Crónica de un viaje breve pero intenso
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Os comparto la crónica de un viaje corto en días, pero enorme en vivencias: veinte jornadas recorriendo Paraguay en una Dodge Sprinter junto a mi pareja. Un viaje en carretera, con el corazón abierto a paisajes, encuentros y sorpresas. Para ir abriendo boca, aquí una foto de la motorhome:
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Partimos desde Asunción, en el barrio de Luque, donde está el aeropuerto. Elegimos quedarnos un día allí en un Airbnb, y por casualidad la dueña de la furgoneta vivía en la misma zona. El calor nos recibió sin piedad: más de 40 grados, humedad densa, un bochorno de esos que abruma. Por fortuna, la Sprinter llevaba un aire acondicionado que se convirtió en nuestro aliado.
Después de firmar en la notaría nos explicaron el funcionamiento de la furgoneta. Al verla tan enorme, confieso que me encogí un poco; pero pronto me fui acomodando a su largo, su ancho y su altura descomunal ya que por lo que he visto en Paraguay, los vehículos mismos son quienes podan los árboles de las calles. risas
Pusimos rumbo a Itá, famosa por su arena roja y yacarés. Al salir de la ciudad nos tragamos los primeros atascos, pero antes de huir del tráfico hicimos parada obligada en un centro comercial para abastecernos de carne. Durante casi todo el viaje, la parrilla fue religión: hubo asado en casi cada día, con su humo lento y su sabor a casa.
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En Itá pasamos cuatro días, durmiendo en la furgoneta aparcada en el rancho de un familiar. Visitábamos parientes, pero siempre con un ojo puesto en la Sprinter: aquella mole llamaba demasiado la atención, y yo, sin saber bien el nivel real de riesgo, salía a revisarla de vez en cuando.
Itá
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Sobre las carreteras: la Ruta 2 es la joya asfaltada, con tramos de hasta tres carriles. Las demás, una aventura. En algunas, los camiones habían dibujado surcos tan hondos que el volante parecía querer obedecer a la huella de otros, buen susto me pegue. De noche, descartado viajar: sin alumbrado, motos sin luces ni casco, señales de reductores de velocidad ocultos bajo ramas... mejor siempre a la luz del día.
Un domingo, tras despedirnos de Itá, pusimos rumbo al Este. Hernandarias nos esperaba, pero antes la tormenta tropical nos dio la bienvenida: gotas gordas que convertían las carreteras secundarias en piscinas. La Sprinter, aunque no tenía tracción especial, se portó como una bestia noble. Eso sí: la noche nos alcanzó y con ella el vértigo de los caminos mojados. Fue toda una odisea.
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Ojo el cableado:
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Hernandarias antiguamente se llamaba Tacurú Pucú traducido Hormiguero grande:
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El coche que alquilamos para ir a Brasil
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Llegamos pasada la medianoche a casa de un familiar, donde pasamos cinco días. Allí también manda la tierra roja. Para movernos alquilamos un coche sencillo, con el que cruzamos la frontera hasta Brasil. Atravesamos Ciudad del Este --caótica, caótica de verdad-- rumbo a las Cataratas de Iguazú. El cruce de frontera fue una aventura caótica, pero al final la recompensa fue ese espectáculo de agua indomable, que no cabe en fotos ni en palabras.
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Un bicho palo en el parque nacional
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Cruzando la frontera .malabares
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En medio de esa etapa, la furgoneta nos jugó una travesura: empezó a oler a azufre, y al final descubrimos que una de las baterías había muerto. La llevamos a reparar en Santa Rita, camino de Encarnación. En esa misma ruta nos paró la caminera (la Guardia Civil de aquí): luces apagadas. La multa parecía inevitable, pero ya conocía la historia de los sobornos... 300.000 guaranies (40 euros) cambiaron de manos y seguimos, con esto ya casi me dan la nacionalidad paraguaya.
En Encarnación, durante los carnavales, todo era música y comparsas. Pasamos cuatro días allí antes de seguir hacia San Ignacio, donde dormimos en un camping solitario. Nadie más, sólo nosotros y la calma. Allí la bomba de agua decidió fallar y tuve que hacer de electricista improvisado, empalmando cables.
Antes de llegar a Santa Rita, está este famoso tramo:
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Encarnación:
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Tenía que meter al bicho aún al llegar a Encarnación
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Justo metí la furgoneta se puso a diluviar
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El Hotel Rural de San Ignacio:
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.meparto .sombrero
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Más asado
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Invitada mientras hacía el asado
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Luego el camino nos llevó a Piribebuy, más cerca de Asunción. Verde, montañosa, con cerros que recordaban a Asturias. El camping estaba vacío, lo cual daba un aire fantasmal pero también de libertad total. Esa noche, con el asado encendido, el vigilante pasó a saludar; le dimos un trozo de carne y nos quedamos con la sensación de que habíamos hecho un pacto tácito de cuidado y compañía.
Camping en Pirebebuy
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La última parada fue San Bernardino, a orillas del lago Ypacaraí, espejo sereno bajo las nubes. Después, devolvimos la furgoneta y nos refugiamos en un hotel de cuatro estrellas: dos noches de colchón blando antes del vuelo de regreso a España.
San Bernardino
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Y así terminó este viaje breve, pero tan intenso que se grabó en la memoria con la fuerza de las brasas.
La furgoneta la alquilamos a 130 dólares por día
Fin.
Muy guapa la crónica, se lee con interés y de tirón. .palmas .palmas .palmas
Muchas gracias por compartirla, de esas latitudes hay pocas por el foro ;)
Sí, a mí también me ha gustado pero déjame que te diga que esa foto de la araña me convence para no ir por esos lugares. Odio las arañas.
Araña?
Pensé que era una nécora y que iba camino de la parrilla que tanto juego le ha dado .loco2 .vomito
.meparto .meparto
Cita de: Kenar en Septiembre 28, 2025, 00:13:53 amAraña?
Pensé que era una nécora y que iba camino de la parrilla que tanto juego le ha dado .loco2 .vomito
.meparto .meparto
.meparto .meparto .meparto
Cita de: Ephos en Septiembre 26, 2025, 17:58:04 pmEl presupuesto fue de 130 dólares por día
Los 130$ son más los gastos de alquileres, verdad? Porque me parece un gasto muy contenido.
Cita de: Ana.harley en Octubre 01, 2025, 11:53:27 amLos 130$ son más los gastos de alquileres, verdad? Porque me parece un gasto muy contenido.
Ya lo modifiqué expresandolo mejor, 130$ nos costo la furgo por día