Tocándonos las bolas... del remolque.

[viano]

A nadie le sorprende a estas alturas la fama de tocapelotas de los inspectores de las estaciones de inspección técnica de vehículos.

Nosotros, por ejemplo, ya desmontamos directamente el portabicicletas cada año para no tener que aguantar sermones e incluso vejaciones sin fundamento en la ITV: un año nos hicieron incluso quitarlo porque decían que los catadióptricos repetidores eran triangulares, cuando en realidad no lo son al ser iluminados, que es lo que cuenta.

Luego, cuando ya te han hecho perder el día y les llevas la documentación que lo acredita te dicen que todo OK.

La movida de este año no sabemos si es por culpa de los de la fábrica de Mercedes-Benz o de los de homologaciones. El caso es que en nuestra ficha técnica viene escrita una contraseña de homologación diferente de la que Westfalia tiene troquelada en el bastidor de origen en nuestra furgo.

Este año (tras no darse cuenta en ninguna inspección anterior) nos han hecho repetir el trámite y pedir una certificación a la fábrica de Mercedes para acreditar que nuestro enganche extraible es el original cuando se entregó el vehículo. Y -claro- pagar la tasa otra vez.

A veces se comportan como seguratas de discoteca de tercera o cabos chusqueros del ejército. Joder por deporte. Y encima sin que nosotros tengamos la culpa.

Eso sí: la bola desmontable es una gozada de comodidad y discreción. Merece la pena que te las toquen una vez al año.

Los que la tengáis, no olvidéis ponerle un sedal de náilon antipérdida a la pieza roja que resguarda del polvo la vaina de encastre. Así siempre entrará como un guante, sin suciedad.