa vista panorámica que me rodea; la cresta de acantilados calcáreos, los campos roturados de cultivos, las colinas... un horizonte que va desde el Mont Ventoux hasta el Ródano.
Este promontorio de Les Dentelles de Montmirail es una formación rocosa rodeada de bosques y cultivos que formando  una hilera de picos de piedra caliza discurre a través de un altiplano azotado por el viento y casi desértico, tan solo rodeados de estos  pueblecitos antiguos y pintorescos que estoy visitando.
En las laderas occidentales y meridionales  se emplazan las aldeas vitivinícolas de Gigondas, Beaumes de Venise, Sablet, Seguret y cada una se distingue por tener su propia AOC.

Aquellos que teman la escalada o simplemente no deseen internarse en el macizo, desde le Col de Cayron parte una amplia pista sin pendiente que lleva a una fácil y suave colina en la que hay acondicionado un mirador panorámico con unas tablas informativas y una vista igualmente de bonita de estas formas erosionadas por el viento y los valles de plantaciones de viñedos, y al pie de este mirador hay una área de picnic.
De vuelta a la Furgo continuo este recorrido de zigzag circunvalando el macizo, cruzo las grandes extensiones de los viñedos de Beaumes des Venise y al fondo sobre una colina distingo el castillo de Le Barroux y la Aldea a sus pies.






LE BARROUX

Como todos los pueblos que estoy visitando en la zona Le Barroux también se encuentra encaramado en un promontorio rocoso; este encantador y pintoresco pueblo de calles empinadas se halla dominado por la alta silueta de su castillo. Este vasto cuadrilátero flanqueado por torres redondas del s.XII fue una plaza fuerte que aseguraba la defensa y la protección de todo el valle; numerosos señores residieron en él, renovándose en el renacimiento para en el s.XX ser incendiado durante la segunda guerra mundial, hoy se encuentra estupendamente restaurado.
Emprendo la visita desde la parte baja de la población dando un paseo por las estrechas calles bordeadas de hermosas fachadas antiguas conservadas y bien restauradas. A través de este laberinto empinado y salpicado de pintorescas casas llego al castillo de Barroux.



El castillo de estilo renacentista sorprende por su considerable tamaño y altura, esta fortaleza ha tenido una historia turbulenta. Inicialmente en el s.XII el castillo perteneció a los señores de Baux, posteriormente fue pasando de manos entre varias familias nobles y en el s.XVI la fortaleza militar se convirtió en un bello palacio renacentista.
Dañado durante la revolución francesa, abandonado y reconstruido en 1929; esfuerzos que no sirvieron para nada ya que en 1944 fue destruido por un incendio provocado por las tropas alemanas, cosa que no desalentó a sus propietarios que volvieron a iniciar su reconstrucción en 1960.
Tanto desde el castillo como desde la pequeña capilla anexa, contemplo una hermosa estampa de los tejados de la aldea así como un vasto panorama de toda la región. Conduciendo por las estribaciones de Les Dentelles de Montmirail me dirijo a la población de Malaucene, la última en visitar de esta zona para posteriormente  continuar la ruta subiendo al mont Ventoux. Recuerdo el área de Malaucene AC 44.17778 - 005.12967.






MALAUCENE

Malaucene, igual que Vaison, pertenecía al Condado de Toulouse y formaba parte de Occitania junto con su cultura y su civilización original. En la sangrienta cruzada contra los cataros, la guarnición de Malaucene lucha junto con el Conde de Toulouse y tras su derrota pasa a manos del Papa en 1274 permaneciendo en manos de este durante 5 siglos. Cuando Clemente V traslada la corte pontificia a Avignon, tenía esta población y su monasterio de Groseau como residencia de verano mientras las obras de ampliación del palacio de Avignon lo convertían en inhabitable. Y el poeta florentino Petrarca habitó en esta población desde la cual inicio la ascensión al Mont Ventoux.
Depuesto el último Papa de Avignon la administración del Condado pasa a manos de un legado Papal. Posteriormente las guerras de religión asolan la comarca y la población, al encontrarse en la misma frontera de ambos poderes, cae en un estancamiento y la población subsiste de forma muy miserable pero a partir de s XVIII se inicia el crecimiento de la aldea, las murallas y la fortaleza se desmantelan y se empiezan a construir las bellas casas que encuentro paseando por sus calles.


El casco antiguo esta rodeado en parte por avenidas resguardadas del sol por grandes arboles; aquí se concentra toda la actividad comercial, tiendas, cafes, terrazas, restaurantes... dejando en la tranquilidad y silencio su centro historico, sus murallas y castillo fueron destruidos y hoy solo queda de su antiguo recinto fortificado algunas puertas con almenas y matacanes.
Entrando por una de estas antiguas puertas accedo a la vieja ciudad llena de calles estrechas, pasajes cubiertos y bellos edificios antiguos que datan de los siglos XVI al XVIII, muchas fuentes antiguas y lavaderos me refrescan en este día caluroso.
Sus calles toman la forma alrededor de su antigua fortaleza, en círculos concéntricos atravesados por callejones empedrados que en fuerte pendiente me suben a la colina situada en medio de la población. Esta colina es el lugar donde se encontraba el antiguo castillo del s. XII del que solo subsisten algunos muros; hoy la colina se ha transformado en un calvario y por el camino sigo las doce cruces que me llevan a la cima donde hay unos bellos jardines y bancos a la sombra de árboles, es un hermoso lugar donde descansar.

La vista desde aquí es formidable ya que me rodea un espléndido horizonte circular, debajo están  los tejados de la ciudad de los que destacan la iglesia fortificada del s. XIV con su torre del reloj que domina la ciudad y una bella panorámica de las colinas frondosas de las estribaciones de Les Dentelles de Montmirail y el conjunto de montañas que suben en dirección al Mont Ventoux.
Malaucene es punto de partida para muchas excursiones senderistas al Mont Ventoux y también numerosos grupos de ciclistas se dan cita en esta población para iniciar el ascenso de las duras rampas que les conducirán a la cima del Mont Ventoux emulando a sus ídolos del Tour.
Precisamente esta va a ser mi siguiente etapa,  el  Mont Ventoux (conocido como el gigante de Provenza o el gran Calvo) cuya silueta, con su característica cumbre blanca, la he estado divisando constantemente en el horizonte durante gran parte de este  viaje.






ION LUZEA

Mayo 24, 2015, 16:56:03 pm #4 Ultima modificación: Mayo 24, 2015, 17:14:48 pm por ION LUZEA
4 Del Mont Ventoux a Sault; les Gorges de la Nesque, visitando Monieux; Villes-sur-Auzon; Las poblaciones de Carpentras; Pernes les Fontaines; Venasque; La Fontaine de Vaucluse; Gordes; y visitando la Abadía de Sénanque.






LE MONT VENTOUX

La subida desde Malaucene posiblemente sea la más dura con 21 km de duras pendientes, la carretera discurre en un principio entre tupidos bosques y zigzagueando  por duras rampas, a la altura del Monte Serein se despeja el bosque y puedo disfrutar de las hermosas vistas de la llanura. Siempre pendiente del termostato del radiador ya que gran parte de la subida el vehículo no me permite pasar de la 2ª marcha.
Con sus 1909 m de altura el Mont Ventoux se alza majestuoso sobre la planicie por encima de las colinas que le rodean. Desde la lejanía se distingue la silueta piramidal con la cumbre blanca dominando como un faro sobre un valle de huertos, viñas y extensos campos de Lavanda.
El Mistral, un viento muy frio que baja de los Alpes, lo azota casi constantemente, implacable, sopla con tal fuerza (hasta 230 km/h) que barre cualquier curvatura del terreno por lo que la cima de la montaña está compuesta únicamente por piedra caliza blanca erosionada. Hace honor a su nombre en provenzal que significa "monte ventoso"; si en las faldas de la montaña vive una gran variedad de flora y fauna, en la cima solo crece el musgo he incluso alguna variedad polar ya que las temperaturas en invierno puede bajar hasta los - 27º C; el hecho de encontrase aislado hace que sus temperaturas sean muy cambiantes, puede pasarse de un extremado calor a temperaturas bajo cero en la cúspide.
Estos vientos soplan alrededor de los mástiles y discos situados en lo alto de la torre pertenecientes a los servicios meteorológicos, comunicaciones o del ejército, dándole también otra nota característica a esta montaña.


Este conjunto de tipologías hace que también afecte a la lluvia, en la cota superior llueve el doble que en el valle, por lo que los manantiales de Malaucene e incluso la Fontaine de Vaucluse a 24 km de distancia se alimentan de las aguas del Ventoux. Esta riqueza acuífera produce una riqueza excepcional de flora, fauna y  una gran diversidad de ecosistemas y microclimas.
Sus contrastes térmicos a lo largo del día son muy acusados y su temperatura en la cima es siempre 11º C inferior a la que se registra al pie de la montaña por lo que hay que tener a mano ropa de abrigo al salir del vehículo.
Paseando por la cima comprendo este árido terreno, pequeños senderos discurren entre los cascotes de caliza con postes de indicación de las rutas de senderismo y las distancias que llevan a diferentes poblaciones.
Una pequeña capilla, anteriormente usada para depositar urnas de cenizas de fallecidos y hoy prohibido, en su interior me encuentro aun numerosos recordatorios con fotos, flores, velas, objetos personales...

El Mont Ventoux es muy popular por los amantes de la bicicleta ya que el Tour de Francia suele tener una de sus etapas en este hermoso paraje de Provenza. Grupos de ciclistas o asociaciones organizan rutas por esta zona teniendo como meta el acceso a la cumbre por alguna de sus diferentes ascensos, seguidas de la foto de rigor ante el hito o la señal que marca el punto culminante de mayor altura, la celebración y la victoria, todo esto muy similar a las muchas veces que lo he contemplado en el Col du Tourmalet en  Pirineos.
En esta cima, ya sea desde sus miradores o cualquier otro punto que consideremos, se me ofrece una vista espectacular que va desde los valles de la Provence a los Alpes, Marsella o incluso los Pirineos.
Aquí no hay mucho más que hacer, emocionarse con el entusiasmo de los ciclistas, del paisaje, del terreno, del aire... Y si eres de los de tiendas, hay una de souvenires donde comprar alguna gorra, camiseta o llavero con la imagen de esta montaña y un café restaurante terraza con aspecto de refugio de montaña donde los ciclistas celebran el triunfo con abundante cerveza.


El poeta florentino Petrarca paso toda su juventud viviendo en Avignon y fascinado por el perfil de esta montaña se convierte en su primer escalador. Y posiblemente surgiendo el alpinismo  como nueva pasión y el relato de montaña como género literario.
"En un primer momento, me quede aturdido, conmovido por el extraño hálito del aire y la amplia vista. Miro hacia atrás y veo nubes a mis pies. De repente, el monte Athos y el Olimpo pierden toda su leyenda, porque todo lo que he leído y escuchado sobre ellos lo contemplo ahora en una montaña de escaso renombre". Así describió Francesco Petrarca su llegada a la cima del Mont Ventoux el 26 de Abril de 1336.





SAULT

La bajada desde el Mont Ventoux la efectuó dirección Sault, la pendiente es más suave que en la subida y la furgo va más suave, más alegre. La bajada permite ver los diferentes contraste de paisaje mientras se pierde desnivel, al poco los bosques desaparecen y dan lugar a una extensa planicie con un impresionante panorama de los campos de Lavanda (la descripción la imagino fantaseando ya que estoy en Septiembre, los campos de Lavanda duran hasta mediados de Agosto), azules y violetas que forman un decorado de gran belleza.
Sobre estos campos aparece en el horizonte sobre un promontorio la población de Sault. El área de AC se encuentra en lo alto de la población, en el parking 3 GPS 44.09429 - 005.41275 en una zona tranquila y apartada, subiendo por la carretera parece lejana del centro pero bajando al pueblo a pie por el camino se llega en un corto paseo.


Me encuentro con una encantadora aldea típica de la Provence, atractivas casas de piedra o pintadas con colores pastel, adornos florales llenos de colorido y el aroma a Lavanda que sale de casi todos sus comercios, de maceteros en ventanales, de ramilletes de flores secas en los alfeizares de las casas... estas características estéticas de la aldea no han pasado desapercibidas siendo uno de los 6 lugares privilegiados de Francia elegidos por la UNESCO para su protección debido a la calidad y belleza de su entorno.
Siguiendo el mapa que ofrecen en la oficina de turismo y ayudado por las placas informativas que aparecen en el circuito voy disfrutando de sus hermosas callejuelas y plazas, con el paseo voy descubriendo su patrimonio y la historia de la aldea y conocer cómo se extendió el cultivo de Lavanda en sus campos.
La población de Grasse, en la Costa Azul, se convirtió en el s. XVI en el  centro de la producción del perfume (donde se fabrica la base de los perfumes más importantes) viendo el negocio del comercio con Grasse los habitantes de Sault transformaron sus cultivos tradicionales por el de Lavanda.


Sault se encuentra emplazada sobre un promontorio situado en la punta extrema occidental de la meseta d'albion a 776 m de altura, esta posición convierte a la población en un inmenso balcón panorámico sobre el valle del mismo nombre.
Alrededor de la ciudad se encuentran inmensos campos azules y purpuras alternando con campos de trigo, este grandioso espectáculo se contempla desde la terraza, una gran plaza que se encuentra a la entrada de la aldea y sirve como mirador panorámico de gran belleza. Desde esta terraza la vista se extiende desde los campos de lavanda, cultivos, la entrada a les Gorges de la Nesque (que luego visitare) y el Mont Ventoux que se asoma por el horizonte. En esta terraza vivo un bonito atardecer, estoy sentado, alternando la lectura de un libro con miradas al entorno, viviendo y respirando de este lugar.
Esta región es muy apropiada  para el senderismo y el ciclismo, con rutas que conducen por les Gorges de la Nesque o suben al Mont Ventoux, así que es habitual ver grupos de ciclistas preparándose para esta actividad, en la oficina de turismo hay numerosos folletos y planos informativos de estas rutas.





MONIEUX

Desde Sault me dirijo a visitar las Gorges de la Nesque, la población de Monieux en el inicio de las gargantas se aferra a las laderas empinadas en las estribaciones de La Nesque. La aldea es muy natural, autentica y tranquila, recorriendo sus agradables callejuelas descubro vestigios de las murallas medievales, plazuelas y pintorescas casas antiguas de los s. XVII y XVIII y algunas de las cuales se remontan a la edad media.
Monieux es un lugar de veraneo en un entorno natural y salvaje en el corazón de un paisaje de gran variedad, dispone de un lago donde bañarse y es un excelente punto de partida para recorrer a pie el fondo del valle o empezar la ruta en vehículo por la carretera que discurre en lo alto de las gargantas del rio Nesque.




LES GORGES DE LA NESQUE

Saliendo de Monieux dirección Villes sur Auzon por una carretera tranquila y con poco trafico pero con numerosos ciclistas que sube zigzagueando entre barrancos al punto culminante, el Belvédère  de Castellaras a 734 m de altitud y a solo 3 km de Monieux.
Les gorges de la Nesque son un  interesante desfiladero en el que disimulado por una abundante vegetación discurre el río Nesque, modesto y tranquilo que despreocupadamente serpentea entre barrancos salvajes y profundos meandros de paredes vertiginosas, del río oculto a la vista solo lo podemos imaginar algunos momentos escuchando un murmullo de agua acrecentado por el eco de sus murallones.
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Si se dispone de tiempo algunas señales conducen a estrechos senderos a través de los cuales se puede descender al fondo de las gargantas, una de estas es  la señal que lleva a la  Chapelle-St-Michel que se encuentra cerca del río.
Parando en sus numerosos Belvédères voy disfrutando de numerosas vistas y paisajes en los que también aparece siempre presente en el horizonte el Mont Ventoux, a partir del Belvédère la carretera empieza a bajar pasando por una serie de túneles bajos, creo recordar el vado mínimo de 2,70 metros, al que le interese este recorrido debe informarse de que estas alturas no supongan un impedimento para la AC.
Las gargantas se suavizan, cambia el paisaje y la planicie sustituye a las gargantas con vistas a la campiña salpicada de pequeñas poblaciones destacando en el horizonte el Mont Ventoux y les dentelles de Montmirail. El recorrido lo finalizo en Villes-sur-Auzon, el día ha sido muy caluroso y necesito meter la cabeza en una fuente, paro en esta pequeña población.





VILLES-SUR-AUZON

Villes sur Auzon es una población agrícola apaciblemente instalada en el valle al pie  del Mont Ventoux y los Monts de Vaucluse entre viñedos y cultivos, la aldea es sencilla pero encantadora con sus casas ocres, sus antiguas fuentes, sus calles estrechas y un ambiente tranquilo provenzal y un turismo limitado a la visita de la Nesque, el senderismo y el ciclismo.
En la antigüedad estaba rodeada de murallas, de las que hoy subsisten algunos restos y puertas, estas murallas fueron remplazadas por casas, esto explica su forma circular y el  boulevard  también circular que rodea la antigua aldea histórica.




CARPENTRAS

Después de muchos días recorriendo pequeñas poblaciones rurales o agrícolas al llegar a Carpentras, un poco más grande 30.000 habitantes, me siento ahogado por el tráfico y los atascos a la entrada de la ciudad que unido al calor que hace y que en todo el día no he encontrado una higuera que me de energía no logro visitar a gusto esta población, el paseo lo realizo rápido, quizás buscando que con la velocidad me diese un poco de aire.
Recorro sus calles bañado en sudor y mucho calor en busca de la riqueza de su historia. Sin embargo pese a sus vestigios antiguos Carpentras parece incapaz de impregnar su presente de las huellas del pasado.
Perteneció a los Condes de Toulouse, tras la derrota de estos en la cruzada contra los Cataros el Condado se anexiono en 1274 al estado Pontificio convirtiéndose en un bastión Papal y residencia fija de Papas y Cardenales durante los años 1320 a 1791

Hoy modernos boulevares sustituyen a los antiguos baluartes, solo se conserva intacta la Porte d'Orange, en el interior recorro una serie de calles estrechas y sinuosas en un centro de casas multicolor con algunas fachadas de palacetes de los siglos XVII y XVIII con bonitos balcones y portales  y todo ello dominado por el bullicio de sus comercios, tiendas, terrazas...
En la edad media la ciudad acogió una amplia comunidad judía, la sinagoga de 1367 es la más antigua de Francia. La hermosa catedral de St- Siffrein del s. XV con una fachada del s. XVIII, un pequeño arco de triunfo, y demasiado calor.
La pernocta se encuentra al lado del Camping y sobre terreno del propio camping municipal siendo gratuita pero solo para un decena de AC un poco apretadas, la oficina de turismo y el centro histórico se encuentran en un corto paseo. 44.04427 - 005.05472.





PERNES LES FONTAINES

Saliendo de Carpentras me dirijo a esta aldea, durante 6 km el GPS me lleva por carreteras comarcales entre una zona agrícola con extensos campos de cultivos, principalmente fruta como manzanas, peras, cerezas, uvas o fresas hasta llegar a esta pequeña población.
Pernes les fontaines se trata de una bonita población medieval fortificada, en el s. XIV se levantaron grandes fortificaciones como defensa ante las "Grandes Compagnies" durante las guerras de religión, de las que todavía subsisten algunos lienzos de murallas y puertas.
El nombre de la ciudad se debe a las 40 fuentes que se encuentran distribuidas en su interior, se empezaron a instalar a partir de la segunda mitad del s. XVIII y por lo tanto se pueden encontrar una gran variedad de estilos. En la oficina de turismo te dan un mapa para descubrir estas fuentes, siendo una excelente excusa para descubrir el patrimonio de la aldea.


Esta ruta me lleva por angostas y solitarias calles increíblemente tranquilas, paseo entre casas típicas provenzales con sus persianas pintadas en pastel, jardineras de coloridas flores, casonas de los s. XVII y XVIII, lienzos de murallas y los restos del castillo de los Condes de Toulouse.
Doy un bonito paseo bajo el sol, siempre con el murmullo de las fuentes que me refrescan en el sofoco de esta  tarde calurosa. Anteriormente al acercarme al centro histórico había encontrado una higuera donde recuperar energía para visitar esta agradable población.
Desde la Tour de L'Horloge, Donjon y único vestigio del castillo de los Condes de Toulouse, subiendo a lo alto contemplo un panorama de los tejados de la villa, su entorno agrícola y al fondo el valle de Comtat, el país de Avignon y sobresaliendo en el horizonte Les dentelles de Montmirail y el Mont Ventoux característico con su cima blanca.


La pernocta que llevaba preparada al lado de un camping se encuentra ahora prohibida, la borna permanece fuera pero la pernocta hay que realizarla en el interior. En cambio encontré un parking gratuito con la señal de permitido AC compatible también con turismos, se encuentra al lado del río Nesque en una zona de jardines, petanca y puentecitos que cruzan el río hacia el centro histórico 43.99952 - 005.05728.
Desgraciadamente al día siguiente había mercado y marche a la pernocta de Carpentras anteriormente indicada, en espera de que refrescase por la noche busque un lugar agradable cerca de la oficina de turismo de Carpentras donde sentarme a leer a la luz de una farola. Al día siguiente continuo viaje a la bonita población de Venasque.




VENASQUE

Venasque se alza junto al borde de un peñasco que domina el valle del río Nesque y rodeado de un bello entorno natural y agrícola destinado sobre todo a viñedos y  a la cereza con su AOC "montañas de Venasque" muy conocida en Francia.
Aferrándose a este pico rocoso Venasque, uno de los pueblos más antiguos del Comtat Venaissin, es un pintoresco pueblo incluido en la clasificación de "les plus beaux villages de France", paseando por sus calles llenas de paz y silencio, disfruto de un ambiente especial gracias a su agradable autenticidad. Detrás de sus firmes muros la antigua ciudad de Venasque ha visto reconstruir estupendamente sus casas con las especificaciones originales, sus pequeñas plazas adornadas con fuentes y mansiones llenas de encanto que destacan por su unidad arquitectónica y en sus callejuelas abren las puertas los talleres de artistas y artesanos.

Las casas agrupadas al borde del barranco ofrecen un interesante espectáculo desde los campos de cerezos que se encuentran a sus pies.

En lo alto de la población se encuentran las Tours sarracines, los vestigios de las fortificaciones medievales construidas para proteger la ciudad que siendo por su situación prácticamente inexpugnable, las torres se elevaron en el único lugar donde esta era vulnerable frente a las invasiones de los sarracenos.
Estas murallas también fueron testigos de la cruzada contra los cataros, este territorio pertenecía a los Condes de Toulouse, conquistada por Francia en 1271 y cedida al Papado que mantendrá su autoridad Pontificia hasta 1791.
Una gran explanada se abre en este lugar y desde aquí contemplo un bello panorama sobre el valle de la Nesque y todo el norte del Camtat desde les Dentelles de Montmirail y el Mont Ventoux.




FONTAINE DE VAUCLUSE

En Venasque le pido al GPS que me busque las atracciones turísticas más próximas y enseguida me indica esta localidad, me dejo llevar por la maquina hasta este encantador lugar. Aparco nada más pasar un viaducto y al lado de un centro de alquiler de Kayak para evitar los parking de pago de la ciudad desde este lugar voy dando un agradable paseo remontando el curso del río Sorgue en busca de su nacimiento.
Las aguas cristalinas, luminosas, de un color verde esmeralda discurren por el cauce del rio Souce creando una encantadora ilusión óptica con las sombras de los árboles y su flora acuática, el paseo es encantador a lo largo de la verde orilla y me seduce la belleza del lugar, el olor, el sonido y la brisa refrescante del agua. El valle se cierra en una pura belleza con las montañas y los altos acantilados de piedra que rodean el lugar.

En este corto paseo, atravesando los parking de pago y encantadoras zonas de picnic, se llega a la pequeña población en la que resalta la antigua iglesia de Notre Dame s. XII de estilo románico provenzal, el resto de la aldea se halla dedicada a la atención al turismo.
Artesanos de diferentes campos, vidrio, madera, cerámica, joyas, cuero... talleres de pintores, escultores y lamentablemente demasiados comercios de baratijas para los muchísimos turistas que acuden a esta zona maravillosa, con los resultados que cabe esperar, afortunadamente en Septiembre este nivel de afluencia baja y el paseo lo disfruto sin multitudes.
Pero aun así las vistas desde este lugar son extraordinariamente atractivas, el rio verdoso de aguas cristalinas lo atraviesa, junto al puente hay una gran noria y el paisaje desde este puente es de un gran atractivo natural que va desde la pura belleza de la vista de las  montañas a los impresionantes cambios de color del agua e incluso escuchar el sonido del agua correr. El resultado es perfecto, como de postal.

Atravesando el pueblo y siguiendo la señal de la Fontaine, continuo por el camino que sube en suave pendiente al borde del rio y contemplando este impresionante, a la vez que relajante paisaje.
Desgraciadamente el lugar pierde esta magia zen ya que el camino se encuentra salpicado de tiendas de recuerdos, de comida rápida, creperías, heladerías, restaurantes con el ruido de sus aires acondicionados o el olor a fritanga que sale de sus ventiladores; pero también hay numerosos sitios donde sentarse en las losas frías de las rocas al borde del rio, en prados silenciosos al otro margen del rio bajo la sombra de los árboles y acariciado por la suave brisa fresca y húmeda que trae el rio.
Si nos adentramos en el valle, se observa que el curso superior se alimenta desde numerosas y pequeñas fisuras en la roca. Sin embargo, al final del verde valle y al pie de un gran acantilado esculpido por la erosión, hay una cueva en la parte inferior de la pared de la que brota este hermoso rio, la Sorgue de Vaucluse, el mayor manantial de Francia del que fluyen hasta 90.000 litros de agua por segundo de un rio subterráneo.

De esta misteriosa fisura en forma de huso, más profunda que los afilados precipicios de 230 m que protegen el acceso, las aguas del rio Sorgue manan unas veces de manera espectacular, borboteando por toda la garganta (principalmente en primavera) y otras filtrándose de manera furtiva por los canales subterráneos para encontrarse con la cuenca del rio un poco más abajo (como ha sido mi caso según la foto que enseño, en la que solo se observa un pozo de agua muy por debajo de su nivel de desbordamiento).
Pero esta fuente es además un fenómeno natural que aún no se ha podido explicar completamente, no se trata de un depósito de unos pocos metros de profundidad sino de una especie de pozo que se sumerge en vertical dentro de la roca caliza porosa. Se desconoce cuál es su profundidad total, la última medición realizada con un robot submarino alcanzo los 315m y no toco el fondo.

De vuelta a la población sigo con la ilusión de permanecer un rato más y admirar el lugar desde nuevas perspectivas, el castillo parece un lugar apropiado por su situación en una colina y al borde de esta brecha que se abre en las montañas. Superando las ultimas casas y continuando por un sendero serpenteante que atraviesa pequeños cultivos llego a las ruinas de este castillo del s. XIV y que perteneció a los Obispos de Cavaillon.
Desde este lugar admiro una buena vista de las montañas, a mis pies el acantilado cae en vertical al rio Sorgue y para mi deleite encuentro una estupenda higuera, llevo todo el día sin probar bocado, me siento al borde del acantilado, descanso en la suave brisa que circula por el valle  mientras devoro los higos y me fascino con el entorno, la vista y el silencio.

     


GORDES

Desde Fontaine de Vaucluse circulo por carreteras secundarias que atraviesan un espléndido paisaje provenzal, viajo entre viñas, encinas, olivos que forman un horizonte de extraños colores y formas.
Al final de una ruta sinuosa bordeada de altos muros de piedra seca, al llegar a una  fuerte curva Gordes aparece inesperadamente como si vigilara la árida meseta de Vaucluse,  es simplemente espectacular.
En este punto hay un prodigioso mirador panorámico sobre unas losas de piedra suspendidas sobre el valle que me permiten captar la primera imagen de este formidable pueblo, un lugar ideal para contemplar como resplandece la piedra con la que está construida cuando el sol se encapricha con ella, igualmente es un prodigioso mirador desde contemplar la belleza sublime de los huertos, cultivos y campos de lavanda que lo rodea.

Entre los pueblos colgados de la Provenza  Gordes es uno de los más atractivos. Sus casas de piedra blanca y dorada por el sol se levantan en un espiral alrededor de una roca sobre el borde de la meseta del monte de Vaucluse; dominado por el castillo y la iglesia forma un conjunto tan armonioso que parece diseñado a propósito, entre las viviendas aparecen pequeños pero numerosos jardines en terrazas y huertos regalándome  perspectivas y juegos de luz infinitos entre las casas suspendidas y enmarañadas entre la vegetación del pueblo y el paisaje que le envuelve.
En la antigüedad la región soportó ataques de bandidos y guerras; Gordes se protege entonces con el castillo y las murallas hoy desaparecidas. Durante los s. 18 y 19 florece con las pequeñas industrias de telares, aceite... y la población crece y se enriquece, se construyen sus altas y ricas mansiones. A primeros del s. XX un terremoto y los cambios socioeconómicos de la primera guerra mundial inician la despoblación paulatina de la aldea y arrinconada de las nuevas grandes vías de comunicación que atraviesan la zona queda inmóvil y olvidada en el pasado, las viviendas se degradan y sucumbe a los bombardeos de los alemanes, Gordes se convierte en un pueblo fantasma.

En los años 50 es descubierta por el turismo y muchos artistas de fama internacional como Chagall desentierran esta ciudad abandonada, sus ruinas son compradas y restauradas convirtiéndose en residencias rurales para muchos  parisinos "de pro" como directores de cine, artistas consagrados, periodistas, escritores y otros personajes por el estilo.
A la entrada hay un parking con una zona reservada para AC con borna y desagües, es de pago pero el que cobra solo esta hasta la caída del sol, luego se marcha y queda libre al menos cuando estuve yo 43.91465 - 005.19758.
Desde aquí en un corto paseo por la carretera lo primero que veo es el castillo que cierra la entrada al centro histórico. Construido en el s. XVI sobre uno anterior del s. XII, debido a su planta longitudinal y a las robustas torres circulares el edificio se inscribe aun dentro de la tradición de los fuertes medievales pero a pesar de ello, la clara distribución de su fachada en la plaza, sus ventanales y los marcos renacentistas muestran el intento por su transformación en palacio habitable.

Hoy Gordes está incluida en la red "Les plus beaux villages de France" gracias a su privilegiada posición, su encanto excepcional y su típica arquitectura lo que le proporciona una alta frecuentación turística. Las tiendas de artesanos, souvenires o bodegas contribuyen a una excesiva animación en verano, sobre todo en la parte alta y en la plaza del castillo. Ahora es Septiembre y me encuentro cómodo, menos turismo y me permite disfrutar de una forma natural esta bonita población.
El castillo dota de personalidad a un centro histórico que interactúa con el visitante calle arriba y calle abajo por sus "Calades" (nombre en provenzal que se le da a las calles pavimentadas de piedras planas puestas de canto) las cuales son realmente incomodas si no se lleva un calzado adecuado que proteja de las irregularidades del pavimento.
Inicio la visita entrando por la Calade que pasa por la puerta de la iglesia románica de San Fermín, reconstruida en el s. XVIII, las callejuelas en pendiente y en ocasiones escalonadas me permiten recorrer pequeñas callejas que son un auténtico placer.

Estos pasadizos me llevan entre viejas y altas mansiones de contraventanas pintadas principalmente en azul y sobre las que se pueden ver los restos de las antiguas fortificaciones a las que se han adosado las viviendas, paseo bajo un fuerte y limpio sol por estas empinadas calles, ayudado por los frutos de algunas higueras y la cantimplora que lleno de agua en las pocas fuente que encuentro.
Según bajo por la aldea su arquitectura cambia y se transforma con sus viejas piedras doradas por el tiempo y las calles se hacen más rurales, zigzaguean y me pierden entre sus mansiones y una exuberante vegetación mediterránea. Algunas de las casas se han convertido en museos o galerías de arte que albergan las obras de diferentes artistas que se han enamorado de este trocito de Provenza.

Por sus calles descubro hermosas puertas, arcadas y muros de piedra que guardan antiguas viviendas, pasajes abovedados y alguna antigua puerta medieval de acceso al desaparecido recinto fortificado.
En una calle me sorprende un Lauburu, emblema vasco en forma de cruz con cuatro cabezas, grabado  en el dintel de una puerta y acompañado con la fecha de 1826 quiero averiguar la historia de esta vivienda pero en este momento se encontraba deshabitada y no tuve posibilidad de pedir información.


En la parte baja de la población me encuentro con las casas adosadas a la roca junto a antiguas viviendas trogloditas, las viejas casas de los agricultores hoy se han transformado en bellas mansiones y chalets para el turismo rural o habitantes que han tomado a Gordes como lugar de residencia, estas viviendas tienen el acceso desde el valle lo que les permite llegar a sus residencias con el vehículo. Al fondo del valle me encuentro con el lavadero de la fuente baja, es la fuente más antigua del pueblo y fue uno de los barrios más animados porque había posadas, tabernas, talleres de curtidores y otros comercios.
La  tarde avanza y las piedras que conforman las casas, muros y pavimentos cambian de color por la variación de la luz, mirando detrás, abajo y al otro lado descubro un bello panorama del valle y las montañas del Luberon bajo la cálida luz del sol provenzal, me limpio y refresco con el agua del lavadero, descanso mientras meriendo unos higos y con la vista me nutro con el paisaje.
A la noche el turismo desaparece y vuelve la tranquilidad, me siento en la fuente del castillo con un libro, una bonita literatura me acompaña en las noches cálidas del viaje por la Provence.


En esta zona me quedé 3 noches ya que la visita a Gordes fue acompañada por la de la Abadía de Senanque y la llegada de una fuerte tormenta que me retuvo 1 día y me impidió la visita de la Village des Bories, un poblado entero de una arquitectura muy especial del s.18 y habitado durante un siglo.
La última de estas noches la pase en otra pernocta, un parking natural con árboles próximo a Gordes y al borde de la carretera de acceso a les Bories, un sitio adecuado si se desea sacar mesa y toldos. 43.90102 - 00519323.




ABBAYE DE SÉNANQUE

A poco más de 4 km de Gordes conduciendo por una estrecha carretera (solo de un sentido ya la vuelta se hace por otro paraje del valle) por las faldas de una montaña del Luberon; se abre muy por debajo de la carretera un valle y enseguida aparecen los edificios de la Abadía, estaciono en un lateral de la carretera y me asomo a una bonita perspectiva de este bucólico valle cerrado rodeado de montañas y cultivos trabajados por los mismos monjes.
Se yergue el cisterciense monasterio de Sénanque emplazado en un lugar impresionante, rodeado de campos de lavanda en un maravilloso espectáculo para los sentidos y  siendo difícil encontrar un lugar como este donde confluyen de modo tan perfecto lo natural y lo espiritual.
Esta es la típica imagen de todas las guías de la Provence (en la Michelin que llevo también aparece), calendarios, postales... sin embargo esta visita pierde mucho por la falta de color sin los campos de lavanda floridos.

La carretera termina en un parking reservado para la visita de la Abadía, desde aquí se penetra en su recinto por los campos de lavanda y el largo pabellón de visita. El primer sentimiento es la de reconocerla por sus muchas imágenes, de asombro por su austeridad y  su emplazamiento en un lugar que parece imposible,  una situación que sorprende y serena al mismo tiempo, este paraje sería un oasis de paz y tranquilidad si no fuera por el alboroto turístico, afortunadamente en Septiembre estaba más desierto.
Recorro el perímetro externo hasta el portal de la Abadía, donde esta austeridad llama la atención con su fachada despejada de esculturas, ornamentos y un severo pórtico de entrada a la iglesia.
Todavía es un centro religioso activo donde se acoge a quienes llegan al monasterio, para ello hay una hospedería monástica del s. 18 que atiende a personas deseosas de compartir la vida de comunidad en el silencio y el recogimiento.

En el año 1148 se fundó este monasterio Cisterciense que tuvo a su custodia el extenso feudo de los señores de Gordes. Los monjes eligieron un emplazamiento en este valle arbolado junto al arroyo de Sénancole, el monasterio llego pronto a su apogeo y se convirtió en un centro importante del que nació una explotación agrícola que abarco toda la comarca.
Durante las guerras de religión en 1544 este monasterio fue devastado y posteriormente vendido durante la revolución francesa y en 1854 los cistercienses retornaron a hacerse otra vez con el antiguo convento, consecutivamente los monjes fueron expulsados varias veces más por la política anticlerical del estado Francés pero en 1989 pudieron reanudar definitivamente a la vida monástica en un edificio que a pesar de sus vicisitudes de su historia se conservó intacto.
La visita al monasterio se realiza en grupo y con guía (a mí me toco una guapa provenzal, dos motivos más de admiración en la visita).

La distribución precisa y la división geométrica del conjunto han sido siempre objeto de fascinación, todos sus elementos están ejecutados con una perfección técnica notoria dentro de una absoluta simplicidad. La regla de San Benito obliga a un ascetismo proverbial y los edificios tienen que renunciar a construcciones innecesarias como torres, pinturas o esculturas.
La visita comienza en el dormitorio de los monjes, en esta sala abovedada de 30 metros de larga unos treinta monjes dormían  en el suelo sobre jergones y totalmente vestidos. Este comunicaba directamente con la iglesia por donde bajaban por las escaleras a las 2h de la mañana para el primer oficio e igualmente después del último oficio subían por las mismas escaleras para el descanso nocturno.

Dejando el dormitorio, al igual que lo hacían los antiguos monjes, se baja por las escaleras que se abren en un lateral de la sala que me conduce al crucero de la iglesia y el gran ábside, el altar y el coro que emplean para sus rezos. Tres pequeñas aperturas convergen la poca iluminación sobre el altar, dos capillas a cada lado del ábside servían para la celebración de las misas privadas.
En el otro extremo se abren  dos pequeñas ventanas acompañadas de un rosetón, la luz del atardecer penetra por estas aperturas sobre la nave y el altar. Desde la nave se contempla el conjunto de la iglesia, construida en forma de cruz, sin decorados que pudieran  distraer las oraciones y el recogimiento de los monjes y feligreses.
Solo la luz símbolo de dios penetra  por las pequeñas aperturas iluminando aquellos lugares donde el halo se debía depositar.
Los monjes ocupaban las sillas del coro mientras que los legos, que entraban en la iglesia por las puertas laterales exteriores, se quedaban en la sala de la nave.

Saliendo de la iglesia llego al claustro. Es el centro de la abadía y lugar de transito que une las diferentes dependencias del monasterio, pero es ante todo un lugar de meditación y de lectura, siendo  uno de los mejor conservados de la Provence. El claustro es un patio interior cercado de cuatro galerías que se abren sobre un jardín por doce arcadas.
Aquí se siente de nuevo la austeridad, los capiteles de las columnas, todos diferentes, en contraste con el interior de la iglesia, aquí se despliega una sutil y sencilla decoración con motivos vegetales.
Paseando por este cuadrilátero abovedado se contempla a través de los capiteles el jardín interior y por encima aparece el campanario románico de la iglesia y los tejados de loza que cubren las galerías y la iglesia.

Del claustro paso a una de las dependencias, la del calentador. Era en este cuarto donde los frailes trabajaban, se utilizaba de scriptorium, lugar donde se copiaba los manuscritos y como su nombre indica es el único cuarto que disponía de la calefacción de la chimenea ya que su trabajo con los manuscritos era demasiado importante para arriesgar "el pulso del escriba con un mal tembleque" con el frio.
Este cuarto tiene apoyo sobre cuatro bóvedas de aristas recayendo al centro todo el peso sobre una única y sólida columna cuyo capitel está adornado de hojas y flores. La gran chimenea permite quemar los troncos verticalmente, de esta forma se reduce el  tamaño de la chimenea pero no su poder calorífico.

Después de admirar este juego de formas  luces y sombras de las bóvedas  del Scriptorium, se sale de vuelta al claustro  para acceder  a la sala capitular, o sala del capítulo, es la sala donde se reúne la comunidad monástica alrededor del Abad para la escucha de un capítulo de la regla de San Benito.
Es también aquí donde los frailes toman las decisiones en relación a la comunidad, los actos jurídicos y donde se efectúan la toma del hábito, las profesiones monásticas o la elección del Abad. Los frailes se sientan sobre las gradas, el Abad en el centro.
La característica de este cuarto es la acústica, la palabra se oye sin esfuerzos gracias, en particular, a las seis nervaduras de piedras de la bóveda de arista, esto permite a los monjes el hablar en voz baja en los debates. Es el único cuarto donde era permitido hablar.


Terminada la visita de este extraordinario lugar abandono la visita de la Abadía, de la población de Gordes y me dirijo a la siguiente localidad, otro bello regalo para la vista, la imaginación y el recuerdo, pero esto forma parte del siguiente capítulo.


ION LUZEA

Mayo 24, 2015, 17:01:36 pm #5 Ultima modificación: Mayo 24, 2015, 17:15:33 pm por ION LUZEA
5 - La aldea de Roussillon, y "le Sentier des ocres"; Saint-Saturnin-les-Apt; senderismo por el Colorado Rustrel; Apt; Ménerbes; Oppède-le-Vieux.





ROUSSILLON

Salgo temprano de la pernocta de Les Bories en Gordes para desplazarme y visitar con cierta tranquilidad la cercana aldea de Roussillon, una de los más visitadas por el turismo. Situada en los montes de Luberon la aldea de Roussillon se encuentra rodeada de una paisaje rural hermoso, considerada en la categoría de "les Plus beaux villages de France" es famoso por sus magníficos acantilados rojos y ocres cuyo color domina tanto su paisaje natural como urbano.
Aparece ante mi rojo como la tierra que le rodea, rojo como su nombre. La villa de Roussillon entremezcla sus casas y fachadas pintadas en ocre en una sinfonía de colores donde todas las tonalidades del amarillo al rojo se superponen en un bonito cuadro.
El bello pueblo de Roussillon está en lo alto de un peñón rodeado de salientes de ocre teñidos de rojo brillante, los pigmentos de este mineral también impregnan el revoque de los muros de las casas, igualando en una bella armonía las edificaciones del hombre a las de la naturaleza.

Descubro esta maravillosa aldea paseando  por el pintoresco laberinto de plazas y estrechas callejuelas, en ocasiones escalonadas, sus fachadas compiten en color y armonía, sus ocres son magníficos y los tonos varían sutilmente del amarillo al rojo oscuro combinando con los colores brillantes de sus puertas y ventanas forman una gama de matices que se ponen de acuerdo para crear un conjunto espectacular.

En un dulce paseo por sus calles, a esta hora libre de turistas, encuentro una arquitectura sencilla sin palacios o mansiones como en la cercana Gordes, sus casas son rurales y sin concesiones a la fantasía en su diseño, pero el color satura la mirada sobre todo en un día despejado como hoy. Los rayos del sol iluminan las fachadas desprendiendo reflejos, ahí donde el mate de la pintura se convierte en satinado.
Unas calles son desiertas, solo portales en viviendas estrechas, otras con galerías donde artistas y ceramistas exhiben sus creaciones y por su puesto comercios de souvenires, vinos, jabones, lavanda y las terrazas, restaurantes y cafés.
Desde la plaza del ayuntamiento, donde se encuentra la oficina de turismo, una calle sube en pendiente y pasando por una puerta debajo de la torre campanario llego al castrum, la zona más elevada de la aldea desde donde se contempla una hermosa panorámica los montes de Vaucluse con el mont Ventoux, los montes del Luberon (la zona que visito en esta última etapa del viaje) y al fondo encaramado sobre su roca de puede ver Gordes.


El pueblo carece de un relato heroico, no tiene castillo ni una historia digna de contar, solo su gente que vivió de estas tierras, sus cultivos, ganados y las canteras de mineral, y precisamente estas canteras son el valor añadido a la visita de la aldea.
A poca distancia a pie se encuentra la entrada al "sentier des ocres", pasando por una pequeña taquilla y por poco más de 2 euros se entra en un planeta diferente, un lugar de asombrosos paisajes formados por las antiguas canteras y la erosión natural de la roca.
El sendero Des Ocres se encuentra acondicionado con pasarelas, escaleras y paneles informativos que permiten descubrir la flora particular de estas colinas ocres y el paisaje formado por las antiguas canteras. El rojo de la tierra forma un contraste sorprendente con los pinos verdes exuberantes y la calidad excepcional de la luz del cielo azul hace de este territorio un lugar mágico.

Sorprende lo hermoso que es, esta arena especial contiene una cantidad de óxido de hierro que le da este tono característico rojizo. Una arena que lo impregna todo, atención con el calzado y la ropa ya que este ocre tiene la capacidad de adherirse a todo de una forma casi permanente.
Recorriendo el sendero, si se tiene la buena suerte de encontrase con pocos turistas, contemplando estas tonalidades, los contrastes, las vistas y las formas lo convierten en un lugar ideal para un encuentro con la naturaleza.





SAINT SATURNIN LES APT

Saliendo de Roussillon el tiempo empieza a cambiar y los cielos azules, limpios, saturados de color dan paso a nubes que vedan el sol, quitan brillo al paisaje y apagan los colores. Llego a esta población, cercana a Roussillon y aun así alejada del turismo invasivo, una aldea natural con un paisaje circundante de gran belleza. Hay un parking en el centro de la población con unas bellas vistas, señalizado con un panel que informa, AC máximo 48 h. 43.94546 - 005.38600 lugar donde pernocto una noche.
Al abrigo del Mistral, en la vertiente sur y soleada de los montes de Vaucluse y enfrente de los montes del Luberon, este pueblo medieval se asienta sobre un espolón rocoso desde donde domina una amplia llanura agrícola de cerezos, olivos, viñedos y huertos.

La caminata de ascenso al castillo se hace especial, desde la iglesia me dirijo a la colina en la cordillera rocosa que se asoma por encima de la aldea. Caminando por sus estrechas calles y callejuelas me encuentro con hermosas casas antiguas y pórticos tallados, continúo por sinuosas pendientes de cantos rodados que me sacan de la aldea y me acercan ahí donde los restos de las murallas se funden con la roca, recorro senderos entre ruinas, muros y matorrales descubriendo los restos del castillo y con la meta de el único edificio que se eleva en el interior del recinto, la capilla del s.XI.
Es un precioso paseo desde el pueblo con unas impresionantes vistas del pueblo, las colinas, el valle agrícola y los montes del Luberon. A ambos lados de la cresta se encuentran las ruinas de la muralla, restos de tres perímetros defensivos construidos en los s. 13, 14 y 16 y  que se asoman sobre el acantilado vertical y en lo más alto se descubre la capilla; en este lugar una estimulante sensación de paz y tranquilidad me invade, la vista panorámica es increíble, un silencio turbador me rodea.

Saliendo por la parte trasera de la capilla localizo una pista que poco después se convierte en sendero que rodea un embalse. Paseo por un bosque de robles, piedras y matorrales, también algunos puntos de picnic hasta llegar a la pasarela de retención de agua del embalse.
Desde este punto se contempla el lugar estratégico de la construcción del castillo, las ruinas de los muros y la capilla se reflejan es este curioso embalse de agua sobre el que cuelgan en vertical los acantilados que soportan el castillo, hay un silencio sobrecogedor y el eco que se transmite me recuerda el de los altos circos pirenaicos que he visitado.
Desde el embalse sigo bajando en dirección a unos molinos de viento que se encuentran sobre una roca, en el otro extremo del pueblo, estos dos  molinos datan del s. XVII. Desde este lugar tengo una clara vista de los alrededores y del sitio que forman la aldea adosada al acantilado del castillo.
Mientras el sol cae y los colores del atardecer inundan el paisaje me relajo, descanso de este duro día y me dedico a disfrutar de la tranquilidad que me rodea. A la noche me siento en un banco al lado de una farola en la plaza de la pernocta, con la novela y el hermoso panorama del valle nocturno.




COLORADO RUSTREL

Salgo de St Saturnin les Apt direccion a este formidable parque natural, el tiempo empeora y caen fuerte chubascos que me obligan a parar en un parking en la cercana aldea de Rustrel en espera de una mejoria 43.92361-00548415. Esta pequeña aldea parece que no ha logrado aprovechar el atractivo turistico de Colorado Rustrel permaneciendo en su estado rustico antiguo y natural con casas de piedra de estilo rural, pequeñas callejuelas y plazas, un castillo del s. XIV con dependencias municipales y hotel, una pequeña tienda de ultramarinos, una terraza y un par de tiendas de artesania, en conjunto es tranquilo, discreto y placentero para pasear.
A media mañana del dia siguiente parece que se empiezan a abrir claros en el cielo y el sol aparece, primero timidamente, y posteriormente el calor y la luz vuelven a invadir el horizonte con un cielo todavia un poco turbio por nubes sueltas. Me pongo el equipo de treking, la mochila con agua, comida y marcho a pie al cercano parking, media hora, inicio de la visita a Colorado Rustrel.

El parking es de pago, AC 6 euros y la pernocta 10 euros, el acceso al parque es gratuito. La ruta se encuentra balizada con tres colores correspondientes a tres circuitos que se combinan entre sí, siendo el recorrido conjunto de 15 km, subo por una amplia pista que me eleva sobre el valle de rojas arenas y que me permite una amplia vista del conjunto de este sitio excepcional y un anticipo del paisaje insólito que voy a visitar.
A mis pies descubro las esculturas y acantilados erosionadas, una tierra hermosa y diferente con una gama de colores de la tierra, más de 20 tonos ocre, pequeños pináculos, barrancos y rocas, el paseo a través del Colorado y a través del bosque es realmente agradable, la lluvia de la noche y el día anterior a dejado un aire fresco y puro que transmite con fuerza el aroma de la tierra y el bosque, los colores de la húmeda tierra vibran con fuerza e intensidad bajo el sol del mediodía, me rodea una vegetación intensa en la que destacan rocas y pequeñas colinas de piedra arenisca con sus colores cálidos, rojizos, saturados... Siguiendo por un bonito sendero balizado atravesando el bosque empiezo a bajar por terreno arenoso, continuo por el rio de arena y llego al circo.

Este especial lugar surgió hace más de un siglo con la explotación del ocre convirtiéndose en un importante centro de producción de mineral ferruginoso, ahora las canteras abandonadas se han abierto a los visitantes por cuyo recorrido encuentro vestigios de esta explotación, vías de vagonetas, tubos de hierro, maquinas abandonadas, cabañas de obreros o maquinaria.
Siguiendo el sendero balizado o las huellas dejadas por otros visitantes paso al pie de acantilados dorados que se levantan majestuosamente sobre las arenas, resultado de la erosión, la lluvia y el viento, junto con la mano del hombre, parece un inmenso pastel con capas de diferentes tonalidades, rojas, naranjas, amarillas y blancas.
Acompañado del murmullo de agua de arroyos y riachuelos que caen de pequeñas cascadas llego al llamado, con el sugerente nombre de "Sahara", donde me encuentro en una increíble sucesión de rocas y grandes dunas de arenas de óxido, el terreno anima a un "sube una duna y baja otra duna" todo esto acompañado de los árboles que nacen de esta misma tierra roja proporcionando una nota de contraste y color a este mágico lugar.






APT

Después de la serie de pueblecitos encantadores y esplendidos parajes naturales recorridos Apt me pareció una población sin mucho que ver, realice un recorrido por su centro histórico buscando algunos rincones pintorescos, plazas y calles de un tipo rural al que me he acostumbrado en este viaje. Pero en el contraste me pareció demasiado sobria.
A no ser que la visita se realice en sábado, no fue mi caso, con  la animación de su famoso gran mercado de los sábados a la mañana, la villa se anima, el gran mercado ocupa las plazas y calles del centro que se desbordan de frutas y verduras de todos los agricultores de las comarcas circundantes que ofrecen productos provenzales de todo tipo, variedades de miel, productos Bio del Luberon, artesanos, tejidos coloridos provenzales, todo ello acompañado de animación callejera de músicos, organillos, cómicos...

Apt gozó de cierto auge durante la época del pontificado aviñonés, posteriormente sufrió destrozos y masacres durante las guerras de religión y a continuación la peste en 1720, quedando relegada en el apogeo agrícola que tuvo la región. La importancia se la dio el Ocre, hoy considerada capital del Ocre conserva la única fábrica todavía en explotación.

Recorriendo la calle de los mercaderes, donde se concentra el comercio, paso por debajo del campanario puerta de la catedral del s.XI y XII, continuo por la calle St Pierre, también comercial y que conduce a la puerta de Saignon vestigio del recinto amurallado de la ciudad, callejeo un poco buscando retiros tranquilos, encantadoras calles que me conducen por los rincones más solitarios y encantadores de la vieja ciudad, antiguas fuentes y pequeñas plazas arboladas, encuentro algunos que me permitirán recordarla, describirla y abandono Apt para visitar un conjunto de  pueblecitos encantadores por la montaña del Luberon.





MENERBES

A la entrada de esta bella población me encuentro dos parking, el P1 con vistas al valle y al otro lado de la carretera  el P2 indicado como de larga duración, me quedo en el primero 4383155- 005.20800 que a pesar de uso general con todo tipo de vehículos (en esta época avanzada es tranquilo) tengo una bella vista panorámica desde el parabrisas de la furgo. También hay próximo un baño público y gratuito de limpieza automática.
En este parking voy a pasar varias noches ya que usare este lugar como centro de visitas en unas poblaciones encantadoras de esta parte del Luberon.
Este precioso pueblo de piedra se extiende encaramado en lo alto de una larga cresta montañosa con vistas majestuosas a ambos lados de los estupendos paisajes de los montes del Luberon, Vaucluse y un vasto territorio agrícola. Este formidable pueblo forma parte de la categoría de "Les Plus Beaux Villages de France".

Del parking se accede a la villa inferior ubicada en una especie de collado o puerto de donde parte los accesos a la villa superior. En este lugar es  donde se concentra la poca actividad comercial de esta tranquila población, discretos hoteles, vinotecas, restaurantes, terrazas, oficina de turismo y pequeños supermercados, todo envuelto en un aire de serenidad, un equilibrio perfecto entre lo turístico y lo natural.
Después de explorar esta ciudad baja me adentro en la alta, remontando rampas entre callejuelas estrechas que suben arriba y abajo entre hermosos edificios restaurados, antiguas murallas y torreones encaramados al acantilado.
La población se extiende en el paisaje como si fuera un gigantesco navío, protegido en un extremo por la ciudadela del sXIII y por el otro el Castillo.

La encantadora aldea superior, considerada inexpugnable, se encontraba defendida por dos fortalezas, el viejo castillo y la ciudadela del s.XIII reconstruido en el s.XVI, torreones y los restos del camino de ronda se asientan al borde del precipicio facilitándonos unas bellas vistas naturales que compiten en hermosura con las edificaciones que estoy atravesando.
Todo tiene un estupendo aspecto natural, como parado en el tiempo, intocable a lo largo de los siglos, no hay tiendas o comercios, puertas y ventanas de viviendas se asoman a estas pequeñas calles. Quizás por ello este lugar ha atraído a lo largo de este siglo a un gran número de artistas e intelectuales entre los que destacan, Picasso, Camus, Staël, Peter Mayle, que inspiraron o recrearon sus obras en este lugar. Quizás su propio nombre tenga este sentido gracias al  patronazgo de Minerva, diosa de la sabiduría y las artes.

En la edad media toda la región cayó bajo el control del Vaticano, fue un enclave Papal en el medio de la Provenza y continuaron incluso después del fin del papado de Avignon, durante más de cinco siglos, desde 1274 hasta la revolución francesa.
Menerbes atravesó momentos trágicos durante las guerras de religión, siendo originalmente leal al papado, fue tomada por 150 hugonotes en 1573. Siendo sitiada por los católicos con más de 15.000 soldados durante 5 años, a pesar de esta importante diferencia de fuerzas los 150 soldados protestantes sitiados resistieron, antes de rendirse en una desafiante procesión acompañada de banderas y tambores al ejercito católico, al parecer su rendición fue debida a la falta de agua potable.


En lo alto de la villa se encuentra la bella place de l'Horloge dominada por el beffroi del ayuntamiento con un campanario de hierro forjado del sXVIII. Esta tranquila plaza es una bonita atalaya del grandioso paraje circundante. Pasando por debajo del campanario un soportal se abre hacia una magnifica vista de las llanuras cultivadas de extensos viñedos "Côtes du Luberon" y pequeñas aldeas rodeadas de huertas.
En esta plaza también se encuentra el museo del "saca corchos" y degustación de los vinos del Luberon, en la foto se localiza por el barril.
En la tranquilidad de la noche, solo alterada por las horas que señalaba campanario,  me sentaba en este encantador lugar a leer, en las escaleras del portal que aparece en la foto inferior y bajo la luz de la farola. Los pocos turistas permanecían en los cafés y terrazas de la ciudad baja dejando abandonado al reposo y a la placidez este bello rincón.


La cara norte de los montes del Luberon es húmeda y de carácter más alpino son escarpadas, boscosas y extremadamente fría en invierno, mientras que las faldas meridionales bañadas constantemente por el sol desciende poca a poco al llano, son mediterráneas por su fragancia y aspecto en general.
En el lado norte, pequeñas aldeas se agarran tenazmente a las faldas de la montaña, una abandonadas como Oppède le Vieux y otras disfrutando de un renovado esplendor como Lacoste y Menerbes.
Siendo un lugar de una salvaje y natural belleza que atrae a numerosos turistas internacionales, muy popular entre estadunidenses y japoneses. Para poner término de antemano a un turismo de masas que pudiera destrozar el entorno, en 1977 una gran parte del Luberon fue declarada reserva natural.

Al final del recorrido, en el extremo de la cresta, me encuentro con la iglesia y el pequeño, solitario y arcaico cementerio. Desde este lugar fuera de la villa también se contemplan una bellos panoramas del entorno envuelto de un ambiente rural y natural.
En Mènerbes estoy 3 noches ya que además de usar este lugar como punto de partida en la visita de la zona, sufrí una fuerte tormenta cuyo centro se localizaba en las Gorges de L'Ardeche, tormenta que provocó grandes  inundaciones, ahí donde había estado días antes, causando varios muertos.
Bajo el influjo de los truenos y la visión de los relámpagos me acomode en la furgo y esperar con la compañía de un libro y música a que terminase este espectáculo (durante el viaje estoy comentando mucho el hecho de mis noches de lectura ya que esta actividad forma parte del descanso nocturno, la relajación después de un fuerte día de agitación, pueblo arriba, pueblo abajo; dentro de la logística de este viaje llevaba 2000 páginas de lecturas en varios libros). En los momentos en los que la climatología me permitía salir de la furgo me daba unos paseos entre los viñedos e higueras de Mènerbes, la recolección ha sido otro lujo en este viaje.




OPPÈDE-LE-VIEUX

Oppède le Vieux es un magnifico pueblo construido sobre un promontorio rocoso, en una ubicación especial y rodeado de exuberante vegetación, huertas, viñas y los espesos bosques de la cara norte del Luberon  que junto a los profundos acantilados forman un impresionante paisaje.
La aldea forma parte del Parque Regional del Luberon y ha sabido conservar su patrimonio histórico arquitectónico aportándole un encanto especial, gracias a una inteligente reconstrucción se le ha mantenido en una espléndida tradición evitándole una recuperación artificiosa, sus ruinas y sus viejas piedras tienen un encanto incomparable y una atmosfera de antigüedad en estado puro y salvaje.
Descubierta en su abandono, fue devuelta a la vida gracias a la intervención de artistas y escritores que se emplearon en la restauración de esta forma sutil, preservando su autenticidad.


El paseo por este precioso y arcaico casco antiguo tiene algo de secreto, una sorpresa similar a la que puede producir las ruinas de una abadía o un castillo, piedras con la pátina del desgaste del tiempo producen un encanto raro y especial, caminando por sus calles entre las ruinas de muros y casas abandonadas talladas en la roca donde los arboles crecen a través de las paredes de piedra.
La naturaleza ha ido ocupando su antiguo espacio, fusionándose lo natural y lo urbano con este hechizo especial, donde el tiempo permanece suspendido.
Me aguarda un laberinto de antiguas calles empedradas y senderos que fueron caminos en otro tiempo y hoy se conservan para poder explorar esta antigua aldea de casas medievales y del s.XVI entre matorrales, cipreses y jardines escalonados. Descubro encantos incomparable en esta aldea fuera de lo común y lejos del bullicio de otras poblaciones, aldea que permite soñar e imaginar cómo pudo ser la vida aquí.

La mayor actividad de la aldea me la encuentro en la parte baja, la que atraviesa la carretera, esta es la antigua plaza de la aldea y hoy ocupada por restaurantes, terrazas y algo de actividad comercial. Desde esta plaza, pasando bajo la antigua puerta de la villa, se accede a la villa superior.
Subo zigzagueando por la calle empinada que sube a la colina de la aldea, entre misteriosas ruinas la calle termina en la antigua iglesia del sXII y las ruinas del castillo construido por los condes de Toulouse.
Desde la terraza delante de la iglesia tengo una bella vista de los tejados de Oppede y el paisaje natural que abarca la planicie de Vaucluse y Mènerbes, desde la colegiata y el castillo veo como caen  las paredes en vertical sobre un profundo barranco y frondosos bosques.


Me encuentro en un lugar cargado de historia, este castillo fue construido por el Conde Ramón VI de Toulouse, posteriormente paso a manos de los señores de Baux y posteriormente a la familia Meynier, uno de sus miembros fue el iniciador de la masacre de los Valdenses:
Los Valdenses fueron una secta de predicadores laicos fundada en el s.XII, rechazaba toda autoridad papal y reclamaba una vida que siguiera las sagradas escrituras. En 1184 sus seguidores fueron excomulgados, a pesar de esto el movimiento se propago por Italia, Francia, Suiza, Austria y Alemania. Su estricto seguimiento de la biblia hace que los Valdenses se muestren como un movimiento pre reformista y así en 1532, sobre todo los que vivían en los valles alpinos del sur, adoptaran el protestantismo de Calvino. A partir de entonces en Provenza, los Valdenses compartieron el destino de la implacable persecución por parte de la Liga Católica. El Luberon se convirtió en 1545 en el escenario del sangriento exterminio de los fieles al movimiento, 19 pueblos sospechosos fueron incendiados, más de 3000 personas asesinadas y otras muchas condenadas a galeras. Los supervivientes  huyeron a los pueblos de montaña.


ION LUZEA

Mayo 24, 2015, 17:06:20 pm #6 Ultima modificación: Mayo 24, 2015, 17:16:39 pm por ION LUZEA
6 - la aldea de Lacoste;   Bonnieux;   Ansouis ;   y     terminando el viaje en Lourmarin.




LACOSTE

Lacoste se sitúa en el corazón del parque natural del Luberon, comienzo la visita desde el parking en la parte inferior del pueblo en el que se puede pernoctar 43.83511 - 005.27182. Subo en un fascinante paseo a través de angostas calles y callejuelas adoquinadas con piedras pulidas por el tiempo, ascendiendo por la rue Calade voy dejando atrás puertas, portales y fachadas medievales, no encuentro ni una sola construcción de más, ni un desliz arquitectónico pone en tela de juicio la homogeneidad estética de esta aldea cuidadosamente cuidada y conservado por sus propios habitantes.
Encantadora, hermosa, pintoresca y absolutamente tranquila, Lacoste es un pueblo tan placentero que no sorprende que el castillo que se encuentra en su cima actualmente sea propiedad de Pierre Cardin, un ilustre veraneante de esta población. La película de Ridley Scott, "Un buen año" historia de amor entre viñedos protagonizada por Russel Crown y basada el best seler de Meter Mayle "Un año en Provenza" tiene sus localizaciones en esta población  y en Gordes.
Al final de la magnífica subida llego a las ruinas del castillo, desde este lugar de silencio, sol y piedra me encuentro con una preciosa vista del Luberon, sus campos, colinas y pequeñas poblaciones entre las que destaca su antigua rival Bonnieux, el pasado protestante de Lacoste alimento una enemistad febril durante largo tiempo contra Bonnieux, localidad vecina partidaria del Papa.
Lacoste se encuentra sobre la ladeara oriental del Petit Luberon, la subida la he hecho tarde, con el sol de poniente y la aldea en sombra, motivo por el que las fotos tienen un halo sombrío, grisáceo y triste. Mañana volveré a visitarla con el brillo del amanecer iluminando vigorosamente las viejas piedras de esta preciosa  población tendida sobre la ladera como en una cascada de oro. Retorno a pernoctar a Menerbes, pero tristemente amanece con una cerrada niebla, la primera que veo en este viaje, espero a que se limpie pero al final marcho a la próxima Bonnieux.


Desde lo alto de la colina disfruto del  sol se hunde por el horizonte y rodeado de esta tranquilidad descanso ya que el pueblo se encuentra en las sombras del atardecer, desde aquí contemplo el castillo, parcialmente ruinoso, parcialmente acondicionado y con una curiosa historia.
En 1716 la localidad paso a formar parte de los dominios del abuelo del famoso y polémico marqués de Sade, en 1774 cuando los  textos del marques sembraban el pánico en las altas esferas de Paris y a la sombra de una amenaza de muerte que se cernía, el marqués de Sade escogió esconderse en este castillo para ponerse a salvo de sus difamadores. Durante 30 años residió aquí o lo empleo como refugió en más de una ocasión.
El castillo fue devastado durante la revolución francesa, hoy parte se encuentra rehabilitado como residencia de Pierre Cardin, el cual ha dispuesto un pequeño museo para su visita.




BONNIEUX

Bonnieux se alza sobre una cresta estrecha, un afloramiento rocoso entre las montañas del petit y el grand Luberon en una excelente y céntrica ubicación que se eleva sobre el valle, al norte de la montaña.
Mientras espero a que levante la niebla me sitúo en su historia. Alrededor del s.X el pueblo abandona el valle y se desplaza a esta ladera en busca de protección, las antiguas murallas de la aldea fueron construidas en el s.XIII permaneciendo actualmente varios lienzos de muralla y dos portales de acceso a la antigua población.
En el s.XIV la aldea perteneció al papado, siendo residencia de obispos hasta la revolución francesa, y su desarrollo siguió el mismo destino que el de Avignon, durante este periodo se construyen magnificas residencias de los s.XVI al s.XVIII y convirtiéndose en una rica e influyente aldea.

He dejado el vehículo en la parte baja de la villa, una fuerte pendiente me conduce al "Haut-Bonnieux", traspaso las poternas de las antiguas murallas del s.XIII y continuo por estrechas calles, por túneles formados por bajas arcadas de casas retranqueadas y oprimidas por los restos de las murallas, casas que se extienden sobre la ladera en una sorprendente armonía de colores, tonos y formas.
Continúo entre numerosas y pequeñas tiendas de cerámica, artesanía, vinotecas... y antes de proseguir  con la ascensión me doy un paseo entre el cinturón de callejuelas admirando esta bella arquitectura, por la que entre casa y casa, vislumbro los admirables paisajes de los alrededores.
Atravesando un pórtico, remontando una rampa y poco antes de llegar a la plataforma de la iglesia hay unos miradores panorámicos con tablas informativas que me permite descubrir la hermosa vista de la llanura con los cultivos de viñas, cereales, frutales, cerezos y lavanda. Sobre este campo destacan las pequeñas poblaciones medievales como Lacoste (ahora visible sin la niebla) y en el horizonte  los montes de Vaucluse.


Desde este punto panorámico solo resta atravesar el portón y subir las escaleras que me conducen a la plataforma donde se encuentra la antigua iglesia del s.XII al s.XV. Este es un lugar encantador, me encuentro en lo más alto de la villa y un lugar en el que destaca además de la iglesia el parque natural con grandes cedros y unas estupendas vistas desde su parapeto.
En este lugar se encontraba el castillo que protegía la villa, pero fue destruido y su mampostería reciclada para construir viviendas en ciudad.
La calle más antigua del pueblo se encuentra por debajo de la iglesia y el antiguo espacio del castillo, una empinada calle me permite bajar desde la iglesia entre casas de más de 800 años de antigüedad, casas que en parte se encuentran talladas en la roca, y junto a estas viviendas descubro las cuevas que fueron en su nacimiento las  primeras viviendas de esta población, hoy convertidas en bodegas y almacenes.

Terminada la visita a Bonnieux continuo viaje hacia el sur, atravieso los montes de Luberon por una abrupta carretera, la ruta sinuosa, entre curvas atraviesa gargantas estrechas y abruptas abiertas en el macizo por el río L'Aigne Brun, continuo bajando por valles que me permiten ver bonitas panorámicas de la naturaleza de estos montes.
La ruta sigue la divisoria de lo que se llama el Gran Luberon al Este del macizo y el Petit Luberon al Oeste, el paisaje  se torna mediterráneo con su flora más característica. Rebaso a la aldea de Lourmarin, que visitare a la vuelta, ahora me dirijo a la población de Ansouis.




ANSOUIS

Al cruzar el Luberon y encontrarme en su parte más meridional, descubro que la niebla que me ha acompañado buena parte de la mañana continua al sur del Luberon. Cuando me acerco a esta formidable población catalogada como "Les Plus beaux villages de France" aparece su imagen despuntando sobre un gran campo de viñas, velada por la niebla me impide verla en todo su esplendor.
Bellamente situada al sur del Luberon y al abrigo del Mistral, la villa de Ansouis se extiende majestuosamente por una pendiente dorándose apaciblemente al sol y bajo la sombra protectora del prestigioso castillo medieval del s.XI.
Camino por un conjunto de callejones y  estrechas calles entre casas medievales y renacentistas primorosamente conservadas y restauradas de los s. XV y XVII, recorriendo este laberinto de callejuelas agradables y tranquilas descubro antiguas puertas medievales, pequeñas plazas pintorescas, callejones salpicados de discretas tiendas y talleres de artesanos, el encanto, la serenidad y la sencillez reinan aquí.

Este agradable paseo me conduce al castillo cuyo desarrollo resume mil años de historia de arquitectura militar. A la austeridad de la fortaleza medieval con torretas, muros, almenas y matacanes de diferentes épocas, se le opone una fachada clásica de residencia del s.XVII.
En la misma plaza del castillo se encuentra la iglesia de San Martin del s.XII, construida sobre el primer recinto fortificado del castillo y donde sus muros parecen adaptados a un uso más militar que religioso. En esta plaza se abre una espléndida terraza que me ofrece un vasto panorama sobre el paisaje de viñas, lastima de la densa niebla que cubre cielo, tierra y villa sumiendo la población en un hálito de tenso silencio.
Dando un último y agradable paseo por el pueblo regreso al parking, mi próxima etapa va a ser la población de Lourmarin y última visita de estas deliciosas vacaciones.
Abandonando Ansouis la niebla desaparece dando paso a un cielo intenso, un excelso azul  que me permitirá despedirme de estas tierras con un satisfecho recuerdo.




LOURMARIN

Aparece esta población catalogada como "les plus beaux villages de France", se encuentra suavemente instalada sobre una herbosa planicie y rodeada de olivos, viñedos, árboles frutales y densos bosques que forman un bonito entorno estético en un bello ambiente muy agradable.
La aldea es de arquitectura típica mediterránea con estrechas y sinuosas interesantes callejuelas, encantadoras casas restauradas, plazas públicas sombreadas y antiguas fuentes agradables y refrescantes. El paseo es muy animado, hoy domingo es mercado de artesanía por lo que la población ha recibido numerosos visitantes, galerías de arte, boutiques de artesanos y tejidos, numerosas terrazas, cafés y restaurantes tienen abiertas sus puertas para la ocasión, aun con este alboroto realizo una agradable visita. Visita que realizo con cierta nostalgia adelantada pensando en el retorno postvacacional.


Saliendo de sus típicas calles comerciales subo por suaves pendientes que me llevan a la iglesia románica de Saint Andre, en este lugar residencial encuentro un remanso de paz y hermoso silencio melancólico rodeado de discretas y hermosas casas bellamente cuidadas y decoradas.
El escritor y ganador del premio nobel de literatura Albert Camus encontró la inspiración en este lugar, escribió, vivió y murió en Lourmarin, hoy reposa a la sombra de los cipreses en el cementerio de esta localidad.
El atardecer está cerca y el bochorno de la tarde me acompaña, continuo la exploración de la aldea paseando por sus campos, entre olivos y rústicos muros de piedras, separado  de la aldea hay un bello castillo del s. XV - XVI con un gran campo de olivos, en su interior se pueden visitar varios apartamentos y una gran biblioteca con 28.000 ejemplares.


Con una mezcla de tristeza por el fin de las vacaciones y el retorno a la monótona vida, y de alegría por las experiencias, recuerdos, nuevos conocimientos, el agradable cansancio producto del ejercicio físico, la excitante actividad de la búsqueda de lo asombroso, lo sublime y perdurable en el recuerdo, abandono esta población.
El sol en el horizonte se encuentra muy bajo y la distancia a Arles, lugar donde pernoctare esta última noche, está cerca. Mientras atravieso campos y poblaciones veo las señalizaciones que llevan a las próximas ciudades de Aix en Provence y Salon de Provence que originalmente se encontraban en mi plan de ruta, solo hubiese necesitado un par de días, jornadas perdidas con las pocas tormentas o lluvias que ralentizaron mí ya provechoso viaje.
En Arles pernocto en el mismo lugar, me asomo al Ródano y sentado en el puerto veo el horizonte teñirse de rojo en un apacible anochecer sobre esta tierra maravillosa que me ha proporcionado veintidós días de una hermosa vida. Cae la noche, las luces de la ciudad se reflejan en el río, las estrellas aparecen en el cielo, una pareja pasea por el muelle y me viene al recuerdo la obra de Van Gogh "noche estrellada sobre el Ródano" pintada en este mismo lugar.


luca torelli petrosino

ION LUZEA,,,,Felicitarle por el viaje tan bonito y tambien por el inmenso trabajo,impresionante,,,me lo decargare los pdf y ya los leere con mas tranquilidad...cuantos dias fueron  su viaje? la zona de Pont d,arc y las Gorges de l'Ardèche son muy turisticas para ir en finde semana deverano? Tengo pensado ir a  los Dolomitas cuando pueda y me gustaria desviarme para ver esa zona . GRACIAS por compartir .


ION LUZEA

Cita de: luca torelli petrosino en Mayo 24, 2015, 19:12:17 pm
ION LUZEA,,,,Felicitarle por el viaje tan bonito y tambien por el inmenso trabajo,impresionante,,,me lo decargare los pdf y ya los leere con mas tranquilidad...cuantos dias fueron  su viaje? la zona de Pont d,arc y las Gorges de l'Ardèche son muy turisticas para ir en finde semana deverano? Tengo pensado ir a  los Dolomitas cuando pueda y me gustaria desviarme para ver esa zona . GRACIAS por compartir .


Saludos
Fueron 22 días bien aprovechados ya que las distancias entre poblaciones es pequeña, todo el viaje de desde la primera población SETE a la ultima LOURMARIN son solo mil kilómetros, una media de menos de 50 km diarios.
Las zonas de Pont d,arc y l'ardeche son muy turísticas, pero un turismo de actividad, senderismo, kayac, pequeñas poblaciones muy rurales  y que posiblemente tengan un turismo particular. De todas formas yo he estado en septiembre y como ves en las fotos esta todo bastante tranquilo.

Josse

 :)
Impresionante relato..
Donde pernoctaste ?

Iosaneta

Junio 10, 2015, 22:50:42 pm #10 Ultima modificación: Junio 11, 2015, 23:11:22 pm por Iosaneta
Pedazo cronica  .ereselmejor me la guardo, prácticamente conocemos casi todos los sitios pero algunos desconocemos así que para la próxima ampliamos recorrido, que ya va tocando revisitar la .baba maravillosa Provence...

Gracias...
Salud.2
Iosaneta III - Iosaneta IV

LA VIDA ES UN MISTERIO A DESCUBRIR, NO UN PROBLEMA A RESOLVER.

Josse

Junio 11, 2015, 09:55:26 am #11 Ultima modificación: Junio 12, 2015, 08:11:34 am por Josse
Sorry, veo que en areas de A.C.
.palmas .palmas

Josse

Hace poco que hemos regresamos de la Provenza y la verdad que ha sido un viaje muy guapo...
Gracias por la información.
.palmas .palmas

CAMPERVOY

Bonito, la Provence es una pasada...
          Pero mejor que en furgo, lo ideal es viajarlo en bicicleta, con tus alforjas y... carretera. Ahí si que disfrutas de cada kilómetro. Y en primavera, en abril o mayo es ya el no-va-más..
Anton

Iosaneta

Yo también recomiendo viajar en Mayo mas que en verano, solo que no se puede disfrutar de la Lavanda que es sobre julio, pero la primavera es realmente fantástica por esas tierras, hay poco turismo y se respira tranquilidad por todos los lados.

Y los Alpes Provenzales son una pasada, 100% recomendables...
Salud.2
Iosaneta III - Iosaneta IV

LA VIDA ES UN MISTERIO A DESCUBRIR, NO UN PROBLEMA A RESOLVER.