[ISLANDIA] Regreso a la Isla Handia (52d). Julio-Agosto-25

Iniciado por KoldoS, Octubre 09, 2025, 23:16:10 pm

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KoldoS

Noviembre 05, 2025, 17:12:54 pm #30 Ultima modificación: Noviembre 26, 2025, 22:04:00 pm por KoldoS
Acabo de recibir un correo de la asociacion Ferdafelag qye gestiona los refugios de la ruta Laugavegur, avisándome que mañana a las 12:00 GMT abren el proceso de reserva para el mes de julio del 2026 en los refugio de la Laugavegur.

Si alguien tiene intención de hacerlo por su cuenta usando los refugios y tiene interés en hacer las reservas, que me escriba un mensaje privado y le paso el link.

Josse

Saludos...
 .palmas  .palmas  .palmas
Peazo de relato y muy buena/interesante la información que contiene.
Nosotros estuvimos hace ya unos años y fué uno de los viajes mas bonitos que hemos realizado.
Salimos de Barcelona y le didicamos a esta escapada casi un mes..

KoldoS

Cita de: Josse en Noviembre 22, 2025, 19:39:50 pmSaludos...
 .palmas  .palmas  .palmas
Peazo de relato y muy buena/interesante la información que contiene.
Nosotros estuvimos hace ya unos años y fué uno de los viajes mas bonitos que hemos realizado.
Salimos de Barcelona y le didicamos a esta escapada casi un mes..

Gracias por leer.

Sí, para mi también es de los mejores viajes que hemos hecho. De ahí la necesidad de repetir. Lástima que sea tan caro llegar hasta allí, si no igual me volvía una tercera vez.

Pero bueno, el mundo es muy grande (incluso Europa) y hay muchos sitios a los que ir que merecen la pena.

ENANO

Yo estoy deseando mi tercera vez😅, este año por el tema solar iremos a Tromso unos días pero si no fuera por eso a Islandia de cabeza.

Damaker+

Uuuuaaa lo pillo calentito, aún no he podido leer todo, me lo reservo para unos ratos de lectura tranquila y ya de paso me veo también el de 2015.

Gracias por compartir KoldoS

KoldoS

Cita de: ENANO en Noviembre 28, 2025, 08:37:12 amYo estoy deseando mi tercera vez😅, este año por el tema solar iremos a Tromso unos días pero si no fuera por eso a Islandia de cabeza.

Puf, Noruega. Otro destino de los de disfrutar a tope de los grandes espacios abiertos.

Algún día volveremos tambien hasta allí para recorrer las partes que se nos quedaron en el tintero en el 2008.

KoldoS

Cita de: Damaker+ en Diciembre 01, 2025, 18:50:54 pmUuuuaaa lo pillo calentito, aún no he podido leer todo, me lo reservo para unos ratos de lectura tranquila y ya de paso me veo también el de 2015.

Gracias por compartir KoldoS



Pues ya puedes ir reservando unos ratos bien largos. Porque aquella me quedó un buen totxo y esta va camino de serlo.

Y voy con otra etapa. La quinta.

KoldoS

Diciembre 14, 2025, 21:42:32 pm #37 Ultima modificación: Diciembre 14, 2025, 21:45:03 pm por KoldoS
Día 9 (miércoles) Crucero por las Feroe



Hoy nos despertamos tarde. El barco se mueve más que ayer, pero tampoco nada que suponga un problema y hemos dormido bien. Nos levantamos sobre las 10:00 y arrancamos otro duro día de vacaciones. Ducha, desayuno y seguimos con nuestra estresante rutina. Nos acomodamos en una de las butacas de la biblioteca y dejamos pasar el tiempo sin remordimientos.

No sé si será una impresión equivocada, pero este año me parece que hay menos gente en el ferry. El embarque fue ayer mucho más relajado que hace 10 años y siempre encontramos alguna mesa o butaca en la que sentarnos, sin tener que andar recorriendo todos los rincones del barco.

También echo una ojeada a la información turística que hay junto a la recepción y me entretengo mirando el hipnótico punto rojo que indica por donde va el ferry en medio del Atlántico Norte. Hoy tenemos un entretenimiento extra. A la tarde pasamos por las Islas Feroe y hacemos escala en Torshvan, su capital. La llegada a puerto está prevista para las 18:00 y el panel informativo da cuenta de algo novedoso para nosotros. Dos horas antes del atraque se abren las bodegas durante un cuarto de hora (16:00 - 16:15) en el que se permite bajar a los vehículos. Se supone que es para que los que se quedan allí bajen todas las cosas y luego agilizar el desembarco. Pero yo aprovecho y bajo también a ver cómo está todo. Y ya de paso conecto la batería y enciendo el frigo. No ha perdido mucho frío, pero por si acaso. Por delante nos quedan menos de 20 h de viaje y eso fijo que lo aguanta mi batería.

Los de Elorrio también han bajado a la furgo y han comprobado que el frigo va bien. Su batería no ha bajado mucho. Les llega a Islandia sin problemas. Está bien saber que la práctica confirma los cálculos teóricos. Para otra vez ya sé. Ah! Y tampoco tuvieron problemas en el embarque con la longitud de la furgo al llevar el cajón en el portabicis. Mejor, para la vuelta me ahorro el quita y pon.

Cuando por fin llegamos a divisar la costa feroense, salimos todos a cubierta ansiosos por no perdernos ningún detalle. Hace bastante buen tiempo, pero la bruma desluce las fotos.



Cuando enfilamos la entrada al puerto de Torshavn todas nuestras miradas se dirigen a la pequeña península de Tinganes, donde se ubica la sede del gobierno nacional de las islas. La más grande de las casas rojas que se agolpan en ese estrecho saliente y que son lo más llamativo de la ciudad.

Bueno, y también llama nuestra atención un conjunto de trainerillas entrenando en los alrededores del puerto. Hay varias, tanto masculinas como femeninas. Pero el estilo y atuendo de los arraunlaris nos dice que no conforman una cuadrilla demasiado trabajada. Aunque quien sabe, igual acaban tomando parte en nuestras regatas y compitiendo contra las traineras del Cantábrico. A alguno que conozco no le importaría lo más mínimo ir a remar a la bandera de Torshavn.



Cuando atracamos en el puerto me acerco a recepción. En algún relato que leí para el viaje del 2015 se decía que en esta escala se podía bajar a tierra y dar una vuelta. Pero el personal de abordo me confirma lo que ya sospechaba. Las puertas solo están abiertas para los que se quedan aquí. La escala es corta y no da tiempo para eso, paramos lo justo para que desembarquen los que se bajan y embarquen los que están esperando en la terminal.

Así es que volvemos a subir a cubierta y nos preparamos para disfrutar del crucero entre islas que describe el ferry en su búsqueda del camino hacia Islandia. Nosotros lo conocemos y sabemos lo que vamos a ver. Pero eso no resta un ápice a la belleza del recorrido. Si acaso, le pone un punto más de nerviosismo al ser conscientes de lo que tenemos por delante. Lo malo es que, para cuando dejamos el puerto, el cielo se ha cubierto y ha empezado a lloviznar. Lástima!

En cualquier caso, con lluvia o sin lluvia, las 2h que dura la travesía entre islas e islotes vuelve a ser espectacular y cubre las expectativas del más exigente de los aspirantes a fotógrafos que pululamos por la cubierta. No hay momento para tomarse un respiro. Además, este año me he animado a sacar algunos videos. Fundamentalmente panorámicas 180º o 360º. He hecho una edición básica (lo mío no son los videos) y las voy a ir subiendo. Aunque ya aviso que el resultado es de andar por casa. No hacen justicia a los paisajes, pero sirven para hacerse una mejor idea y creo que complementan a las fotos.







Cuando salimos del último canal la mayor parte de la gente se retira al interior, pero yo me quedo esperando la maravillosa traca final que vimos en el 2015. Sin embargo, pronto me doy cuenta de que han cambiado la trayectoria y el ferry ya no gira para ir un rato paralelo a la costa. Enseguida enfilamos hacia mar abierto y me quedo con la miel en los labios. Ya no se ven la cascada, los stacks de Tjornuvik y los acantilados superpuestos. Una pena.

En fin, finalizado el crucero, voy a recepción y compro la tarjeta camping-card. Se nota que ahora la pernocta por libre está prohibida y el número de campings que entran en la tarjeta ha bajado mucho desde el 2015. La verdad es que no sé si ahora merece ya la pena, pero nosotros vamos para 5 semanas y pienso que raro será que no pueda amortizar los casi 180 € que me sale al cambio.

Y, sin más que contar, nos vamos pronto al sobre. Mañana llegamos temprano a Seydisfjordur y tenemos que dejar pronto los camarotes. Qué nervios!



furguerbox

Brutal Islandia y brutal crónica, yo estoy dandole vueltas para el año que viene visitarla con la furgo ( ya he estado otras dos veces si ella) y tengo un muy buen amigo alli de guia. Sumo a las dos empresas que mencionabas, con la suya www.mundonorte.com  ( no me llevo nada eh) jejej.

Esperando más aventuras...

KoldoS

Cita de: furguerbox en Diciembre 16, 2025, 15:38:05 pmBrutal Islandia y brutal crónica, yo estoy dandole vueltas para el año que viene visitarla con la furgo ( ya he estado otras dos veces si ella) y tengo un muy buen amigo alli de guia. Sumo a las dos empresas que mencionabas, con la suya www.mundonorte.com  ( no me llevo nada eh) jejej.

Esperando más aventuras...

Gracias por leer y hacermelo saber. Siempre se agradece y ayuda a seguir.

Y efectivamente, Islandia es brutal en muchos sentidos. Si puedes, te animo a volver con la furgo. Seguro que la vuelves a disfrutar un rato. Y si tienes un amigo que anda de guía por allí, pues dispones de informacion de primera mano para conocer lugares algo menos conocidos.

Y no digo desconocidos, porque creo que ya no los hay, salvo que te metas de expedición por las tierras altas (y aún así...). Pero seguro que te ayuda a conocer cosas que merezcan la pena fuera de los circuitos turísticos más trillados.

Y me apunto la empresa.


KoldoS

2 - Ruta Viknaslodir: el primer trekking


Día 10 (jueves) Llegada a Islandia y primeras cascadas


Seydisfjordur - Gufufoss - Fardagafoss - Hengifoss - Eggilstadir
Recorrido día: 114 km (Total acumulado : 2910 km)



La megafonía del ferry nos despierta a las 7:00 (hora de abordo). A las 8:30 hay que dejar libre el camarote y las bodegas se abren de 8:30 a 8:45 para poder bajar todos los trastos a los vehículos. Así es que nos hacemos los remolones un rato y arrancamos media hora después. En una hora nos da tiempo de sobra para ducharnos, desayunar y recoger todo.

Bajamos a la furgo a dejar las cosas y vemos que todo está bien. La batería me marca al 80% y el frigo ok. Los de Elorrio tampoco han tenido problemas y la nevera les ha aguantado los 2 días de travesía.

De vuelta arriba, encontramos una mesa junto a la biblioteca y pasamos el rato hasta que el movimiento nervioso de la gente nos indica que hay tierra la vista. Y como parece que hace bueno, subimos a cubierta y disfrutamos de las vistas mientras vamos acercándonos poco a poco a nuestro lejano destino.

Doblamos la punta con el faro naranja y entramos en el fiordo de Seydisfjordur. Ahora sí que sentimos que hemos llegado a Islandia. Cuando nos vemos rodeados de esas paredes en las que reconocemos los colores imposibles de esta tierra: sus extraños tonos rojizos y esa amplia gama de verdes que parecen de otro planeta. Los fotógrafos se mueven nerviosos de un lado a otro buscando el mejor encuadre y las caras de los viajeros denotan ilusión y ganas por pisar tierra e iniciar su periplo por la isla.




Cuando atracamos en puerto son las 8:30 en tierra (9:30 a bordo). Nos metemos dentro y nos acercamos a la escalera que nos toca, armados de paciencia para soportar la espera. Pero para nuestra sorpresa, aquello se empieza a mover en seguida y con bastante rapidez. Para cuando nos damos cuenta ya estamos sentados en la furgo y desembarcando. Nada que ver con la desesperante lentitud del 2015. La salida del ferry y paso por la aduana también es mucho más ágil.

En la aduana sí que vemos parar a algún que otro vehículo, pero la inmensa mayoría pasamos sin que nadie nos dirija ni una sola palabra. Aunque sí nos da la impresión de que los agentes de aduana van controlando que todos los vehículos que llegamos estamos registrados y nos tienen controlados.

En este sentido, este año tuvimos que hacer un nuevo trámite con respecto al 2015. Uno o dos meses antes del viaje recibimos un email de la oficina de aduanas islandesa (Skatturinn) en el que se nos instaba a registrar la importación temporal de nuestro vehículo. Importación? La verdad es que me quedé ojiplático e incluso me temí un posible timo. Porque hace diez años no hice nada de eso y en ninguna parte había leído que hubiera que hacerlo. Así es que escribí un correo a Smyrill Line para que me confirmara si tenía que hacer tal cosa. Al fin y al cabo, ellos eran quienes trasladaban los coches "importados" y deberían saberlo. Además, mi reserva con la naviera era la única fuente de la que esa supuesta agencia podía haber sacado la información sobre nuestra furgo.

Para ganar tiempo, también llamé al Consulado de Islandia en Barcelona y pregunté sobre el tema. Su respuesta me dejó más perdido que antes. Ya que no tenían muy claro el procedimiento Supongo que no dí con la persona adecuada y solo me dijo que siguiera las instrucciones que me daban desde aduanas. Menos mal que los de Smyril Line sí que me respondieron indicándome que había que registrar los vehículos, pero que no tenía coste si la "importación" era para menos de 12 meses.
En fin, la cosa es que ahora hay que registrar on-line tu vehículo a través del link que te mandan (creo recordar que te piden algún documento). Y en la aduana da la impresión de que van comprobando que tu matrícula está en la lista. Igual solo paran a aquellos que no se han registrado o vete tú a saber. Pero en ninguno de los dos viajes que hemos hecho nos han revisado lo que llevamos encima o si cumplimos los límites en la importación de productos que marcan sus normas.

Pasada la aduana, atravesamos la población de Seydisfjordur (es habitual que población y fiordo compartan nombre) y salimos de ella sin detenernos. Ya habrá tiempo para ello a la vuelta. Empezamos a subir el puerto por la carretera 93 y repetimos la primera parada junto a la cascada de Gufufoss. Que por ser la primera, siempre resulta especial. Aunque es cierto que poco a poco irá quedando un tanto relegada en la lista de cascadas favoritas, por la mayor espectacularidad de las que vendrán después.



Aprovechamos para tomarnos un café y subimos también a la parte de arriba de la cascada. De forma que pasamos un buen rato para que la caravana de coches que venimos del ferry se vaya dispersando. Después reempredemos la marcha y avanzamos un par de kms hasta el monumento de Thorbjörn Arnoddsson. Dejamos la furgo en el parking y bajamos paseando hasta el monumento formado con columnas de basalto. Desde aquí se tienen unas buenas vistas del fiordo en un día que se va despejando poco a poco. Junto a las columnas corre el mismo río que forma la cascada anterior y aquí también presenta varios saltos, aunque mucho más modestos.

De vuelta a la furgo, aprovecho para montar de nuevo el cajón en el portabicis y descarto subir al Bjólfur, mirador natural sobre el fiordo (unas 2h30 de subida). Tenía buenas referencias sobre él, pero pienso que el paisaje será similar al que podamos ver en la ruta Viknaslodir y seguimos adelante.



Arriba nos encontramos con que en el puerto no queda ya nada de nieve. Hace diez años por estas fechas a los lados de la calzada la nieve cubría todo lo que alcanzaba la vista y el lago aún estaba helado. Ya nos había parecido que las cascadas traían menos agua y esto confirma nuestra percepción.

Poco antes de iniciar el descenso hacia Eggilstadir, pasamos junto al Heavier Mountain, obra de un artista local que representa a los residentes nativos del este de Islandia y su relación con los largos y oscuros inviernos de la región. Reduzco para entrar al parking, pero el firme de la bajada no me da buena espina y lo que vemos desde la carretera, unos cubos pintados, tampoco nos parece que merezca la pena. Así es que seguimos para abajo.

Bajamos el puerto con buenas vistas al valle y al lago Logurinn, y casi abajo vemos un parking en el que hay un cartel y varios coches. Paramos y comprobamos que es el acceso a la cascada Fardagafoss. En este caso la cascada no está a pie de carretera y hay que dar un paseo de aproximadamente 1 km y poco más de 100 m de desnivel. Nos calzamos las botas y allá que nos vamos. El acceso se hace por una pista y a mitad de camino se ve otra pequeña cascada metida en el cañón.

Finalmente, la pista da paso a un sendero desde el que ya se empieza a ver Fardagafoss y que termina en un mirador. Aún se puede continuar un poco más y bajar por un sendero más expuesto, en el que te encuentras algún tramo de escalones en no muy buen estado y una cadena para ayudarse. Hay un punto en el que la pendiente, el terreno descompuesto y la humedad hacen que resbale y tengas que subir/bajar con cuidado. Pero tampoco supone mayor complicación el llegar casi hasta la base de la cascada.



A continuación nos dirigimos a Eggilstadir en busca de información. Entre los folletos que cogí en el ferry hay una especie de guía de servicios en el que aparece uno de autobuses entre Borgarfjordur y Eggilstadir. Justo el que nos faltaba para completar la logística de la ruta Viknaslodir.

Las señales de información turística nos llevan hasta el camping y paramos a preguntar. Los de recepción/información nos atienden muy amablemente e incluso llaman al transportista para confirmar precio (2000 ISK/persona, unos 14 €) y horarios. Todos los días laborales salen del camping de Borgarfjordur a las 8:00 y después regresa desde Eggilstadir a no recuerdo qué hora (su página web marca que ahora en invierno es a las 12:00). Perfecto, solucionado el tema del transporte, miramos la previsión del tiempo y parece que estos días son aprovechables. Mañana se nubla y puede que llueva un poco, pero luego vienen un par de días de buen tiempo. Salvo el sábado, que trae algo de lluvia.

Decidido, mañana arrancamos nuestro primer trekking en Islandia. Y lo haremos en sentido Seydisfjordur a Borgarfjordur, para poder empezar a andar antes. Dudamos incluso si coger el bus 93 de las 16:00 a Seydisfjordur y dormir hoy allí en el camping (entra en la camping-card). Pero tenemos que preparar todo y vamos muy justos. Preferimos andar tranquilos y decidimos dormir aquí para estar en el punto de unión de ambos transportes y no depender de conexiones o de posibles retrasos.

Así es que para matar la tarde nos vamos a ver las cascadas de Hengifoss y Litlanesfoss, dos cascadas que ya conocemos. Ambas se visitan en una sencilla ruta de unos 5 kms y 300 m de desnivel (Rother 18), que parte de un parking a pie de la 933. Aquí tomamos contacto con una nueva realidad en la Islandia de hoy: toca rascarse el bolsillo por aparcar en la mayoría de los lugares turísticos. En muchos de ellos hay que pagar mediante la app Parka o con el móvil haciendo uso del QR visible en los carteles del parking. Pero aquí hay parquímetro y se puede pagar con la tarjeta. También hay cámaras vigilando para que nadie se vaya sin abonar el impuesto revolucionario. En este caso son 1000 ISK (unos 7 € de nada) y si se hacen varias visitas al día (algo típico en la isla) el goteo es continuo, llegando a cansar.

Otra diferencia que ya empezamos a notar en estas primeras visitas es que el volumen de gente ha crecido una barbaridad. El parking que en el 2015 era relativamente pequeño y sin asfaltar, es ahora un mega-aparcamiento asfaltado y con servicios. Además, hay muchos coches y casi lo llenan. Creo que nuestra imagen idílica del país va a bajar algún punto que otro.

Abonado el parking, iniciamos la ruta que ahora se puede hacer circular y subimos por la parte izquierda del río. Primero pasamos por el mirador desde el que se ve Litlanesfoss y comprobamos que también trae mucha menos agua que en el 2015. Se ve que este ha sido un año seco o que el deshielo se ha adelantado bastante haciendo caer su caudal para estas fechas. Ahora su forma de corbata no es tan evidente, pero sigue enmarcada entre las omnipresentes columnas de basalto.



Seguimos subiendo y llegamos al puente por el que se cruza el río para volver por el otro lado. Hengifoss ya se ha empezado a ver allá al fondo, pero el camino aún sigue un rato más hasta llegar al mirador final situado frente a ella. El último tramo se cubre por un camino preparado con madera y cerrado para no salirse de él. Por suerte, aún no han cerrado la zona a partir del mirador y se puede seguir un poco más por el río. Teniendo en cuenta la tendencia a limitar las zonas accesibles, no creo que esto se pueda hacer durante mucho más tiempo.

Este año el río trae muy poca agua y se llega sin gran dificultad hasta la misma base de la cascada. Desde aquí la perspectiva cambia bastante. El chorro se abre y con este caudal apenas pasa de ser una fina cortina de agua que va cambiando de forma en función de por dónde se desvía mayor cantidad. Estoy al borde del pozo donde se precipita la cascada y apenas me moja.

Hengifoss sigue siendo una de las cascadas más altas de Islandia y su verdadera magnitud se aprecia mejor desde el mirador. Una caída de 120 m por un anfiteatro de pared negra decorada con trazos rojizos. Una de las tantas maravillas que se pueden ver por aquí. La reducción de su caudal le resta un punto de espectacularidad, pero tengo claro que ha merecido la pena repetir la visita.




Retrocedemos hasta el puente y bajamos dando un rodeo por la margen derecha. Me parece menos interesante que la izquierda, pero así vemos otra perspectiva del cañón de basalto en el que se sitúa Litlanefoss (aunque desde aquí no se vea la cascada) y bajamos al parking disfrutando de una bonita vista del valle.



Finalmente, pasadas las 19:00, volvemos a Eggilstadir y nos dirigimos directamente al camping. Hacemos el check-in y nos quedamos asustados con el precio. Este camping no entra en la tarjeta camping-card y nos cobran 5900 ISK por una noche (2500 ISK/adulto + 900 ISK por la furgo). Al cambio eso es algo más de 40 €. Como todos los campings salgan a este precio está claro que vamos a amortizar la tarjeta. Ya había leído que los precios habían subido mucho, pero estamos hablando de subidas que rondan el 70% en 10 años! Una barbaridad. La camping-card ha pasado de 108 € a 180 € y yo tenía apuntado que un camping para dos personas salía por unos 20 € en el 2015. Si todo ha subido en la misma medida, lo que ya era caro entonces ahora va a estar prohibitivo.

En fin, pasado el susto inicial, vamos a acomodarnos en la zona que nos han asignado. El camping tiene varias partes y la principal está llena. Por lo que nos mandan al otro lado de la calle, en lo que parece ser una zona de ampliación. Pues bien, nuestro asombro (y un punto de indignación) aumenta cuando llegamos y vemos que no es más que una campa sin preparar, poco nivelada y llena de baches. No tiene parcelas delimitadas (algo general en Islandia) y está también bastante ocupada. No queda mucho sitio libre y nos quedamos en el que nos parece menos malo. Para colmo, los servicios están al otro lado de la calle (también los desagües para ACs) y nos parecen escasos para la cantidad de gente que hay en el camping. Por lo menos hay lavadora, aunque nosotros no la necesitamos todavía.

En fin, es lo que hay. Preparamos las mochilas para el trekking (hay madre, que esto peso más de lo que recordaba), cenamos y pronto al sobre. Hoy dormimos con los nervios previos al inicio de un trekking de varios días. Qué nos encontraremos en la ruta? Tendremos suerte con el tiempo? Y lo que es más inquietante, nos arreglaremos con la tienda y podremos volver a dormir en el suelo como cuando éramos jóvenes? Ay ene, en qué nos hemos metido!





KoldoS

Ayer a las 19:11:19 #41 Ultima modificación: Ayer a las 19:36:18 por KoldoS
Día 11 (viernes) Primera etapa: Seydisfjordur a Lodmundarfjordur



Eggilstadir - Seydisfjordur - Lodmundarfjordur
Recorrido día: 39 km (Total acumulado : 2949 km)

Características de la ruta: 21,9 km, + 779 m, -773 m (track aproximado en sentido opuesto)



Nos levantamos a las 7:30 y salimos con la furgo al parking de la entrada, donde aparcamos en una plaza en la que pueda quedarse unos días y no moleste. Desayunamos, acabamos de preparar los últimos detalles de las mochilas y salimos cerrando la furgo con todos los sistemas de seguridad que tenemos. Para que no haya malos entendidos, dejamos las persianas y remis abiertos. Así de paso, las barras, cinchas y cierres también son visibles.

Los de información no nos han especificado el lugar exacto del parking donde para el autobús, así es que nos pertrechamos con todos los trastos a la entrada del camping y esperamos pacientemente a la hora prevista de pasada del bus. Se supone que sale a las 8:50 de otro punto de Eggilstadir y que pasa a las 9:00 por aquí. Pero por si acaso, estamos listos para antes de las 8:45.

Pues bien. Pasadas las 9:00 por aquí no aparece ningún autobús a Seydisfjordur. Sí que vemos algunos buses de compañías privadas (tanto grandes, como pequeños) a los que vamos preguntando su destino. Pero nada. Sobre las 9:30 ya nos tememos que no va a venir. Los de información nos dicen que solo para si hay gente esperando. Cómo? Esperando dónde? Como no haya pasado por la calle, no me lo explico. Porque al parking ya te digo yo que no ha entrado ningún bus al que no hayamos preguntado.

En fin, con un cabreo monumental, vemos que no tiene ningún sentido seguir aquí y nos toca cambio de planes. A poco de dar las 10:00 salimos del parking y dejamos la furgo en un pequeño aparcamiento a la salida de Eggilstadir. Hemos leído que el autostop sigue funcionando en Islandia y hacemos un intento a la desesperada. A pocos kms de esta salida está el cruce de la 93 con la 94. Así es que hacemos dedo por si suena la flauta y alguien nos puede llevar bien hasta Seydisfjordur, bien hasta Borgarfjordur. No tenemos preferencia por empezar a andar desde un punto o desde el otro. Suponemos que será más probable pillar a alguien que vaya al primero, ya que está mucho más cerca. Pero tampoco tenemos muchas esperanzas, por lo que nos damos un margen de 30 minutos.

En ese tiempo no pasan muchos coches y solo nos para una camioneta. Va en dirección a Borgarfjordur, pero se queda a muchos kms de ella. Así es que se lo agradecemos, pero no nos convence. Quedarnos a medio camino y a expensas de que, con suerte, nos pare alguien a vete tu a saber qué hora, no es un plan que nos atraiga en absoluto.

Por lo que, pasada esa media hora que nos hemos dado, metemos de nuevo todo en la furgo y arrancamos en dirección a Seydisfjordur. Si lo llegamos a saber, hubiéramos dormido allí y nos hubiéramos ahorrado el sablazo del camping.

En Seydisfjordur, y tras preguntar en varios sitios, acabamos aparcando la furgo enfrente de la tienda y oficina de información. Preguntamos también allí si podemos dejar la furgo durante 4 días, insistiendo en que vamos a hacer el trekking y que la furgo quedaría vacía. Yo diría que eso les sorprende e, incluso, agrada. Se ve que no es un trekking que hagan muchos turistas. La cosa es que el encargado me confirma que no hay problema. Incluso sale de la oficina y me pregunta cual es la furgo para tenerla controlada. La verdad es que así nos vamos mucho más tranquilos.

Total, que arrancamos a andar a poco de dar las 12:00. Una hora intempestiva para empezar una ruta, pero es lo que hay. Según mis notas tenemos por delante 14 km y un sube-baja de unos 600 m de desnivel, que mi track fija en unas 5h30 de caminata. A esto hay que sumarle la distancia que nos separa del inicio de la ruta, ya que esta no empieza en el centro urbano donde hemos dejado la furgo y que yo muy optimistamente he calculado en unos 4 o 5 kms extra. Creo que hoy vamos a llegar tarde. Menos mal que contamos con todas las horas de luz que queramos, porque en estas latitudes casi no hay noche por estas fechas.

Atravesamos el casco urbano, pasamos junto al camping y salimos de la población por la 951, que bordea el fiordo por su orilla norte. Para nuestra sorpresa no vamos solos. Hay gente caminando en lo que parece ser un PR o ruta local, que luego veremos que va hasta la cascada que vimos desde el ferry.



Toda esta primera parte de aproximación es prácticamente llana y se hace a buen paso. Pero a la media hora de caminata la mochila nos empieza a pesar y tirar hacia atrás. Las tiras se nos clavan en los hombros y nos miramos con cara de "ya lo hemos vuelto a hacer". Nos parece que hemos cargado demasiado las mochilas y tenemos que parar. Cambiar de sitio alguna cosa que molesta, reajustar las sujeciones para que acople mejor a la espalda y que el peso descanse en su sitio. Y, sobre todo, mucha labor de coaching. Venga, que esto ya lo conocemos. Que solo es hasta que el cuerpo se acostumbre...

Lo malo es que se ha cubierto y las nubes han bajado mucho. En cuanto empecemos a subir nos vamos a meter en ella y nos vamos a mojar. Así es que cubrimos con plásticos los aislantes, la tienda y lo que llevamos fuera de la mochila. De todos modos, lo que más nos fastidia es no poder admirar el fiordo en todo su esplendor. Apenas vemos el agua y las orillas. Las montañas se intuyen, pero solo se ve el inicio de sus laderas. Aunque desde esta perspectiva ya lo vimos al llegar en el ferry, me temo que nos vamos a quedar sin ver la panorámica desde arriba. No tiene pinta de levantar.



Pasamos junto a varias granjas, en una de las cuales hay una vieja Iveco 4x4 customizada y llegamos a la cascada de Vestdalsfossar. Hay un sendero marcado que sube hacia ella y vemos varios grupos que se dirigen hacia allí. Pero ahora mismo está cubierta por bastante niebla y no se ve gran cosa, por lo que seguimos adelante. No vamos con tiempo de sobra para andar entreteniéndonos.



Finalmente, tras casi 2h, encontramos un cartel que indica el inicio de la ruta 41 y abandonamos la pista/carretera 951 para empezar a subir por un sendero marcado con estacas amarillas. Han sido 7 kms extra de aproximación. Se ve que tengo buen ojo para calcular distancias. Madre mía, el día que salimos tarde la ruta se nos va a ir por encima de los 20 kms.

A poco de empezar a subir nos metemos en la nube y la visibilidad se reduce bastante. No hay problema para seguir la ruta porque, además de llevar el GPS, el sendero está bastante bien marcado y las estacas se siguen viendo a cierta distancia. Pero la niebla no nos deja ver el paisaje y empezamos a dudar si hemos elegido bien el día. Por suerte, la nube no es demasiado densa y de vez en cuando se abre, sorprendiéndonos con alguna cascada que hasta ese momento solo intuíamos por su sonido.



En algunos puntos el sendero se desvía del track que llevamos en el GPS, pero siempre se ve que vamos en la misma dirección y las estacas no dejan lugar a las dudas. Simplemente parece que lo han marcado recientemente y que han modificado algo el recorrido.

Según vamos cogiendo altura empezamos a salir de la nube y ganamos en visibilidad. Después de todo parece que no vamos a tener tan mala suerte. Aprovechamos y paramos a comer los sandwitches que hemos preparado esta mañana. Un respiro que nos viene muy bien. Lo malo es volver a ponerse la mochila. El cuerpo aún se resiste a la aclimatación y protesta. Pero nos hacemos los valientes y nos engañamos mutuamente. Cómo vas? Yo, muy bien, ni se nota que llevamos más peso del habitual. Esto es una guerra sicológica y ninguno queremos dar muestras de flaqueza.

Seguimos subiendo los últimos metros y llegamos arriba sobre las 16:30 tras haber salvado 600 m en algo menos de 5 kms. Mirando hacia atrás, nos encontramos por encima de un mar de nubes bajo las cuales está el fiordo. Y entre esas nubes emergen los montes de la otra orilla. Tiene su encanto, pero es una lástima no poder ver todo el fiordo desde aquí.



Durante un rato vamos caminando por un páramo pedregoso, salpicado con alguna que otra zona de verde escandaloso. Se nota claramente por donde corre el agua, porque el líquen que crece a su alrededor es lo único que parece tener vida en un paisaje tan desolado como este. Aquí el viento azota fuerte y la sensación térmica es baja. Y eso que a ratos empezamos a ver el sol, porque las nubes se dispersan y se mueven a bastante velocidad.

De todos modos, enseguida empezamos a bajar. El sendero sigue estando bien marcado y es fácil de seguir. El terreno empieza a ser más verde y cruzamos algunos riachuelos. Primero, en la parte alta, pasando sobre piedras para salvar el escaso caudal. Pero más abajo los hilillos de agua dan paso a saltos y pequeñas cascadas que nos van acompañando. El cauce ya va cogiendo más anchura y nos encontramos algún puente metálico para cruzarlo.



Pasadas las 18:00 y sobre las 6h30 de ruta, nos asomamos al Lodmundarfjordur. El día ha mejorado bastante y la nube atrapada en el fiordo no nos impide disfrutar de él. Ya que aquí apenas es una fina capa blanca que nos permite ver tanto por encima, como por debajo de ella.

Vamos faldeando por la orilla sur del fiordo mientras perdemos altura poco a poco y nos aproximamos a la playa que cierra el Lodmundarfjordur. Según nos vamos acercando a ella vemos varias edificaciones y suponemos que una de ellas será el refugio. Pero cuando llegamos al arenal comprobamos que el track aún nos marca un par de kms hasta el final de etapa. Puf! Llevamos 19 kms en las piernas y van a dar las 20:00. Creo que nos van a pesar estos últimos kms.



Además, las ganas de llegar al refugio nos ha hecho tirar directos hacia uno de esas edificaciones y nos damos cuenta de que hemos perdido las estacas. El track nos lleva hacia una alambrada y está claro que por ahí no se puede seguir. Parece que en esta zona también han cambiado la ruta y no nos hemos dado cuenta. Ampliamos la escala en el GPS y vemos un camino que lleva a una casa y va en la dirección que nos interesa. Así es que lo cogemos, pasamos junto a la casa que ahora está vacía y, tras cruzar el río por un puente, acabamos llegando a la pista F946. Toda esta zona que recorre el trekking está casi deshabitada y apenas hay alguna granja que otra en los fiordos. El acceso a ellas solo es posible en 4x4 a través de pistas como esta. Es una zona casi virgen y resulta muy gratificante caminar por ella en soledad. Desde que dejamos atrás la cascada y el PR de Seydisfjordur no nos hemos encontrado con nadie. Hasta llegar a la playa, los únicos vestigios de presencia humana que hemos encontrado son las estacas que señalan la ruta, un par de puentes y los restos de una antigua línea telefónica.

Cansados y ansiosos por acabar la etapa, recorremos el último tramo por la pista. Son 3 kms que se nos hacen muy largos. Sobre todo hasta que divisamos el mástil con la bandera islandesa que indica la situación del refugio de Lodmundarfjordur. Al final han sido 21,9 kms, 779 m de desnivel positivo y otros tantos de bajada. Buen tute para dar inicio a nuestros trekkings por Islandia.

En el refugio hay bastante gente, pero somos los únicos que vamos con tienda. Todos son islandeses, salvo un matrimonio de San Martin (Caribe) que viajan en un monstruo 4x4 (un camión reconvertido en autocaravana). Ella habla algo de castellano y nos cuenta que están recorriendo medio mundo desde el 2021 y que de aquí saltarán a Groenlandia. Qué envidia! Yo de mayor quiero ser como ellos.

Entre los islandeses hay dos grupos. Unos jóvenes que están haciendo la ruta en sentido contrario al nuestro y que lo acaban mañana en Seydisfjordur. Y un grupo de mediana edad con el que vamos a coincidir todas las noches y que viajan con guías en grupo organizado. Van solo con la mochila de día encima y el equipaje se lo llevan de refugio en refugio.

Vamos a la casa que hace las veces de recepción y nos llevamos la grata sorpresa de que la guardesa, una señora bastante mayor, habla algo de castellano. Esto nos facilita mucho la labor, porque no hay cobertura telefónica para pagar con tarjeta y tampoco llevamos efectivo. Así es que nos coge los datos de la VISA y firmamos un recibo para que nos pasen el cobro más tarde desde la civilización. La acampada sale por 2500 ISK/persona y el uso de las instalaciones comunes (carpa, cocina, menaje y demás) por no recuerdo cuanto. Pero el que hace el transporte de los equipajes resulta ser el "jefe" (no sé si el dueño de los refugios o quien lleva el negocio) y le dice que no nos lo cobre. Lo que ya no sé decir es si nos lo perdona o si solo se cobra a los que pasan por allí sin estar acampados. Además, tenemos la suerte de que las duchas salen gratis porque la máquina de cobro está estropeada.

Montamos la tienda y nos pegamos una estupenda ducha caliente. Eso sí, hay que secarse rápido y ponerse la ropa a todo correr para no quedarse pajarito. La temperatura ha bajado mucho y tenemos que ponernos todas las capas de abrigo de que disponemos. Y ya, sin más dilación, nos vamos a la carpa para cenar. Hemos traído el hornillo, pero aquí no hace falta. La carpa dispone de cocina de gas y de todos los utensilios necesarios (putxeros, cazos, platos, cubiertos y demás), además de mesas y bancos corridos donde comer a resguardo. Hervimos agua y preparamos nuestro menú 5 estrellas Michelin: un sobre de pasta a la bolognesa deshidratada, una lata (hoy tocan sardinas) y un café descafeinado. Todo medido para que la comida que acarreamos nos dure los 4 días.

Hacemos un rato de sobremesa planificando la jornada de mañana y nos vamos al sobre. Hoy volvemos a dormir en el suelo después de treinta y tantos años. Ya ni nos acordamos de ello, por lo que es casi como estrenarse. Veremos como lo aguantan nuestros huesos y cuanto baja la temperatura. Ahora mismo hace bastante frío fuera de la tienda, pero dentro de los sacos se está a gusto.